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Seúl, Diciembre 05/2012.

Taehyung ingresó a la habitación a pasos veloces, estaba realmente exhausto. No era el tipo de chico que se ejercitaba, más bien era de aquellos que podían pasar horas y horas frente al televisor, jugando algún videojuego de última sensación.

Desde que entró como aprendiz, todo su estilo de vida había cambiado. Por primera vez tenía rutinas, sin embargo, estás estaban tan minuciosamente calculadas, que ni tiempo le daba para hacer otras cosas. Era extraño para él, no obstante, no le molestaba.

Claro que en un comienzo estuvo a punto de retroceder y volver a casa pero ahora, al fin había encontrado la fórmula secreta perfecta para poder sobrellevar todo esto. Jungkook.-

Él maknae era lo más parecido a un alma gemela, pensaba a diario. Nunca había tenido un amigo como Jeon, con él todo era mucho más fácil. Tenían los mimos gustos o al menos en su gran mayoría. Incluso podían estar juntos horas y horas pero aún así, jamás se aburriría. Era divertido, no cabía duda.

Caminó entonces por la habitación, si bien era lo más parecido a una cajita de fósforos, resultaba ser bastante acogedora. Dormían los siete en una misma habitación —pequeñas literas— a excepción de Jeon, quién ocupaba una pequeña cama a la pies de las otras.

Se acomodó cuidadosamente sobre la cama de Jungkook, acostándose a su lado mientras éste aún dormía. No quería despertarlo aún, sentía que era su deber velar por él, sólo por el hecho de ser dos años mayor.

Tomó su celular y comenzó a jugar el RPG de moda, procurando hacerlo en silencio para evitar que él pequeño abriera los ojos.

De vez en cuando lo miraba de reojo, como una forma de saber que todo seguía en orden. Jungkook dormía de costado, dándole la espalda pero eso no era impedimento para él.

¿Cómo fue que se conocieron? Larga  historia, pensó. Más no reparó en sus recuerdos.

Desde muy temprano habían estado ensayando para una de las escenas que saldrían en el video clip de un cantante de la compañía.

Namjoon le había advertido, sería muy intenso el entrenamiento desde que firmaron para la compañía pero ahora, recién podía darle crédito a sus palabras.

Si bien ésta vez le había tocado algo mucho más liviano, la carga de trabajo más pesada se la estaba llevando él menor junto a Hoseok. Quienes debían aprender gran parte de la coreografía, al ser elegidos como los más idóneos para el rol de bailarín. Y luego estaba Seokjin y él, que debían limitarse sólo a actuar como lo había dictaminado la Empresa.

Jungkook suspiraba fuerte cada ciertos minutos, captando completamente la atención del mayor cada vez que lo hacía. Hasta que comenzó a hablar de la nada, al girar su cuerpo de medio lado para ver de frente a Taehyung. —Hyung, tengo hambre...

—¿Y qué quieres que haga?, ¿Qué vaya y te compre una pizza? —preguntó con ironía. —Estoy en medio de una partida, no molestes...

—Hyung, déjame jugar —señaló tras abultar su labio inferior en un puchero. Intentando quitarle el celular, mientras le hacía cosquillas.

—¡Jungkook basta! —exclamó tras retorcerse en la cama, no pudiendo evitar que el aparato cayera a piso.

Más todo lo que vino después, era una batalla campal de cosquillas. En donde lo único claro que había, era que uno de los dos cedería.

De pronto, Taehyung ganó ventaja al sostener las muñecas del azabache con sus manos y aprisionando las piernas de éste, entre las suyas.

—¡Gané! —indicó con una sonrisa ladina en sus labios, al notar que de algo servía tener un poco más de cuerpo y edad —Eres muy débil, Jungkookie... —agregó sin dejar de ejercer fuerza para evitar que él contrario, se zafara.

—Eres un tonto, hyung. —denotó con aires de grandeza. —Nunca cantes victoria antes de tiempo...

Y con esas palabras, él menor comenzó a forcejear de tal manera, que logró liberar una de sus piernas para llevarla tras la espalda baja de Taehyung.

Provocando que él mayor perdiera el equilibrio y cayera sobre él.

Las risas no tardaron en presentarse, inundándose por completo la pequeña habitación, no obstante, tras un par de minutos, una extraña atmósfera se había apoderado de la situación.

Jungkook se encontraba en silencio observando directamente a los ojos del mayor, tragando un poco de saliva al notar la intensidad de esa mirada.

Taehyung por su parte no entendía porqué le causaba tanta curiosidad observar así al menor. Era atípico, jamás había sentido incomodidad respecto al contacto físico con alguien, pero entonces ¿por qué tenía esa extraña sensación en el pecho cada vez que se trataba de Jungkook?

La pregunta murió al mismo tiempo que se formuló, luego de escuchar cómo la puerta se abría para dejar a la vista, a su mejor amigo. Separándose de inmediato para sentarse en la cama casi al tiempo que Jimin, sacaba un par de prendas del armario.

—Dejen las tonterías de lado y mejor vayan a bañarse, que vendrán luego por nosotros —anunció él mayor de los tres, antes de salir de la habitación.

Jungkook se acomodó al lado del castaño, dándole un suave golpecito sobre su hombro —Hyung, debemos hacerle caso a Jimin-ssi —profirió al ponerse de pie. —. Cuando volvamos me compras la pizza, ¿Vale? —continuó, mientras le sacaba la lengua al mayor.

¿Por qué Jungkook captaba tanto su atención?, se preguntó. Pero sólo el tiempo le daría la respuesta.


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Amo mucho a Taehyung, me gustaría verlo siempre sonreír. Él es luz y debe brillar siempre 💜

One day, One year | VKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora