2. Hubo una vez

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¡Se me había olvidado actualizar aquí también! Aunque dudo mucho que a alguien le importa, pero igual, yo siempre subo aunque no sea un éxito.

Así que gracias aquellas que leen.

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Disclaimer 1: todos los personajes pertenecen a la grandiosa mangaka Rumiko Takahashi, yo solo los tomo para poder expresar todo lo que tengo, hacer que sufren y de paso cumplir mis perversidades.

Disclaimer 2: NO PRESTO mi fics, no hago continuaciones de lo que ya terminé, así que, si se terminó, así quedará, no me insistan en ninguna de las cosas porque si no, simplemente ignoraré los comentarios y/o peticiones.

Nota: Digan NO al plagio, es cierto que nosotros los fickers tomamos los personajes famosos, pero las historias son originales, así que cuando vean una de mis historias (o de cualquier otro ficker) tomadas por alguien más, por favor avisen y reclamen, porque no es justo.

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Capítulo 2
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Hubo una vez...

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Nada más éramos dos chicos al salir de la prepa, él odiándome por ser una niña consentida y yo odiándolo a él porque se creía que el hombre más guapo sobre la faz de la tierra era obvio porque todas caían a sus pies, tenía un cuerpo de ensueño y su familia era inclusive más acaudalada que la mía, y si queríamos comprarnos el automóvil más caro del mercado y personalizado, eso no nos disminuiría la fortuna ni un 0.05%.

No existía chica que le dijera que no, a veces solo salía con ellas una o dos noches solo por probar que podía enamorarlas, era un tipo de lo más engreído, pero a mí nunca se me insinuó. A través de engaños y berrinches conseguí que se me «mal» declarara, por llamarlo así, ya que con su voz ronca y sensual solo me dijo: «Estoy seguro de que tú y yo podríamos llegar a ser una buena pareja, ¿qué dices?», me reí ante su pregunta y le di un beso en la mejilla acercando mi cuerpo al de él que vibró al unísono con el mío: «puede ser, lo averiguaremos algún día cuando dejes de ser un engreído y un misógino».

Me di la media vuelta y me odió a partir desde ese instante jurándose que me haría caer a sus pies para enamorarme y luego dejarme, mientras que yo al mismo tiempo juraba que también se enamoraría de mí y que babearía como perro faldero, pero yo nunca le haría caso.

Cuando me fui a la Universidad a estudiar diseño, de pura casualidad coincidimos en la misma, aunque en diferentes carreras, ya que él estudiaba ingeniería industrial para poder heredar la empresa familiar, una productora de bebidas de renombre. No dejaba de insistirme que yo tenía que caer a sus pies como todas las demás, a decir verdad, se me pegó como el perrito faldero que esperaba, con lo único con lo que no conté es que yo me podría enamorar de él, así que para cuando lo acepté -después de casi 1 año-, él ya había dejado atrás a todas sus novias y se había enamorado de mí también.

Me insistió al tercer día de ser novios que tuviéramos relaciones sexuales y lo mandé al carajo al instante, sufriendo por primera vez por él. Al día siguiente regresó con un ramo de rosas blancas, pidiéndome perdón asegurándome que no tenía idea que yo era virgen.

Perdóname -me suplicó colocándome un ramo de rosas blancas sin abrir poniéndomelo en el rostro al momento en que abrí la puerta de mi apartamento.

-¿Por ser un imbécil?

-Y un completo asno -se sinceró y cuando escuché esas palabras se me rompió el corazón-. No tenía idea de que eres virgen Kagome.

El canto de los árboles de SakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora