Estoy sola en una playa de arenas blancas.
Es una tardecita serena y rojiza.
El susurro de las olas suena como una canción romántica en mis oídos y mi cuerpo se estremece.
Espontáneamente me abrazo y como si fueran otros los brazos que lo hacen, siento placer.
Escucho un gemido y creo ser yo. Pero al escuchar otro y otros más, me doy cuenta de que no estoy sola.
Miro hacia uno y otro lado pero no veo a nadie.
Allá hay unos arbustos y corro hacia ellos.
Allí están. Son amantes. Disfrutan de un amor prohibido.
Sé que debo irme, pero estoy como hipnotizada.
Sobre una manta están los dos; se dicen tantas cosas sin pronunciar palabras!!!
Sus miradas se buscan, sus bocas se juntan, sus lenguas se encuentran. Se devoran con placer. Están hambrientos uno del otro.
Sus manos se deslizan buscándose, reconociéndose; sus cuerpos se estremecen; piel con piel... así están...
No pueden detenerse, no quieren detenerse... y sus gemidos de placer atraviesan el aire cual flechas de Cupido.
Sus cuerpos sudorosos, aceitados, brillosos, demuestran no sólo que el placer es intenso, sino que van en busca de mucho más.
Los pezones duros de la chica, piden a gritos ser mordidos, lamidos, chupados... y sus gritos son escuchados y atendidos...
Y yo sigo ahí, sin poder desprenderme de aquella visión que tiene todo: es tierna, dulce, humana, agresiva, salvaje, erótica...
Y de pronto estallan los dos en una extraña mezcla de felicidad y angustia, ternura y gritos salvajes, apasionados y furiosos a la vez... incluso vi rodar algunas lágrimas en sus rostros distendidos por el amor compartido y tensos ante la inminente despedida...
Entre besos y caricias, risas cómplices y alguna lágrima más, se fueron vistiendo uno al otro.
Miraron el reloj que marca el tiempo, ese implacable tiempo que nunca se detiene...
Un último beso, rápido pero apasionado, marcó la despedida.
Mil promesas se dijeron, y acomodándose un poco, dando un último suspiro, cada uno regresó a su hogar...
En el aire sonaron mil acordes y parte de aquella canción que dice algo así como: "... eres la persona perfecta, en el momento equivocado..."
Y me fui caminando despacito, en busca de un amor como el de ellos: tierno, apasionado, salvaje... pero mío...