Capítulo 3: The coach's son.

6.6K 729 52
                                    

"El destino es algo extraño,

 nunca se sabe cómo van a resultar las cosas:
pero si mantienes tu mente y corazón abierto, 
te prometo que encontraras tu propio destino algún día." 
-Tío Iroh (Avatar: La leyenda de Aang.)


El sol me iluminó el rostro haciendo que poco a poco mis ojos se abrieran, encontrándome un cuarto de un color azul pastel que me hizo sobresaltarme unos momentos de no saber dónde estaba; hasta que claro, recordé como fue que llegue a este punto.

Me levanté con precaución palpando entre las yemas de mis dedos una tela suave y sedosa que me hizo sentir en las nubes, tal vez porque yo dormía con una cobija gruesa e incómoda. Miré a mi derecha notando el lado de mi cama totalmente vacío, miré a mi izquierda notando una mesa de noche de color caoba.

-¡Ah...!- Jadeé con indignación al notar que en este no se encontraba mi paga, ¡el favor asqueroso que le había hecho no era gratis! ¡eh!

Traté de levantarme, dándome cuenta de lo terriblemente brusco que había sido conmigo la noche anterior el vejete este. Con esfuerzos me vestí con la misma ropa que traía por la noche y con aún más esfuerzo me aventure a salir de la habitación para irme o tal vez, reclamarle al entrenador.

Por cada pasillo en donde me adentraba, asomaba con lentitud la cabeza para poder huir o esconderme entre las sombras si el entrador se encontraba ahí. Sin embargo, esto no pasó.

Pasé por el comedor, el último punto donde me arriesgaba a pasar para después largarme del lugar. Cuando en la mesa una carta bien doblada se encontraba color blanco, de reojo miré y en letra cursiva encontré mi nombre en el sobre.

-Dante...- Leí antes de tomar el sobre entre mis dedos con precaución, al abrirlo el dinero cayó a mis pies.

Suspiré aliviado de ver mi paga, ya tengo dinero.

- ¿Quién eres tú?- Una voz suave pero firme habló detrás de mí.

Volteé y pude ver a un joven jodidamente apuesto mirándome desde la esquina del comedor.

- Un Freak.- solté sin más mirándolo de arriba abajo, sus ojos esmeraldas me miraron fijamente. Mi mente se dio cuenta que tal vez le estaba dando asco, era una lástima.

- Mucho gusto, mi nombre es Alan- Le miré sorpresivo de que si quiera me volviera a hablar, él tenía una enorme sonrisa en el rostro que de inmediato me hizo sentir confianza. Además que no parecía un hombre que pudiera hacerme daño, su cabello castaño (casi tirando a rubio) amarrado en una coleta le hacía ver tierno.

- Dante, mi nombre es Dante.- Traté de decirle no a la defensiva, pero que un humano me hablara amable me resultaba realmente extraño.

- ¿Dante? ¡Oh, como el de la historia!- Exclamó acortando la distancia entre él y yo, me di cuenta que era por lo menos 5 cm más alto que yo.

-¿Qué... historia?- Pronuncié arrastrando las palabras, como para que se diera cuenta que no sabía de lo que hablaba. En realidad, los freaks no teníamos derecho a ningún tipo de educación, las pocas cosas que aprendíamos las aprendíamos por nuestra cuenta. Además que las cosas que sabíamos del mundo fuera de las murallas de Wonderland eran solamente rumores.

-Oh...-Su sonrisa se achico al captarlo.- Lo siento, algún día te voy a prestar esa historia y si no sabes leer, yo la leeré por ti.

-¿Enserio?- Inevitablemente mi sonrisa apareció, él me la devolvió de inmediato.

-Sería un honor, ¡pero primero!- Alzó la voz de pronto acomodando su cabello revuelto.- Quisiera que me explicaras esto de Wonderland, mi padre y yo somos nuevos por aquí, lo cambiaron de la ONU hasta acá, y la verdad es que allá solo hacen investigaciones de los Freaks y se encargan de mantener la paz entre países.

-Los humanos lo conocen como el mundo de los freaks, piensan que no hay diferencia entre su mundo y nuestro mundo; que nosotros vivimos dignamente a cambio de trabajo o como se le llama, a cambio de los Freaks Show. Desde el momento en que naces, mandan a los freaks a pasar el resto de sus vidas en este infierno, aquí nos tienen cautivos porque tienen miedo. Eso es Wonderland, una prisión para nosotros.- Dije rápidamente, parecía exagerado decir que Wonderland era una prisión, puesto que era totalmente enorme ¡enserio casi como una ciudad!, pero Wonderland se sostenía de cuatro parte esenciales: La primera en qué consistía casi un 80% del lugar, un lugar turístico para los humanos en donde veían a los freaks más bonitos y menos deformes caminar por las calles como si fueran felices y demás espectáculos además del Freak Show, la segunda parte era un 15% para los lujos de los entrenadores además de sus viviendas, la tercera parte era un 3% de oficinas y demás (que desconocía que hacían) y un 2% era de los Freaks.

- ¿Cuál es tu Don?- Preguntó cambiando de tema abruptamente.

- Si quieres saberlo, ve al Freak Show de esta noche.- Contesté cansado de las preguntas, el humano me atosigaba. Caminé a dirección a mi camper con dinero en mano.

-¿A dónde vas?- Suspiré, que preguntón es.

- A mi camper.- Contesté abriendo la puerta y saliéndome, el chico era agradable pero castroso.    

Freak Show (Yaoi) (Saga completa) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora