CAPÍTULO DOCE: UN BESO DE DESPEDIDA

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MARATÓN 1/5

- Erika amor, debo irme ya no demora en llegar el doctor. Por favor cuidate mucho y recuerda que te amo- dijo Eduardo acariciándole la mejilla.

- ¡Eduardo!- gritaba Zoila viendo como el doctor se acercaba a la habitación.

- Mi amor mañana vengo a verte- dijo Eduardo para tomar a Erika entre sus manos y comienza a besarla, el beso fue lento y aunque Erika no le correspondía, a Eduardo le bastaba saber que estaba a su lado.

Pero cuando Zoila iba a avisarle el doctor había llegado fuera del dormitorio.

- Zoila, ¿Qué haces aqui?- preguntó el médico.

- He.. es que la señorita Erika quería agua y vine a traerle- dijo Zoila nerviosa.

- ¿Y dónde está el agua?- preguntó el médico.

- Recién voy a traer, ¿Y ese té?- preguntó Zoila.

- Es para Erika, me dijo su hermana que le gustaba mucho pero con permiso iré a dárselo- dijo el médico moviendo la perilla.

- Doctor- gritó Zoila viendo como el doctor abría la puerta de la habitación.

Zoila no podía creer que Eduardo no estaba ahí, pero cuando Zoila se dispuso a recoger la almohada que se encontraba en el piso, lo vio y él le hizo una señal de silencio con su dedo que hizo poner a Zoila más nerviosa.

- Zoila, déjame con la paciente a solas- dijo el doctor mirando a Erika.

- Si doctor con permiso- dijo Zoila saliendo de la habitación.

El doctor miraba a Erika quien está aún en la ventana, al momento que la tomó de la mejilla ella lo miró, el doctor pudo darse cuenta que ella estaba con los labios hinchados y rojos. Parecía que la habían besado pero rápidamente disipó esos pensamientos pues quién podría besarla.

Eduardo por su parte observaba con detenimiento cada movimiento de aquel doctor que no le inspiraba confianza, casi unos minutos después vio que él tomó el té que había traído acercándoselo a Erika.

- Erika llegó la hora del té- dijo el doctor alcanzándole el té.

- No quiero- dijo Erika muy bajito.

- Tienes que tomártelo- dijo el doctor tomando fuerte a Erika hasta que ella accedió a tomar aquel té.

Eduardo quería matar al doctor por tratar así a Erika, pero sólo pudo apretar los puños y quedarse callado.

Denisse se encontraba en su auto cuando pronto llegó a su destino, una vecindad en una colonia muy populosa, ella miraba a cada paso que esta daba hasta que se acercó a una señora.

- Buenos días quiero saber si aquí vive la señora Julia- dijo Denisse mirando todo a su alrededor.

- Si guerita, ella vive en el A3- dijo la señora.

- Gracias- dijo Denisse con media sonrisa.

Siguió caminando y subió unas escaleras que la hicieron encontrarse con el departamento A3, ella tomó aire y se dispuso a tocar la puerta. Minutos más tarde salió una señora que cuando vio a Denisse se sorprendió.

- Señorita, ¿Qué hace aquí?- dijo la mujer.

- Julia, vengo a entregarle esto- dijo Denisse dándole el sobre.

Aquella mujer tomó el sobre abriéndolo al instante, encontrándose con un montón de dinero por lo que ella se sorprendió.

- Chale señorita, esto es reteharto dinero- dijo Julia sorprendida.

- Julia, esto es sólo el comienzo de lo que te daré- dijo Denisse inexpresiva.

Por su parte en el psiquiátrico el doctor ya había salido del cuarto de Erika, por lo que Eduardo se acercó a ella.

- Mi amor, por favor no tomes ese té por que presiento que algo tiene. Prometo que te sacaré de aqui- dijo Eduardo besándola, el beso era lento sin prisa, de pronto Erika comienza a sonreír entre el beso.

Ha pasado un año desde aquel beso, la enfermera Zoila se dispuso a entrar a la habitación de Erika encontrándose a Eduardo besándola mientras Erika lo abrazaba del cuello.

- Eduardo, Erika, ya son las cuatro de la tarde y la visita se terminó- dijo Zoila sonriendo al ver la tierna escena.

- Mi amor, ya escuchaste lo que dijo Zoila, debo irme por que no demora en venir el médico. Recuerda lo que te dije con respecto al té. Te amo- dijo Eduardo besándola nuevamente.

- Yaa niños- dijo Zoila sonriendo y viendo con ternura el amor entre aquellos adolescentes.

Eduardo se separó sin ganas de Erika, quería llevársela pero por alguna razón la salud de Erika seguía igual. Como si no hubiera mejoría así que decidió que lo mejor sería que ella por el momento se quedara en el hospital al cuidado de Zoila quien en tan poco tiempo se había convertido en una gran ayuda.

- Ya me voy Zoila, por favor cuídala mucho- dijo Eduardo tomando a Zoila de las manos.

- Con mi vida la cuidaré- dijo Zoila sonriendo y abrazando a Eduardo.

- Adiós- dijo Eduardo mandando un beso volado a Erika y un abrazo a Zoila.

Eduardo se fue corriendo ese día, sin saber aquel día sería la última vez que vería a Erika.

Luego que Eduardo se fue, Zoila llevó a Erika a la sala común donde se encontraba Angélica. Ella en poco tiempo se había echo muy amiga de Erika, las dos estaban cada día peor.

Angélica había sido internada luego que sufriera una violación atroz, pero ella había querido escapar desde que llegó. Angélica no estaba tan inconsciente como Erika así que prácticamente la obligó a escaparse con ella.

Zoila se acercó a despedirse de ambas, ya que su turno había finalizado por esa noche. Angélica en ese momento que Zoila se fue y quedó la nueva enfermera tomó a Erika de la mano, ambas comenzaron a caminar en dirección de aquellos cuartos que daban entrada a la terraza que era la única forma de escapar.

Cuando llegaron Erika cerró los ojos cuando sintió la brisa del aire, hace mucho no sentía como el aire golpeaba en su rostro disfrutando cada momento que la vida le daba. Angélica sabía que era la única forma de escapar de ese lugar por lo que tomó a Erika de las dos manos quedando ambas mirándose frente a frente.

- Erika, esta será la única forma de escapar. Tienes que ayudarme a que nos vayamos de aquí por eso tienes que tirarte conmigo- dijo Angélica.

- Si- dijo Erika sonriendo.

Fue ahí cuando ambas miraron hacía el bosque que se encontraba en la entrada del psiquiátrico y se tiraron al vacío.

LA VIUDA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora