Capítulo 3 (Parte IV)

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Las cinco Guardianas miraban con ojos valientes el enorme anillo de llamas azules. Aquel portal era el pasaje directa al Metamundo, de donde provenían todas aquellas criaturas extrañas que habían visto. Iban a cruzarlo. Estaban decididas a hacerlo.

-Estas llamas no son como las que conocemos -dijo Will-. Pero quizás tú puedas apagarlas, Taranee, para que pasemos.

-Es lo que vamos a ver ahora mismo -dijo, poniéndose en frente del portal.

Taranee alzó sus manos y poco a poco el fuego azul fue decreciendo. Cuando se extinguió por completo, quedó en su lugar un túnel dentro de la pared de ladrillos.

-Creo que ya podemos pasar.

Las chicas se asomaron, pero Cornelia las detuvo.

-¡Un momento! ¿Qué pasará si nos quedamos del otro lado?

-Tenemos el sello de Phobos. Si nos sirvió para entrar también nos ayudará a salir -aseguró Will.

Pero Cornelia tenía un haz de desconfianza pintado en el rostro.

-¿Y después soy yo la señorita sabelotodo? Hablas como si conocieras estas cosas desde siempre.

-Sólo sigo mí instinto.

-Es posible que Elyon esté del otro lado -interrumpió Irma-. Es motivo suficiente para entrar.

Will asintió con la cabeza y fue la primera en atravesar el portal. Cornelia fue la última, sin dejar de sentir que todo aquello sería para mal. El túnel fue extendiéndose hasta desembocar en una luz blanca. Cuando llegaron al otro lado, las cinco chicas se quedaron anonadadas al encontrarse en el patio trasero de la casa de Elyon.

-Pero esto es Heatherfield... -dijo Taranee, observando el vecindario.

Las casas lucían igual que siempre, el cielo brillaba sobre sus cabezas y una brisa suave movía sus cabellos. Pero había algo más allí.

-Todo está en silencio -dijo Will-. Es como si no hubiera nadie aquí.

-No -dijo Irma-. ¡Allá hay alguien!

Las chicas observaron al hombre de largo saco gris que entraba en la casa frente a ellas. Antes de que cerrara la puerta, Irma comenzó a caminar hacia él.

-¡Espere, señor!

Al verlas, la expresión del hombre cambió a una de asombro y se apresuró a cerrar la puerta antes de que llegaran. Irma frunció el ceño, molesta, y comenzó a golpear la madera.

-¡Señor! ¡Abra! Solo quiero... -su voz se hizo un hilo cuando una grieta apareció en el lugar que había tocado su mano- hablarle...

La chica dio por instinto un paso hacia atrás cuando la grieta fue expandiéndose desde la puerta hacia las paredes. Las demás retrocedieron, asustadas. La grieta creció hasta convertirse en un agujero. Adentro, unas inmensas escaleras grises llevaban a lo que parecía ser un castillo. Era como si hubiera otro mundo dentro de esa casa.

Will fue la primera en adentrarse, con cuidado. Las cinco chicas caminaron a través de aquel lugar oscuro, observando todo a su alrededor. Era como un inmenso callejón oscuro que parecía no tener fin y misteriosas criaturas con forma de lagartos las observaban desde la lejanía.

-Definitivamente esto no es Heatherfield -dijo Irma.

-¡Bienvenidas, Guardianas! -habló una voz ligeramente familiar-. Estábamos esperando su llegada.

Las chicas se voltearon hacia la voz, que provenía de la criatura con forma de serpiente que habían enfrentado en el gimnasio de la escuela. El monstruo de la cara verde estaba a su lado y distintas criaturas las observaban a su espalda. Algunas parecían humanas y otras tantas se veían monstruosas y con formas de animales.

W.I.T.C.H. 1° Saga: Los Doce PortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora