Capítulo 15: Tormenta.

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"El constantemente tenía sueños con el joven,
pero ya no era el erotismo
y el deseo urgente de la carne caliente sobre el frío de su cuerpo muerto.
Su mente le jugaba trampas extrañas
en dónde sus brazos le acurrucaban con protección,
demostrando su fuerza, su poder y gallardía.
Él estaba enamorado y eso era peligroso,
el diablos sabia,
porque amar es poner en riesgo en tiempos de guerra
y es tan fuerte como tan débil el corazón que puede llevarte a la victoria o a la destrucción." 

Me revolqué entre todos mis sentimientos encontrados, me revolqué y grité internamente sin saber cómo despojarme de toda mi soledad, frustración y desespero.

Me di cuenta de lo tonto que fui al ver tratado a Alan de esa manera; pero también comenzaba a sentir un inmenso coraje hacía él por el haberme comprado como un "favor."

Una parte de mí gritaba internamente que yo era el idiota que se desquitó con Alan en auto reflejo de frustración, y que me había comprado el "favor" para no acostarme con otra persona que probablemente me lastimaría. Sin embargo, otra parte de mí gritaba que en realidad solamente jugo conmigo y que ante sus ojos solamente era un asqueroso freak más.

Grité, grité tan alto de coraje que seguramente quien me escuchará me tomaría de loco, pero en ese preciso momento me dejo de importar completamente qué pensaran de mi pues la frustración de mi cuerpo me corría de manera desbordante en todos lados y poco a poco me sentía consumido por mis propios pensamientos.

-Basta...basta, Dante.- Me susurré a mí mismo tratando de regresar a mí mismo y controlarme.

¿Por qué carajos me pongo así? ¿Desde cuándo soy el niño llorón? ¿Es por qué Meysi se fue? ¿Es por qué Alan se fue? ¿Por qué? ¿Por qué ya no quiero seguir perdiendo a las únicas personas que me importan?

Todas las preguntas golpeaban mi mente, así que respiré de manera pesada tratando de que el aire llegase a mi cerebro y poder pensar mejor.

Entonces fue cuando a poco recapacité, me di cuenta de lo tremendamente estúpido que soy; fue casi como una iluminación.

Me levanté y sequé las lágrimas que habían caído y manchado todo mi rostro; había perdido a todos mis "hermanos" de primera generación, había perdido a Meysi y no iba a permitirme perder a Alan por un berrinche mío sin sentido.

No recuerdo con claridad que fue lo consiguiente que pasó, solamente sé que corrí aventando todo y a todos a mi paso, sintiendo el viento golpearme en la cara y el duro sol tostándome la piel; corrí durante tanto tiempo que las piernas me quemaban con todo movimiento que hacía, el sudor y los jadeos de cansancio se habían vuelto interminables y sobre todo parecía que se me iba a salir el corazón del pecho.

La casa del entrenador Agustín y de Alan se alzaba enfrente de mí haciéndome notar lo que yo jamás tendría, el vértigo se apoderó de mi cuerpo al dar el primer paso enfrente de mí y casi tuve que golpearme la cara para seguir avanzando.

Al tocar la perilla de la puerta un nuevo terror me inundó: ¿Estará el padre de Alan? ¿Me masacraría si me ve ahí parado buscando a su hijo?

La mano me tembló, con un miedo presente en el pecho me sumergí en las sombras, convirtiéndome a mí mismo en un borrón oscuro que se deslizaba por debajo de la puerta; así me deslicé por la casa hasta llegar a la habitación de Alan. Se encontraba ahí, tan guapo como siempre mientras parecía sumergido en la libreta y pluma delante de él.

-Alan...- Le llamé mientras nuevamente me alzaba volviendo a mi forma natural.

Soltó un jadeó del susto al verme levantarme entre las sombras y el suelo como si nada, pareció desconcertado unos momentos para luego regresar a un semblante serio y poco amigable que hizo que mi garganta se secará súbitamente.

-¿Dante? ¿Qué haces aquí?- Se levantó haciéndome frente cara a cara, me di cuenta la diferencia (no tan considerable) de altura por la que me rebasa, igualmente me di cuenta de su respiración irregular en su pecho.

-Yo...- Jadeé dudando unos momentos, preso del pánico.- Yo quiero... hablar contigo.

-Ajá.- Respondió con poco interés, se dio la vuelta con toda la intención de ignorarme y seguir con sus asuntos entre su cuaderno y él. En un intento desesperado de que no me ignorara, tomé su mano entre la mía y el paro sin intenciones de zafarse pero tampoco de voltearme a ver.

-Por favor, solo escúchame...-Le dije casi en un susurró lejano.

Hubo un silencio sepulcral que estrujó mi corazón dolorosamente y de repente toda la seguridad de recuperar la amistad de Alan se fue por el caño.

-¿Escucharte?- Ahora era él quien me sujetaba del brazo, me empujó tan duro contra la pared que me sacó el aire de los pulmones. Alan me había acorralado contra la pared, estaba tan cerca de mí que podía ver las líneas de su iris color verde, que su perfume me golpeaba de manera violenta la nariz.- Dame una buena razón para hacerlo.

-Porque vine hasta aquí a buscarte...

-Yo también fui hasta allá a buscarte, y tampoco me escuchaste.

-¡Pero ahora estoy aquí para solucionar las cosas, Alan!

-Ah, y yo soy tu juguete para estar esperándote hasta que a ti se te antoje volver a hablarme, ¿o no?

-No, Alan...- Mi mirada buscó la suya pero este la apartó dándome de nuevo la espalda.

-Vete, no quiero verte aquí.

-Alan...

-Vete, Dante. 

Freak Show (Yaoi) (Saga completa) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora