Lucaya One shots

El Señor Hart

—Por favor —le rogó Maya a su novio, mientras ponía esa cara de cachorrito inocente que sabía que Lucas no podía resistir, aunque esta vez el chico sacó fuerzas para resistir el adorable pestañeo de Maya y nuevamente respondió con un rotundo no— ¡vamos, Huckleberry! Yo fui cuando tú me lo pediste. Porfis, di que sí.

—No —respondió Lucas, rodando los ojos, su respuesta provocando que Maya soltara un enojado quejido, el cual Lucas solo pudo medio calmar al explicarle sus razones— vas a tener una cena con tu papá después de casi un meses, es un momento especial entre tú y él, así que no puedo ir. Además, es cierto que lo has hecho por mi anteriormente, pero la diferencia ente tú cenado con mi madre y yo con tu padre es que mi mamá te ama y tu padre ni siquiera sabe de mí existencia, ¿quién cree que la tiene más fácil? —explicó Lucas, haciendo que esta vez fuera Maya que rodara los ojos.

—Número uno; no es una cena especial entre mi papá y yo, su esposa y mi medio hermano también van a estar ahí, número dos; mi papá sí sabe de tu existencia le he hablado sobre ti, pero lamentablemente no te conoce del todo porque cada vez que te invito a una cena con él nunca quieres ir y número tres; te recuerdo que si tu madre me ama es porque yo acepté ir a cenar con ustedes una vez y le caí bien y si tú no haces lo mismo por mi, probablemente no podré invitar a mi padre a nuestra boda —Lucas no pudo evitar sonreír al escuchar a Maya hablar sobre su boda. No es que estaban pensando en casarse, solo tenían 17 años, pero el saber que ella pensaba en un futuro con él, lo aliviaba mucho ya que él mismo tenía un tiempo pensando en ellos y lo que pasaría con su relación en un tiempo lejano, y aunque él pensaba en en pedirle matrimonio cuando fuera adultos o en quizás tener un par de mini Mayas, no lo quiso compartir con su novia o con cualquier otra persona, ya que no quería asustar a Maya y también porque si le preguntas a la sociedad el pensar en el matrimonio a la edad de 17 años es algo muy... inmaduro, ya que a tan joven edad, los gustos tienden a cambiar y muchas malas decisiones pueden ser tomadas y el pensar en algo tan serio como lo es el matrimonio es verdaderamente inusual en mentes tan jóvenes como la de ellos. Pero Lucas sabía lo que quería, siendo joven o no, sabía que quería estar con Maya para él resto de su vida.

Lucas decidió no hacer ningún comentario al respeto de que Maya ya estaba pensando en su boda, eso se dejaría para después, más bien, optó por seguir con el tema que ya estaba servido en la mesa, por eso es que negando su cabeza con habló.

—Claro que fuiste, ¡yo prácticamente te tuve que arrastrar hasta mi casa! —dijo Lucas, moviendo sus brazos hacia el cielo, para dramatizar un poco más lo que acababa de decir.

—Pero fui, ¿o no? —se defendió la joven rubia.

—¡Apenas! —dijo de vuelta, mientras veía como Maya arqueaba una de sus cejas y cruzaba su brazos frente a su pecho.

—¿O sea que te tengo que arrastrar para que vayas? —preguntó, su voz sonando un poco enojada.

—No creo que tengas la fuerza suficiente como para arrastrarme hasta la casa de tu papá, bebé —bromeó Lucas, pero a Maya no le hizo gracia su chiste ya que su rostro estaba pintado con molestia.

—Hablo en serio, Lucas. Solo quiero que mi padre por fin conozca a el chico que me gusta, solo quiero que por primera vez en todos estos años en los que he estado llendo a cenar con mi padre y su nueva familia, no me sienta tan sola, ¿sabes? Que por primera vez tú estés ahí para tomar mi mano cada vez que no me Sienta cómoda en aquel lugar, pero obviamente, te importa un pepino lo que yo quiero, porque siempre te inventas una excusa para no ir, solo dime que no quieres ir y a esa estúpida cena con tu novia y su padre porque va a ser super aburrida y no quieres perder tu tiempo —con eso último, Maya se paró de la cama de Lucas con la intención de alejarse de él, pero no tuvo mucho éxito, ya que el castaño claro también se paró de su lugar y corrió detrás ella, tomando su muñeca para detenerla.