N//A: Si, lo sé... Aparezco y desaparezco cuando me da la gana y los lapsos entre estos dos son muy muuuuyyy largos, pero... Siempre vuelvo! Ténganlo por seguro~ les traigo esta mini historia basada en hechos reales (jaja la mayoría lo son). Es algo triste considerando que estamos en el mes del amor, pero oigan! ...Febrero el mes del amor y el más corto... Esto debe ser por algo.
Sin más disfruten~---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Las historias siempre hablan de lo mismo, una chica que sufre por no ser correspondida y que es constantemente rechazada o dejada a mitad de una bien planeada cita, pero... ¿Se han planteado la idea de que a los hombres también les pasa? Si es así o no, les traigo aquí mi historia.
Mi nombre no es necesario que lo conozcan pero mi edad será algo relevante para lo que aquí relato, eh vivido 16 años siendo constantemente rechazado por cada chica que me he encontrado. Al parecer no soy lo suficientemente bueno para ellas.
Siempre empezamos bien, buenos recuerdos y momentos que no me gustaría (por más que lo intentara) olvidar pues son parte de mí y aveces me dan una lección, que aunque es dura me sirve de mucho para cuando una situación similar se me presente.
El problema conmigo es que soy demasiado idiota, me dejo llevar con facilidad por las palabras de los demás, mi corazón aún no aprende la lección y comienzo a pensar que tal vez es algo masoquista. Las personas lo toman en sus manos y lo estrujan entre ellas, le arrancan pedazos y lo muelen hasta dejarlo casi hecho polvo para al final tirarlo.
Siempre le recojo, lo reconstruyó y el ciclo vuelve a empezar. Es como una montaña rusa sin fin de la que no puedo bajar y me es bastante extraño. Tengo buenos amigos, todos me escuchan, aman lo que yo amo, y me admiran por lo que soy pero nunca escucho sus buenos consejos... no hasta ahora.
Estaba saliendo con esta chica, no recuerdo su nombre en estos momentos, comenzamos bien, todo iba según lo previsto y me decidí a invitarla a una cita. Estuve planeando la desde el inicio de la semana y me aseguré de conseguir todo lo que pudiera hacerme falta. El viernes se estrenaba una fantástica película que desde antes me había llamado la atención.
Un día después de clases me apresuré a encontrarla, corrí por todo el campus y cuando al fin la encontré le pedí que saliese conmigo el viernes por la tarde.
– ¿Saldrías conmigo en una cita? – la mire a los ojos algo nervioso por su respuesta
– Me encantaría – respondió unos minutos después de un largo silencio – ¿A qué hora?
– Bueno pensaba que sería bien este viernes a las 6:30 frente al cine, ¿qué te ... parece? – la chica me sonrió con calidez y asintió con la cabeza
– De acuerdo, este viernes a las 6:30 – tomó sus cosas y le dedico una última sonrisa – Estaré esperándolo con ansias
La mire alejarse hacia la salida y sonreí para mis adentros, aquello había sido inesperadamente grandioso. Al ver que se encontraba lo suficientemente lejos salte de alegría y grite a los cuatro vientos la felicidad que me hacía saber que tendría una cita con ella.
Los días pasaron rápidamente y ese día estaba más nervioso que de costumbre, revise todo. Mi atuendo estaba bien, nada formal, llevaba mi cartera y los boletos para la película listos dentro de ella. Me apresuré a llegar al lugar y me dediqué a pensar en lo mucho que había esperado ese momento.
Llegue mucho antes de lo previsto, llevaba ahí desde las 6 más o menos pero era mejor eso a llegar tarde. Miraba con impaciencia el reloj en mi teléfono, pero los minutos pasaban lentamente y de forma tortuosa.