CAPÍTULO SIETE: EN LA BÚSQUEDA DEL AMOR

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- Así que ya lo descubriste- dijo Olga riendo.

- ¿Tú sabías eso?- dijo Eduardo sorprendido.

- Si, el día que ella vino a verte lo dijo cuando la empujaste fuera de tu cuarto- dijo Olga divertida.

- ¡Eres una maldita!- gritó Eduardo enfurecido.

- Te dije que no te metieras con una Buenfil por que lo ibas a lamentar, así que me tomé el trabajo que Manuel no sólo se enterara de la relación entre ustedes, si no me encargué que se enterara del embarazo y ¿Sábes que más? también me encargué que se llevara a Erika lejos de aquí- dijo Olga riéndose fuertemente.

- Sólo una cosa te voy a decir, voy a buscar a Erika y a mi hijo hasta debajo de las piedras por que de ahora en adelante me largo de esta casa- dijo Eduardo muy enojado.

- Vamos a ver cuanto duras fuera de aquí y sin dinero- dijo Olga saliendo de la habitación de Eduardo.

- Aunque sea lo último que haga, te voy a encontrar Erika- dijo Eduardo tomando sus maletas.

Eduardo enrrumbó hacía un viaje en busca de Erika, Tomasina no sabía donde se había con exactitud pero hizo una lista de todas las propedad de los Buenfil para entregarle a Eduardo aquella lista.

- Aquí tienes, por favor no le vayas a decir a nadie que yo te dí esa lista por que me matan- dijo Tomasina.

- No tienes por que preocuparte, eso me lo llevo a la tumba- dijo Eduardo abrazándola.

- Encuentrala, ella y tu bebé te necesitan- dijo Tomasina.

Iban pasando los meses y Eduardo iba cada una de las propiedades de los Buenfil, hasta el momento sin éxito, Erika cumplía 8 meses de embarazo y ahí se encontraba como siempre mirándo a la ventana mientras sobaba su vientre, nadie había ido a verla y la única que se encargaba de ella era Chayo pero Erika no decía una sóla palabra.

- Hola mi niña- dijo Chayo entrando a la habitación con un plato de comida.

Pero Erika no respondía y seguía mirando a la ventana.

- ¿Cómo dormiste?- dijo Chayo tomándole tiernamente el cabello.

Erika seguía sin responder

- Mi niña te haz pasado los ocho meses de tu embarazo sin decir ni una sola palabra, yo sé que se han hecho de la vista gorda. Tú papá quiso cubrir tu panzita con tu encierro, pero el amor por el joven Eduardo nadie te lo va a quitar ¿no?- preguntó Chayo sentandose frente a ella.

Erika la miró mientras las lágrimas caían por sus mejillas.

Mientras tanto en la masión Buenfil estaba Manuel tomando desayuno cuando la puerta principal se abrió dejando ver la silueta de Denisse.

- Vaya, vaya. Hasta que por fin llegas- gritó Manuel.

- ¡Haber Cállate! tú no tienes el derecho de decirme nada- gritó Denisse.

- ¡Tú a mi me respetas!- gritó Manuel.

- Tú no puedes pedir respeto cuando te haz olvidado que tienes una hija en una hacienda con ocho meses de embarazo- gritó Denisse.

- ¡Cállate!- dijo Manuel.

- Te da verguenza tu hija pero la vaca no recuerda cuando fue ternero, ¿No te acuerdas como te acostabas con la mamá de Eduardo?-gritó Denisse con odio.

Fue ahí cuando Manuel comenzó a sentirse mal y cayó al piso, un infarto fulminante acabó con él.

- ¿Qué pasó?- gritó Tomasina.

LA VIUDA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora