Capítulo 11: Until the end.

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"Si tu amor es solo un sueño, no me despiertes, es difícil hacerle frente al mundo solo"

Narrador omnisciente.

Camila parecía alguna especie de animal enjaulado, su angustia era más que evidente puesto todos sus movimientos y facciones lo transmitían a su alrededor provocando que el ambiente se hiciera pesado y eso, no ayudaba exactamente a que se calmara. Caminaba por toda la habitación dándole vueltas asemejando a un león imponente angustiado por estar encerrado en una jaula.

Ni ella misma podía comprender porqué hacía todo esto. Ella no podía comprender que era lo que tanto la abrumaba ni la poseía para querer acabar con todo simplemente sin importar con quien arrasaba en el camino ni qué tanto destruía a su paso. No importaba si acababa aniquilando a un niño recién nacido de una patada o si terminaba aniquilando a toda una raza de golpe.

Los sentimientos se arremolinaban ante ella: angustia, dolor, odio, traición, abandono, soledad, ira, vacío, coraje, tristeza, infortunio, dolor, dolor, dolor, dolor...

Dolor.

Pero, ¿Qué le recordaba ese dolor?¿Por qué había decidido irse por aquél camino?
Sólo sabía que un mal día basto. El deseo se convirtió en una insaciable sed de coraje.

Sus razones no estaban  para nada justificadas. 

En una rabieta gritó tan fuerte que la casa entera tembló amenazando con desplomarse ante el lamento de Camila, pero ella cedió primero y se tiró al piso entre convulsiones de su propio cuerpo; lo más lamentable que ella misma se estaba provocando ese ataque de ansiedad, de pánico, de lo que sea que fuera ese comportamiento digno de un animal rabioso.

Ella consiguió lo que anhelaba, ¿Ahora qué era lo que le desagradaba?, Si ésta vida era mucho más prospera que la que alguna vez tuvo en su ciudad humana.

(N/A: Esto ya lo sabían, lo puse en un capítulo de Revolution, pero lo volveré a retomar más detallado y mayor amplitud para que se acuerden)

Camila siempre le repugnó el hedor que se desprendía de todos los rincones de su casa, el olor a moe y a putrefacción de madera eran insoportables para ella. Recordaba como su padre llegaba muy de noche con apenas el dinero suficiente para comprar leche y como su madre se terminaba peleando a diario por no ser el dinero suficiente para abastecernos. Su padre cada noche se despedía de ella con un: 

-"Me voy a dormir, mañana será un día terrible..."

Por la brutal  falta de dinero no podían darse el lujo de tener un desayuno, comida y cena; para ello si Camila tenía hambre tenía que salir a robar un cacho de pan del mercado. Y antes de llegar a su casa prefería simplemente mejor pasar al Centro comercial, en donde se sentaba fuera de una tienda de aparatos electrónicos para ver el documental dedicado a los freaks y a las vidas que llevaban.

-¡Yo los envidiaba!- gritó desgarrándose la garganta aún tomando fuertemente de su cabeza envuelta en los recuerdos.- ¡SIEMPRE LOS ENVIDIE, LLENOS DE PODER, LLENOS DE FELICIDAD, LLENOS DE BUENAS COSAS AÚN SIENDO MONSTRUOS!

Y claro, cómo no haberlos envidiado, siempre se difundía la tremenda mentira pública de que en Wonderland  dentro de esa ciudad amurallada...los freaks llevaban vidas llenas de cuidado mejores a los de una madre, su única obligación era hacer un show de circo divertido, nunca les faltaba nada, todo era armonía y felicidad...Pero puta mentira. Camila se la había creído al igual que millones más de personas.

Freak Show (Yaoi) (Saga completa) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora