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Pasaron unos días de ese encuentro.

Para todos, el día transcurría de forma natural. Tranquilo. Soichi vendía sus Hotdogs en el café Nagi mientras charlaba con su hermano y Takeru sobre la posibilidad de abrir un local fijo en el centro de la ciudad, sus comidas tenían suficiente buena reputación para que las personas se acercaran y sus clientes más fieles lo buscarán en un local establecido. Además sería su base de operaciones central, para dejar el camión para un recurso de emergencia en los fines de semana o en caso de una misión estilo agente secreto. En el caso de Yusaku, sentado en una mesa próxima al mostrador de venta. trabaja en el computador portátil haciendo un encargo de programación para un cliente, así ganar algo de dinero extra y matar el tiempo.

Había pocos clientes  así que no era necesario tanto secretismo en puntos importantes. El pelimorado con razgos lobunos miro al joven Homura mientras doraba cuidadosamente una salchicha.

-¿como van las cosas con Yusaku? -
-vamos bien... A veces es algo seco pero es parte de su encanto - admitio con una ligera sonrisa enamorada pero no evito que se girará a ver a sí novio y regalarle una sonrisa coqueta que Yusaku no se percato por estar enfrascado en su tarea. Sin embargo. Recordó que debía ser cuidadoso, No olvida que el mayor veía al peliazul como un hermano más y honestamente no quiere verlo molesto. Jiin por su parte esta indiferente a la conversación y se enfoca en consumir su limonada con mayor rudeza de lo esperado, tal vez topándose con unos hielos.

-es bueno oírlo. Yusaku, tu... ustedes - mirando a su hermano con una cálida sonrisa. - Merecen una nueva oportunidad de vivir felices -
-gracias Soichi -su atención se enfoco nuevamente al mayor con un cálido sentimiento de gratitud en su mirar.

-pero más te vale controlar tus hormonas o te las veras conmigo - el bicolor se sonrojo furiosamente ante este comentario. Sabía a lo que se refería. La última ocasión dejó una pequeña marca en la mejilla del usuario de Playmaker, se llevó casi una hora de sermón y amonestaciones por parte del mayor de los 4 así como varias amenazas de cortarle lo que lo hace hombre.

-ya ha pasado una hora- comentó Jiin de la nada llamando la atención de los otros. El pelimorado de ojos taciturnos dejó de lado su bebida y miro la orden metida en una sencilla bolsa de papel en espera de ser recogida al otro lado de la parrilla.

- es cierto. Ya paso una hora desde que Kogami-kun habló para encargar estos Hotdogs ¿porque tardara tanto en venir por el? - el mayor de rasco la cabeza confundido. Normalmente Ryoken es puntual en sus pedidos y si por alguna razón no podía venir el en persona, Ian era quien pasaba por el.

Homura inmediatamente pasó su mirada en su pareja y noto como el muchacho dejaba de lado su trabajo de programador para prestar total atención en lo dicho.

-no permitas que se acerque a la mansión y a mi - recordó brevemente el bicolor y lo peor es que estaban cerca de la costa, fácil podía ir a pie a dejar el pedido como una excusa para ver a Ryoken.

-¡yo lo llevo!! - todos se quedaron sorprendidos ante el exabruptos de Takeru. Incluso los comensales que estaban sentados cercanos. El bicolor recupero compostura con una leve tos y más tranquilo, volvió a hablar.

-quise decir. Yo se lo llevo. Usted y Yusaku están ocupados, Jiin no sabe donde exactamente esta la mansion y podía perderse. - explicó el bicolor con una sonrisa calma mientras tomaba el paquete.

-¿estas seguro? -
-claro, no es molestia. Además no estoy haciendo nada y me ayudara a estirar las piernas-- continuo el menor de ojos oceánicos. sin entretenerse mas, se despidió tras tomar su disco de duelo y salio corriendo con su usual energía a cumplir el encargo. Soichi miro a su hermano con una sonrisa complice mientras el menor de los Kusanagi simplemente levantaba los hombros al ver como el peliazul miraba hacia la dirección a donde habia marchado Takeru, pero solo Ai se dio cuenta que miraba mas el camino hacia el Stardust Road que el chico que corria por el pavimento.

6:17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora