LA VIUDA NEGRA

CAPÍTULO UNO: EL COMIENZO DE UN AMOR PROHIBIDO

Buenos días papi- dije bajando las escaleras

Hola, mi nombre es Erika Buenfil, tengo 14 años y soy la menor hija de Manuel y Laura Buenfil. Mis padres se amaron por mucho tiempo, pero llegó a su fin cuando mi madre se enteró que mi padre nunca la amó y para ser sincera ella nunca lo odió y se llevan bastante bien, pero para ponerlos en contexto.

Yo vivo con mi padre pues mi mamá vive en el extranjero, mi hermana mayor se llama Denisse, ella tiene 16 años y no nos llevamos tan bien hasta siento que me odia, pero ya es onda de ella

- Buenos días hija ¿Cómo has amanecido? - dijo mi padre posando un beso en mi mejilla

- Bien papi ¿Te vas a la empresa? - dije tomando un sorbo de jugo

- Si hija, ¿Y tu hermana? - dijo mi padre al darse cuenta que ella no bajaba

Llegó ayer muy tarde, casi era de día y la escuché por que se caía con todo en su habitación- dijo comiendo mi desayuno

De pronto se escucharon unos pasos bajando la escalera

- Vaya, vaya hasta que la señorita se digna a bajar y por lo que veo no piensas ir a la escuela- dijo mi padre muy enojado

- Pues buenos días primero ¿no? Y fíjate que no quiero ir a la escuela papi- dijo Denisse con tono sarcástico

- No me importa, te cambias y te vas a la escuela si no ya sabes dónde te mando estudiar ¿entendiste? - dijo mi padre pegando un golpe en la mesa

Eso fue suficiente para que Denisse subiera y bajara a los veinte minutos completamente lista para la escuela.

Nos fuimos a la escuela de inmediato, obviamente no cruzamos palabra alguna entre nosotros, primero no era necesario y segundo no tendríamos nada de qué hablar por lo pronto no veo la hora que sea momento de salir de la escuela para verme con él... con Eduardo Yañez.

Si, no tenemos que ver a escondidas porque nuestras familias llevan una enemistad de muchos años, según mi abuela tanto mi padre como la madre de Eduardo eran novios, pero ella prefirió al padre de Eduardo pues tenía más dinero.

El dia pasa lento, las horas no continúan y yo me siento aquí aburrida sin saber qué hacer, solo sé que quiero estar con Eduardo en la cabaña las afueras de la ciudad.

Pronto eran las 2pm y salí corriendo hacia el estacionamiento, tomé el taxi que me esperaba y tras veinte minutos de viaje vi estacionado aquel BMV negro que pertenecía a Eduardo. Bajé, toqué la puerta y ahí me abrió, me sonreía, esa sonrisa tan bella, esos dientes perfectos, esos ojos llenos de amor y ahí llevándome hacia la cama donde nos esperaba una pasión descontrolada, no era la primera vez que nos entregábamos a la pasión desmedida pero esta vez era algo más especial, sentía algo diferente.

Eduardo iba tocando mi cuerpo a medida que me iba quitando la ropa, pronto nos fundimos en unos solo con el movimiento de nuestro cuerpo...

- Así que aquí es donde viene maldita escuincla- dijo una persona mirado y sacando fotos a lo que observaba.