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-yo... Kogami-san... Yo... - tartamueaba con la espalda en la pared mientras sentía su corazón latir furioso contra su pecho. estaba asustado. jamas habia hecho una confesión de amor y mas temiendo ser rechazado brutalmente, era natural que tuviera miedo, no tenia nada que ofrecer mas que sus sentimientos sinceros aun teniendo problemas psiquiatricos y sus habilidades sociales rayaran a lo nulo.

pero muchas enfermeras y enfermeros que le vieron desde el inicio intentar acercarse al peliblanco de mechas purpuras. le animaron con suaves consejos de hacerlo y las razones porque debía confesarse pero la principal era:

"no querrás que ese sentimiento te torture para toda la vida. no es la clase de arrepentimientos que un joven de tu edad deba cargar"

suspiro una vez mas y se animo a tocar la puerta. apenas consigo respuesta decidio enfrentar a su destino con el corazon en la mano y sus palabras en su garganta como únicas armas.

El esperado momento llegó, Kusanagi Soichi los llevaba a sus dos amigos a la central de autobuses cerca de las 3 de la tarde. El viaje en carretera fácil consumían 5 horas de camino, tendrían tiempo en el viaje para planear que hacer además de sociabilizar con la familia de Takeru. Soichi les ayudo con sus maletas mientras se registraban, Jiin en esta ocasión no les acompaño, comentó que se sentía un poco cansado puesto la noche anterior se desvelo por las usuales y horribles pesadillas.

Así que tras una breve despedida y comprar algunas golosinas para el camino. La pareja tomó su trasporte junto con sus IAs Ignis y partieron a la primera llamada.

Yusaku había tomado el asiento junto a la ventana en un extraño silencio, desde la mañana que preparaban todo casi de último momento hasta el momento que empezaron a partir, ha permanecido calmado, casi taciturno. Homura se preocupo un poco por esto, Yusaku generalmente es tranquilo y silencioso pero está ocasión, algo lo inquietaba, sus ojos brillaban de forma extraña, como si estuviera ansioso. Así que tomó su mano como señal de apoyo mientras le sonríe tiernamente, al mismo tiempo que el joven de cabello azul volteara a verlo.

-no tienes porque estar nervioso Yusaku. Mis abuelos quizá son un poco estrictos pero te aseguro que te querrán mucho- ánimo el bicolor con una sonrisa.

-nunca he salido de Dancity- comentó Yusaku en suave voz.
-jeje me alegro que esta sea tu primera vez conmigo - el peliblanco se sonrojo ante su comentario inofensivo, el compartir ese tipo de cosas con Yusaku aceleraba su corazón con alegría, sin embargo el peliazul se tenso ante esa frase y oscureció su mirada sutilmente.

-no te preocupes, todo estará bien-apremio el ojiazul oceánico con seguridad aunque el mismo estuviera temblando de miedo, de la reacción de sus abuelos. Quizá su abuelo pueda entender mejor pero su abuela es más chapada a la antigua y siempre ha tenido la ilusión de que se comprometiera con Kiku cuando fueran mayores.

Durante el viaje no hablaron mucho, como era de esperar de alguien tan reservado como Yusaku combinado con Homura, un chico torpe. Es la formula ideal para esa clase de situaciones incómodas.

Yusaku quizás el cansancio del ajetreo de la mañana combinado del leve aburrimiento de ver más allá que la simple naturaleza como llanuras llenas de árboles ayudaron a ser arruyado, se recargo en el hombro de su novio cerrando los ojos momentáneamente. Este gesto fue tan tierno por el joven Homura que estrecho su mano contra la del peliazul con una sonrisa amable.

-descansa, yo te cuidare- una vez más, Yusaku se tenso.

...

El viaje duró menos de lo esperado, en especial porque los dos se quedaron dormidos acurrucados uno contra el otro, incluso los Ignis estaban tomando una siesta en sus discos de duelo. El primero en despertar fue Ai, el cual hizo un ruido perezoso con su forma de ojo vio por la ventana que pronto arrivarian a su destino, podía verlo por los poco edificios que empezaban a aparecer, entonces su óptica pasó a su portador.