VIII

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Dejé la carta en mi casillero, saqué las cosas que buscaba, y me dirigí a mi salón.
Al entrar, fui al lugar donde me sentaba, y Karin estaba ahí.

-¡Hola! -Dijo bastante animada y con una sonrisa amplia.
-Hola. ¿Por qué tan feliz?
-¿No has visto nada todavía?
-¿Qué? ¿Nada de qué?
-¡Hay fotos antiguas y muy graciosas de Austin por todas partes!
-¿Qué?
-¡Aquí tengo una!
Me mostró una de las fotos que decía. Era una foto donde Austin tenía aproximadamente 12 años, y tenía todo lo que tiene el estereotipo de alguien "nerd"; un corte de pelo tipo champiñón, lentes y frenillos.
Karin se estaba aguantando la risa mientras me mostraba la foto. Yo no me reía ni un poco. Tenía el ceño fruncido sutilmente.
-¿Qué te pasa? ¿Cómo no te ríes con esto? -Me preguntó.
No dije nada.
Unos segundos después, sentí que la puerta del salón se abría, y justo después, una ola de risas y burlas invadió el lugar.
Me di la vuelta, y había un círculo de personas al rededor de alguien que recién había entrado. Me puse de puntillas para poder ver a quién estaban rodeando, y vi a Austin.
Quería hacer algo, pero ir como si nada empujando a todos para llevarme a Austin con el objetivo de hablar tranquilos sobre lo que estaba pasando no era una muy buena idea, y no sabía qué otra cosa más podía hacer.
El círculo de personas se comenzó a mover hacia el asiento de Austin, y yo seguía mirando mientras pensaba algo que podría hacer.

-¿Lindsey? -Dijo Karin a mis espaldas.
Me di la vuelta hacia ella.
-... ¿Sí?
-¿Qué tienes?
-Nada... Sólo... debo hacer algo...
Después de eso salí rápidamente del salón en busca de fotos de Austin.
Recorrí gran parte del instituto, y cada vez que encontraba una foto, la tomaba, la arrugaba y la botaba en el basurero más cercano. Logré hacer eso con 10 fotos o un poco más, aproximadamente, antes de que tocara el timbre.
Luego de esto, volví al salón. Todavía había gente molestando a Austin.
Por suerte, el profesor llegó rápido, y todos tuvieron que volver a sus puestos.

Luego de ese bloque, llegó el tiempo libre, y el círculo al rededor de Austin volvió.
Yo me puse a recorrer el instituto de nuevo, buscando fotos de Austin.
Encontré varias más, e hice lo mismo que hice con las otras fotos que había encontrado antes. Hice exactamente lo mismo los dos tiempos libres siguientes, hasta que ya no encontré más fotos.
A la mitad del tercer tiempo libre, que fue cuando ya no habían fotos, comencé a buscar a Austin.
Cuando lo encontré, estaba solo, por suerte.

Le toqué el hombro, ya que me estaba dando la espalda.
Se dió vuelta hacia mí.

-Ve al jardín ahora -le dije antes de ir yo al jardín, sin dejarle oportunidad a Austin de responder.

Al llegar, esperé unos segundos, hasta que llegó Austin.

-¿Qué ocurre? -Preguntó al llegar.
-Tú pusiste las fotos, ¿no?
-¿Qué crees?
-Que sí.
-Bingo.
-¿Por qué lo hiciste?
-Tú sufriste mucho gracias a mí. El que debe sufrir ahora soy yo.
Después de haber dicho eso, Austin se fue.
Me siento bastante culpable por hacer que Austin haga esas cosas. Y también me siento culpable por la parte de mí que dice que no debería sentirme culpable.

Unos minutos después de eso, sonó el timbre para el último bloque del día.
Luego de dicho bloque, fui a casa.

Al llegar, almorcé, y luego fui a mi habitación.
Me recosté en mi cama, tomé mi celular, y entré a mi cuenta de Instagram.
Entre ver y ver publicaciones por el aburrimiento, me salió un usuario recomendado, que de foto de perfil tenía una de las fotos que había puesto Austin en el instituto.
Me llamó la atención, así que fui a ese perfil, y tenía tres fotos como las que Austin puso en el instituto, y tres que tenían algo escrito al lado de una foto, también de Austin.
Vi las que tenían algo escrito, y decían cosas vergonzosas que le habían pasado a Austin.
Inmediatamente después de leer lo que decía en esas publicaciones, fui a los mensajes de Instagram, y le mandé uno a esa cuenta, que obviamente estaba siendo controlada por Austin.

El mejor de los engañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora