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Era una fría y solitaria noche de julio, caminaba por las calles de la ciudad sin rumbo alguno, quería regresar a casa, pero ya era demasiado tarde, solo me tenía a mí, y los pensamientos que inundaban mi mente me tenían confusa.

La brisa que soplaba erizaba mi piel. Me repetía una y otra vez que fue una mala desición haber salido de casa tan tarde. Pero cualquiera que haya visto lo que yo ví en esa noche hubiera salido.

Es muy curioso de mi parte, pero siendo honesta me dió muchos escalofríos, esa sensación de ser penseguida y voltear para encontrar la calle vacía, sin un alma rondando por ahí, estaba muy tenebrosa.

Me estremecí cuando sentí el toque de alguien sobre mi hombro, me armé de valor y giré rápido, encontrandome con....

Nunca Estás Sola Donde viven las historias. Descúbrelo ahora