¿Quién es este, Maya?

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—Eres muy apuesto.

Lucas paró en seco en cuanto entró al pequeño apartamento que compartía con su novia. Sus cejas se arrugaron en confusión, curioso de saber a quien ella llamaba apuesto.
Caminó dentro del apartamento, pero no sin antes cerrar la puerta detrás de él con cuidado. Colocó sus llaves sobre la mesa en el centro de su pequeña sala y su malentin en el sofá.

La risa de su novia sonó por todo el apartamento, haciendo que la curiosidad de Lucas aumentara...

—No, no —escuchó Lucas— Detente, hmm... eso hace cosquillas.

El corazón de Lucas empezó a latir a millón, un montón de posibles escenarios aparecieron en su cabeza. Al principio quería pensar que quizás hablaba por teléfono, pero las cosquillas no se siente a través de llamadas. Él no quería dudar de la fidelidad su novia, de verdad que no, eso lo hacía sentir como un novio horrible, ¿pero que se supone que debe él pensar cuando escucha cosas como esa salir de su habitación?

—Eres malo. Detente —la chica rió una vez más— Lucas se va a enterar de esto y va a morir.

Sudor empezó a bajar por su frente mientras que seguía escuchando la risa de la chica salir de la habitación. Sentía nervios, pues aunque no sabía con certeza que rayos pasaban en la habitación, tenía sospechas que no quería tener.

—Vamos, Bésame... Hmmm...

Eso fue suficiente para que Lucas parara en seco. La parada repentina hizo que sus zapatos chocaran fuertemente contra el suelo e hicieran un sonido, que él sabía que había alertado a la chica de su presencia.

Lucas escuchó a su novia maldecir a lo bajo, mientras la sentía sus pasos correr apresuradamente por toda la habitación.

—¿Lucas? —escuchó que ella llamó— bebé, ¿eres tú?

Él no respondió. Se quedó ahí parado en medio del pequeño pasillo que conectaba la sala con la habitación. De repente la puerta de la habitación abrió, la luz de estas alumbraba un poco el pasillo, pero no lo suficiente como para como golpear el rostro de Lucas. Los rizos rubios de la chica aparecieron en el umbral, seguido de su cabeza.

—Hey, huckleberry —saludó ella, dándole una sonrisa— ¿que haces ahí parado?

Una vez más no dio respuesta, solo miró a la chica en la puerta, trató de mirarla con los ojos de bobo enamorado con la que el sabía que siempre la miraba, pero era difícil hacerlo después de que su mente le había puesto en la cabeza que su chica le estaba siendo infiel. No es que la dejó de amar repentinamente, eso es imposible, pero bueno, se sentía diferente, se sentía... se sentía dolido, quizás.

Caminó hacia ella, quien abrió completamente la puerta y abrió sus brazos para abrazar a su novio. Lucas la abrazó, pero no con todo el deseo con el que siempre lo hacía y besó la coronilla de su cabeza,

—Hola, Maya —murmuró, aún con la chica en sus brazos. Su mentón estaba sobre la cabeza de su novia, pero sus ojos miraban frenéticamente por toda la habitación.

No había nada extraño en la habitación, la cama estaba completamente tendida, no tenía ni una arruga, Maya estaba completamente vestida en su uniforme de la galería en que trabajaba, era imposible que ella arreglara todo en segundos. Se calmó. Quizás estaba exagerando y nada estaba pasando, era imposible que Maya lo estuviese engañando, ella lo amaba.

Pero...

"Eso hace cosquillas"

"Lucas se va a enterar de esto y va a morir"

"Vamos, bésame"

¿Que demonios está pasando? ¿Acaso está perdiendo la cabeza?

—Llegaste temprano hoy —la voz de Maya vibró contra su pecho, sacándolo de sus pensamientos. Levantó su cabeza y descasó su mentón en contra del su pecho.

Lucaya One shotsWhere stories live. Discover now