Advertencia: Yaoi (chicoxchico) si no te gusta ese género daté invito a salir de esta página y si no es así, espero que lo disfrutes.
NOTA: "Esto no tiene nada de lo que escribía en este libro, pero me dieron ganas de escribirlo... Mi pequeño hermano me inspiro este relato, espero lo disfruten" "Esto es Riren/Ereri, como quieran llamarle, xD disfruten!"
Un día soleado, las familias paseaban juntas y comían cualquier cosa. Los amigos decidían darse una vuelta rápida a un restaurante para luego salir a algún parque o centro de juegos.
Ese día Eren y su familia decidieron salir de paseo, y que mejor lugar para pasear que el parque de diversiones. Todos estaban entusiasmados por llegar, los pequeños cantaban y los grandes reían y platicaban.
Al llegar todos se pusieron en marcha hacia las atracciones, los juegos eran muy divertidos y sacabn una sonrisa a todos los integrantes de la familia de Eren.
Pasaron las horas y el hambre comenzó a dar guerra, los estómagos de todos comenzaban a molestar, en el primer restaurante de comida rápida que encontraron decidieron entrar.
Era hermoso el día y parecía que a todo el mundo le parecía aquello, Carla, madre de Eren, acompaño a su esposo por los platillos para sus hijos mientras estos tomaban asiento en una mesa vacía.
Eren tomo el lugar junto a la ventana, le gustaba observar a todos a su alrededor divertirse, todos llevaban consigo una gran sonrisa acompañada de mucha energía, excepto uno, en el fondo junto a la barandilla se encontraba un chico de mirada sería.
Eren lo miro detenidamente esperando verlo sonreír, que alguien se le acercara y de sólo verle se pusiera feliz, pero nadie se le acercaba parecían no notarlo.
La comida llego sacándola de sus pensamientos, intentó sacarse de la mente a aquel chico pero le era imposible parecía no quere dejar su cabeza durante un buen rato.
Terminando de comer salieron y por alguna razón el cielo comenzó a nublarse, los ojos de Eren se dirigieron al chico instintivamente mientras este le daba la espalda admirando el mar.
Las gotas de lluvia no tardaron en aparecer creando un revuelo entre los presentes, todos buscando refugio. Ya bajo techo Eren pensaba una y mil formas de alegrar al misterioso chico, pero ninguna idea era buena, o eso pensaba ella.
Después de unos minutos la lluvia dejo de caer, pero el cielo seguía gris, Eren comenzaba a influenciarse de aquella tristeza que emanaba del joven complicándole el paseo.
Estaba por rendirse cuando su pequeño hermanito le interrumpió. Con su pequeña mano aferrada a su ropa y sus ojos enormes observandole le pedía algo, miro a su otra mano que apuntaba a un pequeño puesto de juguetes.
La mujer encargada de este sostenía una pistola de burbujas, y de vez en cuando las lanzaba hacia los niños haciéndoles reír. Eren miro a su hermanito y luego a las pistolas con una sonrisa y una nueva idea en mente.
Se acercó al puesto y compro una de esas pistolas de plástico, cargo a su hermanito en brazos y le dijo unas cuantas cosas al oído. Su hermanito asintió con la cabeza y sonrió divertido haciéndole sonreír igualmente.
➕
El chico seguía con la mirada en la clara agua del mar, sus ojos parecían no tener vida y su rostro estaba ligeramente agachado, mantenía los brazos recargados en la barandilla para sostenerse.
Cerró los ojos esperando que algo inexplicable apareciese, aunque fuera imposible, suspiro con cansancio y abrió los ojos lentamente pensando en encontrarse con las olas del mar meciendo se como hace un momento.
Lo que vio le hizo abrir más sus grises ojos, su boca se entreabrió un poco fascinando con el paisaje. Una pequeñas burbujas bailaban al compás del viento por encima del mar creamos una bella atmósfera.
Se giró un poco para ver de donde provenían aquellas burbujas de colores extraños, se encontró con un pequeño niño con una pistola de burbujas sonriéndole.
Una persona más se le acercó por detrás y lo tomo en brazos, El Niño y su acompañante tenían la misma sonrisa, los ojos del más grande eran verdes y parecían impregnados de alegría.
El pequeño siguió lanzando burbujas en su dirección haciéndole sonreír por primera vez en ese viaje, una voz cálida detrás de ellos comenzó a escucharse.
- Hey chicos! Es hora de irnos! Vamos! -
Una mujer de cabello castaño oscuro gritaba hacia ellos con una sonrisa
El pequeño bajo de los brazos que le cargaban y salió corriendo en dirección a su madre, los ojos verdes frente a el seguían mirándole.
- ... Sonríe todos los días... -
decía en ese momento la persona frente a el
- ... -
Se mantuvo callado, esperando lo siguiente
- ... Y tus días serán los mejores ... -
"Sonrió, le acaba de sonreír a un completo extraño...!" Pensaba en esos momentos el de ojos grises
- No lo olvides! -
Seguido de esto salió corriendo hasta alcanzar a su familia dejando al chico completamente confundido, pero sonriendo alegre.
Por alguna razón el cielo se despejó dejando ver un bello arcoiris rodeado de nubes blancas.