Capítulo 20

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Rebané con el cuchillo la tarta, la puse en el plato de Justin y luego hice lo mismo para mí. Lo observé mientras cortaba un trozo y se lo metía a la boca. Esperé que masticara para luego tragar y escuchar su opinión sobre la comida.
—Tienes razón, está deliciosa.
Sonrío y luego me llevo un trozo a mi boca. No se equivocaba, nos había salido genial.
—Creo que te traeré más a seguido a mi casa, y de paso me cocinas. —Bromeó y yo reí.
—Y de paso aprendes también.
—¿Para qué quiero aprender si ya te tengo a ti, que me cocinas riquísimo?
Niego con la cabeza y sonrío. Poco tiempo después, terminamos de comer. Vaya, sí que le ha gustado esto a Justin, puesto que se ha comido seis porciones. ¡No sé cómo puede comer tanto!
Juntamos la mesa y mientras yo lavaba los platos, él iba secándolos. Media hora después, nos sentamos en la cama de su habitación, y eso me recordó a la última vez que estuve aquí. Él besándome, luego dirigiéndonos a la cama, y finalmente yo alejándome de él.
Justin prendió la televisión y se acostó en su cama. Me miró, me dedicó una sonrisa y me hizo señas para que me ponga a su lado. Lo hago no tan convencida, y me acuesto, pero me quedo en mi parte de la cama. Mientras él busca algún programa interesante para ver, yo me pongo a pensar si le pregunto qué fue lo que le dijo a Bobby.
—¿Justin? —Lo llamo finalmente y muerdo mi labio inferior.
—¿Mmh? —Pronuncia y me mira de reojo.
—¿Qué le dijiste exactamente a Bobby?
Me mira completamente, y después de varios segundos, se decide en contestarme.
—Le dije que si no te contrataba de nuevo, le iría mal, y que tratara mejor a todos los empleados.
—Pero…¿por qué vas siempre y nunca llama a la policía?
—Porque llevaba una máscara, no soy tan idiota. —Sonríe de lado, pero a mí no me da tanta gracia. Ugh, que tonta soy ¿cómo no me lo imaginé antes?
—Ah, no puedo creer que te ha hecho caso, ósea, te tuvo que haber tenido mucho miedo.
—Es que…llevé un arma. —Masculla.
¿Acaso escuché bien? ¡¿Un arma?!
—¡¿Qué?!
—Tú querías saber.
—¿Tienes un arma? —Pregunto estúpidamente.
—Sí, por seguridad.
—Jamás pensé que eras de esos chicos malos, que andan amenazando a jefes y con armas. —Bromeo.
—¡Oye! No soy un ‘’chico malo’’—dice haciendo comillas con sus dedos y río—nunca he hecho esto, es la primera vez, lo juro.
—¿Hablas de amenazar a alguien para que le devuelva el trabajo a alguien?
—Sí, nunca me he preocupado tanto por alguien.
Enarco una ceja y muerdo mis mejillas por dentro. De seguro me estaba sonrojando.
—Eres mi amiga, __________, y no permitiré que te pase nada malo. Estoy para cuidarte.
—¡Qué cursi! —río y golpeo su brazo—pero gracias de todos modos.
—De nada, tonta.
—Hey, dime ¿Por qué te enojaste cuando te enteraste de que estaba con alguien en mi departamento? —Pregunto curiosa, cambiando de tema. Él lame sus labios y luego me mira, dudoso.
—No me enojé.
—¡No me mientas! Kim me dijo que estabas enojado y celoso.
—¿Kim? Joder, no le cuento más nada a esa chica. —Se queja y rueda los ojos—No estaba celoso, ella inventa muchas cosas, ___________.
—Sí, claro. —Mascullo con sarcasmo.
—¿Por qué tendría que estar celoso?
—No lo sé, quizás porque el detective es muy guapo.
—¿Estás hablando en serio?
—Por supuesto que sí. —Le sonrío y él entrecierra sus ojos hacia mí.
—Kim también es muy linda.
—¿Ah, sí? —Enarco una ceja—dijiste que no te gustaba.
—Tal vez ahora cambié de opinión. Es muy guapa y demasiado caliente.
—¿Estás hablando en serio, Justin? —Frunzo el ceño y lo miro. Él tiene una sonrisa divertida en su rostro y suelta una carcajada.
—¿Ahora quién es la celosa?
—¡No estoy celosa, joder! —Exclamo y ruedo los ojos.
—Mmh ¿y a ti te gusta el detective?
—¿Por qué quieres saber eso?
—Soy tu amigo ¿por qué no me lo contarías?
—Buen punto—analizo mi siguiente respuesta y decido molestarlo un rato más—tal vez.
—Ah. —Dice con poco interés y me río mentalmente.
Más tarde, Justin me llevó a mi casa en su Range Rover. Me duché y luego de ponerme mi piyama, me acosté, pero me quedé mirando televisión. No tenía sueño, pero era la una de la mañana. Demasiado tarde, y mañana debía ir a trabajar temprano. Estaba pensando en Justin; en su sonrisa, cuando fruncía el ceño, cuando mordía su labio inferior, y lamía sus labios con su lengua…
Cerré mis ojos y negué con mi cabeza, dando vueltas en mi cama. No quería admitir lo que estaba sintiendo, pero lo sabía. Justin me parecía más que guapo, y cada día creía que lo era más. A todos le decía que no me gustaba Justin, pero dentro de mí sabía que mentía. Últimamente cuando estaba con Kim, me sentía algo celosa, pero me tranquilizaba que él me dijera que no le gustaba. No debería pensar en estas cosas. No debía gustarme Justin, y menos hacerme estúpidas ilusiones.

{. . .}
Veo a Justin entrar por la puerta y me muerdo el labio. Es como si todo estuviera en cámara lenta; camina hacia mí, me sonríe mostrando sus perfectos dientes, despeina su cabello…Joder, estoy comportándome como una estúpida enamorada. Suspiro y me apoyo en el mostrador.
—Buen día, señorita Wells—dice con educación y me río—¿Sabe usted dónde se encuentra el baño?
—En la puerta de allá, señor Bieber. —Le señalo el cuarto.
—Uhm, yo esperaba que, ya sabes, me acompañe hasta allí. —Me guiña el ojo juguetón y le pego despacio en su brazo.
—¿Acaso usted está insinuando algo conmigo? —Enarco una ceja.
—Puede que sí, como puede que no. —Ríe—Bien, ¿qué te parece si cuando termines tu turno, jugamos bowling?
—Eso sería genial, desde aquella vez que tú me enseñaste no he vuelto a jugar.
—Ahora que sabes jugar, competirás conmigo.
—Eso no se vale, ganarás tú. Quién sabe hace cuánto juegas, yo apenas lo he hecho una vez. —Me quejo y él vuelve a sonreír.
—Pero estuviste cerca de hacer chuza una vez. —Me recuerda.
Tiempo después, aunque ya era hora de irme, no lo hice. Me quedé con Justin jugando bowling, como la primera vez. Kim al vernos juntos me había dedicado una de esas sonrisas de las cuales te dicen todo.
Justin me iba ganando, lo que era obvio que iba a pasar. Jugaba jodidamente bien, era un genio en este juego, en cambio yo… apenas podía tirar un pino. Pero estaba mejorando, y tenía fe de que algún día iba a jugar tan bien como él. De un momento a otro, yo le estaba ganando. Hacía sus tiros mal, no alcanzaba a hacer chuza y algunas veces la bola se iba para el costado. Al principio no le hice caso, pero después me empezó a resultar extraño. Él era tan bueno jugando.
—Te dije que me podrías ganas. —Canturreó una vez que terminamos de jugar. Sí, le había ganado.
—Justin, tú me dejaste ganar…
—¿Qué? ¿Crees que en serio te dejaría ganar para subirte tu ego?
Le pego en su brazo y reímos.
—En serio—le digo ahora sería—no tenías que dejarme ganar.
—No lo hice.
—Como digas. —Ruedo los ojos. Yo sabía que él había perdido a propósito. —

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In Love With The Wrong Boy {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora