CAPÍTULO ONCE: UN TRISTE REENCUENTRO

353 26 3
                                    

Eduardo había pasado toda la tarde llorando en la tumba de su pequeña, cuando decidió no llorar más y ser fuerte por ella.

- No voy a llorar más, tengo que ser fuerte y aceptar que yo fui el único culpable de esta situación. Si tan sólo hubiera dejado que hablar aquel día a Erika que diferente sería nuestra vida- dijo Eduardo secándose las lágrimas.

Erika por su parte se había quedado dormida en su cama con todo el destrozo a su alrededor, Laura decidió que ella debía salir adelante así que procedió a llevarle comida.

- Mi amor, te traje de cenar- dijo Laura entrando con la bandeja de comida.

- No tengo hambre- dijo Erika secamente mientras algunas lágrimas empañaban sus ojos.

- Tienes que comer Erika, estás muy delgada- dijo Laura triste.

- ¡Te dije no quiero!- gritó Erika tirando toda la comida.

- Esta bien- dijo Laura saliendo de la habitación.

Cuando Laura bajó las escaleras se encontró con Denisse, Tomasina y Chayo tomando un té.

- ¿Y mamá? ¿Cómo está mi hermanita?- dijo Denisse en tono sarcástico pero nadie lo notó.

- La veo muy mal, tiró toda la comida- dijo Laura llorando.

- Señora hay que darle tiempo, la niña Erika perdió todo de un día para otro- dijo Chayo traquilizando a Laura.

- Yo quiero saber que paso con Eduardo, ¿A él también lo alejó?- dijo Tomasina.

- Al parecer si- dijo Laura limpiándose las lágrimas.

- ¿Vino Eduardo?- dijo Denisse con asco.

- Si, pero así como vino se fue. Quizás la niña Erika no quiso hablar con él- dijo Chayo.

- Eduardo no puede estar cerca de Erika y de eso me encargaré yo- dijo Denisse en su mente.

Pasaban los días y Erika seguía deprimida, no comía, no dormía, sólo lloraba y eso preocupaba a todos. Chayo por su parte se había regresado a la hacienda. Denisse había tomado posesión de toda la herencia, Eduardo había regresado a casa con su mamá.

- Vaya, vaya. Hasta que regresa el perro arrepentido- dijo Olga sonriendo.

- Déjame en paz- dijo Eduardo entrando a su cuarto.

- ¿Qué pasó la Buenfil no te quiere?- dijo Olga riéndose.

- Mi hija murió- dijo Eduardo entrando a su habitación llorando.

Depronto Olga sintió que su corazón se había quedado hueco, ella pensó que odiaría a ese bebé pero al parecer la sangre es la sangre.

Eduardo había comenzado a trabajar en la empresa cafetera, poco a poco su vida iba regresando al cause. Tenía que olvidar a Erika de alguna manera y el trabajo lo ayudaría mucho.

Erika por su parte se encontraba en su cuarto cuando Denisse ingresó.

- Hola hermana- dijo Denisse en el umbral de la puerta.

Erika volteó a mirarla y luego volvió a la posición en la que estaba.

- Erika, sé que por mi culpa pasó esto. No se como acercarme a ti sin hacerte sufrir, Erika somos hermanas no enemigas- dijo Denisse con la voz entre cortada.

- No quiero verte Denisse- dijo Erika limpiándose las lágrimas.

- Hermana quiero que hagamos las pases, mira te traje un té para que te sientas mejor- dijo Denisse acercándose.

LA VIUDA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora