Capítulo 1

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Benjamin salió del campo de entrenamiento, y fue a su casa por un camino nuevo y distinto al que siempre recorría. Eran cerca de las nueve de la noche; estaba todo oscuro, salvo las calles principales de la ciudad de Hamburgo, las cuales estaban bien iluminadas. Pero el resto de los caminos estaban alumbrados tenuemente por unos pequeños y distantes farolitos naranjas, bajo la luz de los cuales se veía como en blanco y negro.

Anduvo por el caminito de cemento, hasta que oyó un sonido de hojas moviéndose que provenía de un conjunto de arbustos de un metro, aproximadamente, que estaba algo alejado del lugar en donde estaba Benjamin. Como si el sonido hubiese sido el causante, la luz de la luna llena fue eclipsada por una pequeña nube. Benjamin no se asustaba con eso, pero el conjunto de los sucesos y el lugar lo paralizó por un instante. Al continuar oyendo el movimiento leve (pero audible)de los arbustos, y ver que el caminito pasaba por el lugar de donde provenía el sonido, temió que lo emboscaran para asaltarlo. Por eso, tomó una rama gruesa y corta que encontró en el suelo, y caminó silenciosamente por el pasto hasta los arbustos. Cuando estuvo junto a éstos, con la mano derecha mantuvo la rama en alto, y con la izquierda corrió bruscamente las ramas de los arbustos. Instantáneamente, la nube se movió y dio lugar a la luz de la luna, la cual le permitió ver a tres pequeños ratones huir con un agudo chillido, y a una chica,aproximadamente de su edad, con un bolso grande y oscuro cerca de sus manos,vestida con una camisa de mangas largas, una pollera marina, una calza azul Francia fina, y unas botas negras. Su pelo negro se confundía con las sombras,y contrastaba con su rostro pálido de frío. Al ver todo esto, Benjamin sintió algo extraño que parecía venir de ese rostro, e involuntariamente comenzó a temblar de pies a cabeza. Tocó una de sus blancas mejillas, y sintió que iba perdiendo el poco calor que le quedaba; al tomarle el pulso, descubrió que su corazón disminuía lentamente sus latidos. Por ese motivo, tomó a la chica en sus brazos, se puso el gran bolso al cuello, y partió rápidamente hacia el hospital. 

El Brillo de Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora