Amantes...

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Lo mira y sonríe...
Está...
¿Cómo decirlo?
Está sentado como al descuido,
con su camisa blanca un poco abierta y esa corbata hacia un lado.
Su mirada brilla y su sonrisa...
¡Ay su sonrisa!
¡Tan llena de vida!
Lo observa y sonríe...
_ Yo debo estar igual (piensa)...
Es que vibran a la par, respiran el mismo aire tan lleno de ternura, de deseo, de pasión...  tan lleno de amor.
Él cierra apenas los ojos, suspira, la mira... se miran a los ojos. Sus miradas se prenden una a la otra y sus manos vuelven a juntarse. Reviven cada instante vivido y un gemido corta el aire.
No es extraño para nada. Entre ellos nada es extraño.
¡Se conocen tanto!
Sonríen. Saben que no podrán detenerse en el momento que ven que la mirada del otro comienza a cambiar. Sigue habiendo felicidad, sí, pero también hay deseo, pasión, lujuria.
Y las bocas se vuelven hambrientas y se buscan, se reconocen, se besan, se mordisquean. Las lenguas se encuentran...
Las manos parecen volar en busca de ese cuerpo que las reclama.
¡Claro que ya nada se detiene!
Con la complicidad de la luna que se esconde tras el follaje de los árboles, todo desaparece en torno a los amantes. No hay nada que los perturbe, no hay nada que les impida amarse.
La noche está serena y fresca, sin embargo,  sus cuerpos arden.
El aire se llena de música y los amantes se entregan a una danza a veces muy lenta, a veces frenética.
El silencio se rompe con suspiros inesperados y con susurros apenas audibles pero cargados de pasión.
Los aromas y los sabores se mezclan, convirtiéndose en bebidas embrujadas que llevan a los amantes a seguir danzando.
Como por arte de magia son transportados por cielos de mil colores, atravesando vientos y torbellinos que  los hacen girar y gritar hasta caer exhaustos en cálidas aguas que bañan sus cuerpos una y otra vez.
Sonríen satisfechos y confirman, una vez más, que son la versión masculina y femenina de un mismo Ser.





A puro placer... #BWAwards19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora