Cuando se ama de verdad, es tan difícil mantener esos dos metros de distancia con que nos bombardean a diario. Nos dicen de las burbujas, pero las mismas siempre terminan pinchándose. Más allá de ser precavidos, los lugares de trabajo están llenos de burbujas que explotan al menor descuido.
Y cuando los amantes se encuentran, hasta el Covid lleva a una charla de mutua seducción, la misma que mantiene ardiendo la llama de la pasión y el deseo. Aún hablando con seriedad del problema que nos afecta a todos, a veces una pregunta seria, realizada con inocencia (o con disimulada mal intención), dispara una charla con la que saben que comienzan un camino que los llevará a olvidar todo, absolutamente todo lo que los rodea, y serán solo ellos dos, terminando siendo uno.
- ¡Ay amor! ¿Y si soy peligrosa? - pregunta ella suavecito, casi en un susurro.
- ¡Sí! ¡Tú eres muy peligrosa! ¡A mí me atrapaste y no veo escapatoria! - responde él disimulando esa sonrisa en la boca, pero que es imposible que esconda su mirada.
- Mmm... ¡Somos dos en la misma telaraña!
Atrapados y sin salida. ¡Felizmente atrapados!
- Pero... ¿La telaraña no la tejiste tú?
- ¡Tú me ayudaste!
- ¿Qué te haces la víctima ahora? ¡Aquí el incauto inocente fui yo! Urdiste tu trama gracias a los dones que tienes.
- ¿Dones? ¿Cuáles son esos dones, mi vida?
- Tienes muchos dones, mi amor, pero ahora me refiero a que eres una hábil conductora de vínculos y situaciones. Y además te floreas y disfrutas cultivando ese don.
- ¿Me floreo? - pregunta ella divertida, sabiendo de antemano la respuesta.
- ¡Por supuesto que lo haces! ¡Y te encanta!
Claro que tú alegarás que lo haces sin querer, sin darte cuenta, pero yo, mi amor, no te creo nada. ¡Te conozco, mascarita!
Ríen los dos y se acercan un poco más, aunque la distancia entre ellos no existe. Frotan sus pieles, que siempre están ansiosas de sentirse.
- Amor, tú eras un ratón que deseaba ser atrapado. Es más, creo que te dejaste atrapar. Además, tú no eres ningún inocente. Recuerdo muy bien el día en que fuiste dispuesto a arrancarme los dientes.
- No, no... ¡yo quería atraparte a ti!
Y tú te hacías la inocente (fue sin darme cuenta, no quería cargarte...), y ahí, cuando bajé la guardia, ¡zas! me devoraste. ¡Y no mientas! ¡Eran las muelas las que estaba dispuesto a arrancarte!
- ¡Ay amor! ¿Las muelas? ¿Ves que aquí la única inocente soy yo? ¿Aún lo dudas, mi amor?
- Tú lo que eres es hábil declarante y además, cuentas con un equipo de abogados que te mantienen siempre fuera del escándalo. ¡Profesionales del pecado!
- ¡Profesionales del pecado! Me haces reír, mi amor. No sabía que existía esa profesión perooo... ¡Me gusta! Y si amarte es pecado... Mmm... ¡Delicioso pecado! Tengo muy presente el día en que me quitaste la camisa, ¿fue ahí cuando comenzamos a pecar?
- Sí, también yo lo tengo muy presente y también recuerdo muy bien todo lo que te resististe... (le dice, mientras acaricia sus pechos con suavidad, observando la inmediata reacción de sus pezones). ¿Tienes frío, mi amor?
- ¿Frío? No. ¿Por qué lo preguntas?
- Porque tus pezones están duros, ¿ves?
Ella se estremece, pero le gusta el juego de recordar. Insiste.
- ¿Recuerdas cuánto me resistí?
- ¿ Cómo olvidarlo? Te veo ahí, mirándome desafiante a los ojos, sonriendo invitadora y con los brazos levantados.
- ¡Solo me desperezaba y tú te aprovechaste de mi confianza!
- Tú te me entregaste amor y ahí confirmé que ya nada sería como antes - dijo muy suave pero acariciando a su mujer con más audacia.
Los dos suspiraron a la vez, se estremecieron y se miraron con fuego en las miradas.
- Mmm... ¡Delicioso pecado! - dijo ella en un hilo de voz.
- ¡Como todos los pecados! ¡Pero este nuestro, es lo máximo!
- Este es un pecado digno de ser vivido!
¡Y nosotros lo hacemos!
- ¡Sí! ¡Es un pecado santificado por nuestro amor y goce! - agrega él mientras sus labios recorren cada centímetro de ella.
- ¡Sería un pecado no pecar juntos!
¡Necesito pecar!
- ¡Ese sí sería el padre de todos los pecados! ¡Yo también quiero pecar contigo, amor!
- ¡Sigamos disfrutando del verdadero pecado! - ¡Sí, por siempre amor!
- ¡Sí amor!
Y tanto hablaron de pecar, que pecaron con abrasadora pasión, con lujuria, con ternura, con ganas, con hambre, con sed...
Y pasaron los días. Él, como trabajador de la salud, ella como abogada (aunque no del pecado... ¿o sí?), dejaron de verse por unos días. ¡Se extrañaban tanto! Hablaban a diario pero no les bastaba.
- ¡Qué ganas de estar ahí, contigo! - le dijo ella, de pronto. Y en un impulso incontrolable, se sacó una foto y se la envió. Era una foto inocente, de sus piernas desnudas.
- ¡No me hagas esto! - casi gimió él.
- Perooo...
- ¿Qué?
- ¡Es para que no me olvides! Necesito estar piel a piel.
Entonces fue ella la que recibió una foto, también de las piernas de su amado.
- ¡Estás divinooo! Mmm...
- ¡Tú eres la divina!
- ¡Ay, amor! ¡Sueño con esas piernas abrazando las mías!
- ¡Ahhh... qué delicia!
- ¡Juntos lo somos más!!!
- ¡Claro! ¡Hacemos magia! ¡Se produce la magia!
- Somos hechiceros a toda hora. ¡Me tienes hechizada!
- ¡Nos hechizamos constante y mutuamente!
- ¡Amo nuestro estado constante de hechizados!
- ¡Amo amarnos! ¡Y quiero muy, pero muy pronto, tenernos!
- ¡Y yo, mi vida! ¡Desafiando todo!
- ¡Todo y a todos!
- ¡Siiiiii!
- ¿Qué podemos hacer con esta atracción y estas ansias? - pregunta él, casi con desesperación.
- ¡Amarnos!
- ¡Aprobado por unanimidad!
- ¡Quiero ser tuya completamente!
¡Y hacerte mío, todo mío!
- ¡Y yoooooo!
- ¡Estoy ansiosa!
- ¡Tranqui amor! Lo que tenga que ser, será ...
No olvides que te amo y que mi anhelo sigue intacto.
Sea para mañana, o para otro día, otro mes, otro año...
Ellos saben que cuando el amor es verdadero, desconoce distancia, tiempo y edad, y el suyo es amor del bueno.
Y entre pacientes y clientes, siempre una charla entre medio.
- ¡Hola mi amor!
- ¡Amor! Recién me levanto de la siesta - dice él con voz somnolienta.
- Mmm... ¿Estuve ahí?
- ¡Siempre!
- ¿Dormiste? - pregunta inocentemente ella.
- ¡Sí! ¡Como una hora y media!
- ¿Y te dejé dormir?
- Jeje, fueron sueños gratos ...
- Mmm... ¿Húmedos, entonces?
- ¡Muy húmedos! Hubo fuerza, ternura, pasión, dureza, humedad... ¡No faltó nada, mi amor! ¡Estuvimos juntos! ¡No imaginas cuánto deseo abrazarte!
- ¡Ay amor! ¡Tus abrazos me son necesarios!¡Siempre! Me reconfortan, me seducen, me excitan, ¡me hacen mucho bien! - le dice ella, mimosa ( compradora, diría él).
- ¡Y yo lo ansío con toda mi alma y mi cuerpo!
- ¡Quiero escaparme contigo! Y que me des consejos.
- Te daré buenos consejos, mi vida - le dice él con picardía.
- ¿Y me cobrarás?
- Solo por esta vez no...
- Mmm... ¡Me gustaría pagarte! Pero en especias. Con mucho condimento y dulces - responde ella, sensual.
- ¡ Y con intereses de usura!
- ¡Siiiii! ¡Por favor! ¡Muchos intereses! ¡Es tanto lo que quiero con vos!
- ¡Entonces a trabajar para consumarlo, amor! Esta noche empiezo a soñar. ¡Te adoroooo!
Y los sueños se cumplen. Más aún cuando son dos soñando el mismo sueño. Llegó el día esperado y, en palabras de Arjona, se besaron hasta las sombras. No dejaron nada para después, aunque se saben creativos y son conscientes de que siempre inventan una nueva manera de amarse.