CAPÍTULO DIEZ: TODO SE TERMINÓ

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*CHICAS ESTE CAPÍTULO LES RECOMIENDO QUE LO LEAN JUNTO CON LA MÚSICA ES MUY IMPORTANTE, DISFRÚTENLO Y DEJEN SUS COMENTARIOS*

Eduardo quedó mirando a tomasina y salió corriendo, tenía que verla no importaba si él no sabía en que hospital estaba, debía estar con ella en ese tan difícil momento que ambos estaban pasando.

Denisse a pedido de su madre se encargó de enterrar a la pequeña, a Erika la habían dormido completamente para que ella pudiera recuperarse del parto. Eduardo iba corriendo recorriendo cada hospital que encontraba.

Denisse estaba en panteón mirando como aquella cajita bajaba, sólo estaba ella. ¿Le dolía ver a su hermana así? Si, pero la ambición era grande y no podía permitir que esa niña se interpusiera en sus planes. Tanto Laura como Chayo se encontraban con el doctor con quien hablaban para llevar a Erika a su casa, y así fue Erika con aquella mantita rosada en sus manos.

Eduardo había recorrido todos los hospitales sin éxito, estaba en un parque llorando. Así pasó muchas horas cuando vio que en un auto iba Erika con la mirada perdida tomada de su mantita.

- ¡Erika!- gritó Eduardo mirandola.

Pero sin éxito, nadie lo había escuchado. Eduardo tomó rumbo caminando a la casa de Erika.

Todos habían llegado a la mansión que Erika no pisaba hacía nueve meses, la última vez que había estado ahí todavía tenía una familia. Tomasina al verla la abrazó y no pudo contener las lágrimas pero Erika se hacía la fuerte o simplemente había dejado de sentir cualquier tipo de emoción, la abrazó pero no lloró.

Cuando ambas se separaron, Erika decidió que era momento de irse a su cuarto pero encontró que todo estaba arreglado para la llegada de su bebé, fue difícil ese momento. No tenía a su padre, a Eduardo y ahora a su hijo.

Erika miraba todo y tocaba cada detalle, cuando las lágrimas comenzaron a brotar de su rostro, poco a poco se hacían más visibles, no podía evitar que estas caigan y cuando encontró la ropita que llevaría su hija la apretó contra su pecho y se acostó al costado de la cuna llorando por su hija perdida, se sentía tan vacía. Simplemente quería morir en ese momento. Depronto Erika comenzó a sentir rabia y procedió a destruir cada centímetro de su cuarto, rompió la ropa, los muebles, tiró las cosas de aseo, todo.

Laura, Chayo y Tomasina escucharon aquella cantidad de bulla y salieron corriendo, encontrando a Erika llorando mientras pateaba todo lo que se encontraba a su paso.

- Hija, hija mia- dijo Laura sentandose en el piso abrazando a Erika mientras esta lloraba desconsoladamente.

- Mi hija- gritó Erika entre lágrimas.

Tomasina y Chayo lloraban mucho al ver aquella dolorsa escena.

Eduardo iba corriendo sin descanso parecía que le habían inyectado adrenalina, cuando llegó a la casa de Erika comenzó a tocar como un loco aquella puerta, nadie le abría. Él seguía insistiendo, necesitaba estar junto a Erika, él también la necesitaba.

Tocó tan alto que fue Laura quien abrió.

- Eduardo- dijo Laura secándose las lágrimas.

- Laura, necesito ver a Erika por favor- dijo Eduardo llorando.

- Eduardo, ella está destrozada- dijo Laura llorando.

- Déjame estar con ella, me necesita y yo la necesito- dijo Eduardo llorando de rodillas ante Laura.

- Ella está descansando- dijo Laura.

- Por favor Laura- dijo Eduardo.

Laura sólo abrió la puerta y Eduardo entró corriendo, cuando Tomasina y Chayo lo vieron entrar sintieron que todo estaría bien. Cuando Eduardo llegó al cuarto de Erika se paró y escuchó como Erika hablaba.

- Hijita mia, no sabes lo que se siente tu pérdida. Siento que mi corazón se terminó de destruir con su partida- dijo Erika llorando.

- Erika- dijo Eduardo pasando su mano suavemente por la puerta mientras sus lágrimas caían con más fuerza.

- Tú papá no estuvo con nosotros, él nunca me amó pero yo si lo amé pero ahora todo ese amor que sentí se convirtió en puro odio. No quiero volver a saber de ti Eduardo Yañez- dijo Erika llorando abrazada a aquella mantita.

Las palabras de Erika habían sido contundente, ella no quería saber nada de él y quizás era lo mejor. Eduardo se separó de la puerta mientras Erika se acercó a esta pues había sentido el perfume de Eduardo, pero este salió de ahí sin decir una palabra.

Cuando bajó las escaleras con su rostro decepcionado todas supieron que él no había tenido suerte, así que Eduardo al llegar a la sala se despidió de las mujeres que se encontraban ahí.

- Eduardo, la pequeña Mia está enterrada en el panteón jardin de paz. Mereces llorarla- dijo Laura abrazandolo.

- Gracias Laura, cuida mucho a Erika. Te necesita- dijo Eduardo tragando las ganas de llorar.

Cuando Eduardo salió de la casa de Erika, errumbó directo al cementerio donde encontró una pequeña tumba que recién había sido llenada. Una tumba que decía Mia Buenfil, ni siquiera llevaba el apellido de él.

Eduardo al ver eso sólo se agachó y se acurrucó en la tumba a llorar desconsoladamente, mientras Erika seguía en el piso llorando mientras tocaba su vientre vacío.

LA VIUDA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora