-Cerramos en tres horas -dijo el encargado de la biblioteca-. ¿Estás segura de que alcanzarás a leer todo eso?
Will observó la enorme cantidad de libros que tenía esparcidos sobre la mesa. Estaba decidida a pasar allí todo el tiempo que fuera necesario para aprobar la manera del profesor Collins.
-No, pero puedo intentarlo -dijo, tomando el primero-. Gracias por haberme ayudado a encontrar el material.
-No es nada, es mi trabajo -musitó el chico de gafas, con una sonrisa en la cara-. Puedes pedirme ayuda con cualquier cosa que quieras. Tengo mucho tiempo libre.
-Ojalá yo lo tuviera -susurró Will-. ¡Mira cuantos libros y problemas que no se resuelven con la magia!
Comenzó a leer el primero de los enormes y anticuados libros acerca de la vida durante la edad media. Las páginas hablaban de un período oscuro, con nobles y pobres, y Will se dio cuenta de que de pronto encontraba muchas similitudes con... ¡Meridian!
Podía escribir un gran ensayo basado en la información que le otorgaban los libros y su experiencia personal. Sin embargo, antes de comenzar apagó su celular. No quería que nada la desconcentrara de su trabajo. Iba a demostrarle al profesor Collins de lo que era capaz.
***
-Está apagado -dijo Taranee, quien había llamado al teléfono de Will más de tres veces-. Es imposible localizarla.
Las cuatro chicas se encontraban frente a la casa de la profesora Rudolph, indecisas acerca de si debían confiar en la mujer o no. Después de todo, provenía del Metamundo.
-¿Se les ocurrió en algún momento que no es indispensable? -declaró Cornelia.
-Escucha esto Corny -dijo Irma, con voz firme-. Sin Will, yo no entro a esa casa.
-En primer lugar, somos perfectamente capaces de arreglarnoslas solas. Y segundo, quítate esa maldita costumbre de cambiar los nombres. O por lo menos el mío.
-Chicas... -interrumpió Hay Lin, en un susurro-. Nos están observando.
Las demás muchachas miraron hacia la enorme casa, donde la profesora de matemáticas las observaba con una sonrisa a través de la ventana. En ese entonces, supieron que ya no había vuelta atrás.
***
-¡No sean tímidas, niñas! -exclamaba la señora Rudolph-. ¿Quieren leche para su té?
Sin embargo, no era la timidez lo que las mantenía en silencio, sino la forma en la que la profesora había hecho levitar las tazas y la tetera hacia la mesa, sin necesidad de levantarse a buscarlas.
-Entonces... también usted tiene poderes, profesora Rudolph -murmuró Cornelia.
-Hacer que las tazas y las cucharas leviten no es un poder. Digamos que es una facultad. Todos mis similares tienen las mismas capacidades -dijo la mujer, mientras tomaba un sorbo de su té caliente-. Pero no son nada comparadas con sus poderes.
-¿Por qué nos llamó? -cuestionó Irma-. ¿Quería decirnos algo?
-La última vez que nos vimos, yo estaba escondida en los subterráneos de Meridian. Mientras vagaba por aquellos oscuros sitios, tuve la oportunidad de conocer a muchos fugitivos. Rebeldes que odian a Phobos. Algunos de los más valientes y aguerridos, les presentaron a los demás a Vathek, el ciervo de Cedric. Ese infiel les dijo que había abandonado a su patrón y que ponía a su disposición todos sus conocimientos.
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W.I.T.C.H. 1° Saga: Los Doce Portales
FanfictionEsto es Kandrakar, un lugar donde no existe el espacio, ni el tiempo. En el medio de la gran nada, es el gran templo de la congregación. Consigue encantarte con su belleza. Acércate, pero cállate; el Oráculo está a punto de hablar. -El tiempo se est...