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Un grito hizo que Ángela se despertara sobresaltada y se dirigiese a la habitación de su hermana. Antoine trataba de calmar a la pequeña en una pesadilla que la había dejado llorando sobre el cuerpo de su novio.

La hermana mayor decidió dejar que el francés se encargase y fue a la cocina a por un vaso de agua. Era la noche del martes para el miércoles, y pese a ser entre semana, Ángela había dejado que Antoine se quedase. Su hermana llevaba teniendo pesadillas toda la semana anterior y parecía que solo remitían cuando Antoine estaba cerca, pero no siempre funcionaba.

—No entiendo qué le pasa—suspiró Antoine entrando en la estancia

Iba descalzo, llevaba una camiseta vieja y se frotaba el pelo en un gesto nervioso.

—A mí también me pasó una vez... También antes de cumplir la mayoría de edad, y el día que los cumplí murió nuestro tío, llevaba soñando con eso toda la semana pero no me di cuenta hasta que pasó.

—Joder, ¿crees que...?

Ángela se encogió de hombros y le ofreció un vaso de agua a Antoine, que lo cogió y lo bebió del tirón.

—¿Me repites en qué consiste el plan?

—Toni me recoge a las once, así que a las diez y media te llevas a mi hermana al salón de tatuajes de Alex.

—Uhhh Toni...

—Griezmann.

—Perdón, perdón, sigue.

—Vale. Después te la llevas a comer y todo eso que hagáis los novios cursis para celebrar un cumpleaños.

—¿Cursi yo?

—Mucho, que es ver a mi hermana y se te pone una sonrisa de tonto que vamos. En fin, la cuestión es que tienes que entretenerla hasta la hora de la fiesta. Entonces la dejas en casa diciendo que tienes una sorpresa para ella y vienes hasta el local que hayamos alquilado para echar una mano con la decoración.

—Entonces veré a vuestro padre antes de lo previsto.

—No te va a matar. Creo. En fin, después...

—Después, cuando esté lista, la recojo y la llevo al local.

—Bien. No es tan complicado, francesito.

—Lo sé, pero es por si acaso. Y ahora vuelve a la cama que quedan dos horas para que suene el despertador.

—A sus órdenes, mi capitana. Nos vemos en dos horas.

Ángela rodó los ojos y apagó la luz de la cocina, para luego irse directa a la cama.

~•~

Noa besó la mejilla de su hermana y tomó la mano de Antoine para salir de casa. Ángela se quedó sola y aprovechó la media hora que tenía para arreglarse antes de que Toni la recogiese.

Se maquilló un poco, lo mínimo, y se puso sus vaqueros de la suerte. Cuando sonó el timbre llevaba ya diez minutos lista, impaciente, mirando el teléfono cada dos segundos.

—Buenos días, Ángela—Toni la recibió con un cariñoso abrazo cuando la vio salir del portal

—Buenos días, señor Kroos, ¿listo para buscar un local?

—¿Cómo que señor Kroos?

—Hasta que encontremos local soy tu asistente. Das una fiesta exclusiva esta noche y buscas el sitio perfecto, ¿entendido?

—A sus órdenes, mi capitana.

Ambos soltaron una carcajada cómplice y se subieron en el coche del futbolista, con el que recorrieron toda la ciudad hasta dar con el local perfecto.

Era un sitio no muy grande, de una planta, pero perfecto para el tipo de fiesta que iban a celebrar. Y pese a que Ángela sacó su tarjeta para dejarlo pagado, el alemán la apartó y dio la suya.

—¿Y ahora?—cuestionó Toni dejándose caer en un puff

—Ahora tenemos que ir al aeropuerto a recoger a mis padres. Arriba, culo gordo.

—A todo el mundo le encanta mi culo—el alemán la miró ofendido

—Anda, modesto...

La joven lo tomó de la mano para sacarlo de allí y llevarlo al coche. Un pequeño gesto inconsciente que causó el más sincero rubor en las mejillas de Toni, que se limitó a mantener los labios sellados y sus dedos entrelazados.

~•~

—¡Papá!—Ángela saltó a los brazos de su padre, que la recibió cariñosamente y la llenó de besos

—¿Cómo estás, princesa?

—Agotada, pero feliz. ¿Y vosotros?

—Felices de estar aquí por fin... ¿Ese es Toni Kroos? ¿El gran Toni Kroos?

Ángela miró hacia atrás, Toni se había agachado para saludar a Alejandro, que lo observaba asombrado.

—Sí, papá. El gran Toni Kroos.

—¿Y qué hace aquí? Madre mía, Ángela, ¿es tu novio?

—¿Qué? No, no, es un amigo.

—Bueno, ya definiremos eso de amigo luego. ¿Y tu hermana?

—¿Me has pedido que sea sorpresa y ahora me preguntas por ella? Está con su novio...

—¿Novio? O sea que es oficial...

—Más o menos, ven, te lo explicaré por el camino. Déjame saludar a mamá.

~•~

Con un gesto nervioso en el rostro, Antoine extendió su brazo para estrechar la mano del hombre que se hallaba ante él.

—Papá, de verdad que es buen chico—Ángela colocó sus manos sobre los hombros de su progenitor, acercándolo al francés—. Hace muy feliz a Noa.

—Es del Atlético. Es muy mayor. Es...

—Antoine Griezmann, encantado de conocerle.

Toni se colocó la mano sobre la boca para tratar de retener la carcajada que estaba a punto de soltar. Antoine estaba muy nervioso y no dejaba de temblar y mirarlo para ver si lo estaba haciendo bien.
El hombre estrechó la mano de Antoine a desgana, y Ángela le susurró que le daría entradas para los derbis, fue entonces cuando por fin esbozó una sonrisa.

El ambiente se relajó bastante cuando Antoine volvió a irse, acompañado de Alejandro, en busca de su novia. El padre de las chicas había entablado conversación con Toni y su madre charlaba con Ángela sobre cómo había ido todo en las últimas semanas.
Los invitados comenzaron a llegar poco después, estaban las amigas de Noa, las de Ángela y algún amigo de Antoine y Toni que se había hecho amigo también de la pareja del francés.

Ángela se dejó caer sobre un puff junto al alemán, que había cogido su mano en un intento por hacer desaparecer los nervios.

—¿Sabes que le has caído mejor a mi padre que Antoine?

—Es normal. Yo no estoy saliendo con una de sus hijas...—bajó entonces el tono de voz, de forma que Ángela no escuchó lo ultimo que dijo—De momento.

AchtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora