Capítulo 18: Huracán entorpecido.

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"Todo callo atrás,
nadie logró ganar,

el dolor que me hizo recapacitar fue lo que me sujeto a ganar.
Todo fue por mi egoísmo,

que con el tiempo fue amor así mismo;

nadie logro convencerme,
 que la solución estaba al frente...
y mi alma descanso desesperadamente,

sin despidos ni repudios...

sin frecuencia,

que en si es demencia" .- Vane-18

Narra Alan.

-¿¡Dónde está el Ejercito Mundial?!- Gritó mi padre sin soltarme un segundo de la muñeca mientras gritoneaba a aquel grotesco aparató como si fuera el causante de todos sus problemas.

Lo miré un par de segundos antes de correr la vista hacía enfrente notando el ensordecedor caos de las personas, todas revoloteaban exigiendo una salida rápida del lugar; pero eran tantas las personas que exigían ese derecho que era casi inentendible puesto que todos hablaban a la vez, a lo lejos se veía una fumarola de humo y la tierra de repente retumbaba, los entrenadores trataban de localizarse con la ONU y con el Ejercito Mundial pero no había respuesta, los freaks de pronto se lanzaban a atacar a los humanos o simplemente caminaban hacia el caos junto a las murallas.

Mi garganta se secó al pensar que lo más probable era que Dante estuviera dentro de todo el alboroto.

-¡Agustín, tenemos noticias de la ONU!- Otro entrenador (que no reconocía) le habló inmediatamente a mi padre en cuanto recibió información, mi padre miró a ambos lados para verificar que nadie nos siguiera y luego le hizo señas a otros entrenadores empezando a apartarnos de la multitud de gente.

-¿Qué sucede? ¿Por qué no toman control de la situación?- Preguntó mi padre mirando al hombre quien sujetaba aquel teléfono entre sus manos.

-Esto está peor de lo que imaginábamos...- Susurró casi para sí mismo que para nosotros.

-¿De qué estás hablando?-Preguntó alguien más con una latente preocupación en su voz.

-Quienes están iniciando este caos...los que están de ese lado iniciando este conflicto... ¡son los freaks de primera generación!

El murmullo se expandió junto con expresiones llenas de sorpresas, casi siendo un tabú haber revelado eso. Todos se miraban aterrados, casi dando por hecho nuestra muerte.

-¿Y? ¿¡Dónde está el ejército?! –Mi padre fue esta bien quien nuevamente tomo la voz, tratando de apagar los murmullos de los entrenadores.

-Los que están combatiendo aquí, son todos los que quedan...- Susurró, con la cabeza abajo y la voz desesperanzada; se me oprimió el pecho.- No entiendo cómo, pero...los de primera generación se encargaron de destruir la mayor parte de la base principal y las armas de alrededor, junto con esto mataron a la mayor parte del ejército en un parpadeo.

-Entonces... ¿vamos a morir?- Preguntó alguien desde atrás, comenzando el alboroto de miedo nuevamente.

-¡No, no!- Nuevamente el entrenador frente a mi volvió a hablar.- Al parecer van a traer un "arma especial" para acabar con ellos.

-¿Cuál es esa arma?- Ahora fui yo quien habló, teniendo una sensación de escalofríos recorrer mi espalda.

-No lo sé, le hicieron llamar "Nil"

Narra Dante.

-¡Ayúdame a llegar a ese jodido helicóptero!- Pedí a gritos a Abel mientras señalaba casi enterrado en la tierra a uno de esos pájaros de metal que no paraba de bombardearnos con un aparente gas que picaba la garganta y escocia los ojos.

-¡Claro!- Contestó de inmediato tocándome el hombro, la teletransportación me mareo más de lo que yo esperaba, pero en menos de un parpadeo ya estaba sobre el helicóptero; los humanos me miraron casi petrificados unos segundos antes de reaccionar a mi llegada.

Una bala me rozó la cara, pero más tardo en volver apretar el gatillo que en lo que una sombra en forma de bala lo había atravesado de vuelta haciéndolo caer por una de las puertas del transporte, me apresuré rápido a tocar una de las paredes forradas de metal y las sombras poco a poco comenzaron a consumir y apretujar cual serpiente el helicóptero. Los pocos que iban a bordo decidieron abandonar la nave, pero solo cayeron a su perdición pues antes de tocar el suelo Alice ya los tenía sumergidos en su don.

Caí rodando, sintiéndome estúpido por unos momentos, pues reboté cual pelota de ping pong por los suelos tratando de no terminar en la explosión que yo mismo había provocado.

-¿¡Estás bien?!- Meysi me preguntó a lo lejos al verme revotar de una forma tan violenta.

-¡Sí, solo caí de un helicóptero!- Me burlé de inmediato sacudiendo el polvo que tenía sobre mi ropa; alcé la mirada y noté como tanto por tierra como por aire seguían llegando más y más del Ejercito, suspiré agotado.- ¡¿No que habían destruido su base?!

-¡Sí, pero aun así su instalación y armas en general son demasiados grandes para que los hiciéramos volar toda!- Susan fue quien me contestó, haciendo que las balas que eran dirigidas hacía ellas se detuvieran y regresaran con más potencia a sus dueños.

Volteé la mirada notando como freaks conocidos (y algunos no tanto) se habían unido y nos ayudaban a luchar haciendo el trabajo menos laborioso, pero así como caían humanos...caía nuestra raza.

Pronto algo extraño sucedió, un enorme camión de guerra, blindando hasta los dientes hizo un crujido ensordecedor al pisar los escombros y machacar a los freaks que se interponían a su paso; los militares y demás bunques de guerra retrocedieron hasta donde este y las balas pararon como si un líder supremo acabase de llegar.

Nos quedamos mirando confusos porque aquella actitud tan extraña de los humanos; hasta que pasó.

El camión de guerra se abrió de la parte posterior haciendo que todos alzáramos la guardia, pero fue aún más extraño notar como unos simple soldados comunes y un comandante (que traía la mitad de la cara sangrando, probablemente por lo ocurrido en la base) caminaban con un chico a su lado de lo más tranquilos y con las caras bien en alto.

Afilé la vista, tratando de mirar a quien se ocultaba tras la enorme capa blanca que cubría su cuerpo entero, camina cual anciano y parecía temblar de manera violenta.

-¿Se han estado divirtiendo?- Preguntó quién parecía ser el comandante con una sonrisa burlona en todo su rostro sucio y enrojecido mientras sujetaba el brazo de aquella persona firmemente. No obtuvo respuesta de nuestra parte, a lo que comenzó a reír con gracia.- Supongo que sí, lástima que el juego acaba de terminar para ustedes.

El sujeto miró a uno de los soldados, quien se acercó a quitarle a la persona que traían unas aparentes esposas; traté de visualizar la cara de la persona que estaba cubierta con una enorme capa blanca que inclusive se arrastraba por el suelo y cubría todo de él.

-¿Nil qué hacer...?-Susurró sobándose las muñecas en cuanto fue liberado, fue cuando caí en cuenta de golpe de quién era y de lo que estaba por ocurrir.

-Mátalos a todos...-Ordenó el comandante soltando su muñeca y retrocediendo en una enorme carcajada de burla, traté de acercarme inmediatamente y verle el rostro con desesperación antes de que cometiera una abominación. Una pequeña esfera de pierrot fue arrojada de sus manos cayendo a mi lado, el terror me recorrió el alma.

-¡Nil!- Grité con todo lo que podía en cuanto extendió la mano hacia nosotros listo para acabar con nuestra existencia. Él me escuchó haciendo levantar de apoco la vista, entre su enorme capa pude divisar sus ojos cristalinos.

-¿D-dante...?

Freak Show (Yaoi) (Saga completa) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora