Epílogo

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Ángela nunca imaginó que se casaría con un gran futbolista de élite. Nunca imaginó siquiera que se casaría. Pero su boda fue el mejor día de su vida.

Tras la boda, y tras una valoración médica que advirtió que tal vez Ángela nunca podría engendrar un hijo, ella y Toni se sumergieron en el proceso de adopción. Rellenaron papeleo y tuvieron que esperar dos años, tras los cuales viajaron a Rusia, donde adoptaron a la pequeña Liv.
Liv se convirtió en la alegría de Ángela y en la niña de Toni. Ambos se desvivían por ella aunque no perdían la esperanza de darle un hermano algún día.

En su quinto aniversario, Toni decidió llevarse a sus dos chicas a un viaje sorpresa a Hawai. Un viaje idílico en el que solo existieron ellos tres. Un viaje en el que la felicidad dio lugar a una vida en el vientre de Ángela.

La joven se enteró cuando estaba de tres semanas, y decidió prepararle una sorpresa a su marido. Con ayuda de su hija, escribió una carta dirigida a él. A papá. Pero firmada por dos niños. Liv y el garbancito que crecía en su vientre.

Toni llegó a casa agotado después de un duro partido. Ángela y Liv dormían, y él se tumbó en la cama dispuesto a leer un poco antes de dormir. Cogió el ejemplar de Ana Karenina que tantas veces había leído desde que conocía a Ángela y lo abrió por la página en la que se había quedado la última vez. Se encontró con un sobre que ponía para papá.
Leyó la carta tres veces antes de creerse lo que había leído. Iba a tener otro hijo, y esta vez podría ver a Ángela evolucionar durante un embarazo.

Unos meses más tarde dieron la bienvenida al pequeño Fin. Un bebé con rasgos alemanes y cuyo padre no se podía negar.

El día que Fin nació y la familia estuvo al completo, Ángela supo que sí que existen los finales felices, y que ella, pese a todo lo vivido, sí lo había conseguido.
Teniendo a Fin sobre su pecho y viendo a Liv en brazos de Toni se dio cuenta de que, a veces, la vida era generosa y te recompensaba los malos momentos, pero había que luchar por ello.
Aquel ocho de agosto supo que en la vida, había momentos buenos y momentos malos. Pero sin ambos no se podría hacer balance y no se podría disfrutar. Al fin y al cabo, lo que no te mata te hace más fuerte, y Ángela lo sabía mejor que nadie.

FIN

Dedicada a mi Preciosa NightmareLady que me ha ayudado, dado fuerzas y apoyado desde que nos conocemos. Aunque me sigas llamando Mujer Maravilla y no me lo crea ni yo, porque la verdadera maravilla eres tú. Te quiero mucho, Angy ❤️

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