El nerviosismo se apoderaba de cada fibra en el cuerpo de Uraraka, ¿qué habrá echo ese vecino para que el resto de los empleados le tuvieran terror? Nisiquiera quería averiguarlo, pero si su jefe la mandaba ¿qué más le iba a hacer? Definitivamente no quería perder el empleo.
Uraraka se introdujo al pasillo del departamento y comenzó a subir las escaleras, mientras podía sentir las miradas penetrantes de sus compañeros quienes esperaban expectantes la reacción de la chica y del vecino. Comenzó a caminar por el angosto pasillo del segundo piso, un fuerte hedor a humedad y cigarrillo se introdujo en sus fosas nasales, y esta vez no era para nada agradable. Buscó con la mirada el número 23 en cada una de las puertas, pero no necesitó encontrarla ya que un estruendo hizo que todo temblara nuevamente, guiando a la chica al lugar de los hechos.
Miró por el pasillo y pudo divisar una vez más a sus compañeros ocultos tras una planta, intentando ser sutiles sin mucho éxito, les hizo un gesto para que se largaran, pero no le prestaron atención.
Un tercer estruendo hizo que Uraraka fijara su mirada en el número plateado de la puerta, "habitación 23" pensó la chica castaña, empuñó su mano y comenzó a golpear la puerta reiteradamente. Nadie abrió, a pesar de que dentro de la habitación se oía ruido. Volvió a golpear de forma un poco más insistente. Nadie contestó. Golpeó por tercera vez, un poco molesta ya.
— ¡YA VOY, YA VOY! — una voz áspera vociferó al otro lado de la delgada puerta de madera, haciendo que a la chica castaña se le pusieran los pelos de punta. — ¡ESTÚPIDO PELO PUNTIAGUDO!
— ¡Ya te dije que no me llamaras así! — respondió otra voz, al parecer el vecino no se encontraba solo.
—¡YA CÁLLATE! — la puerta se comenzó a abrir y Uraraka temblaba con una expresión de terror en el rostro, cuando la puerta se abrió por completo su expresión cambió por completo — Oi, ¿qué quie...
El joven se quedó en silencio con una expresión de confusión, como si de un deja vú se tratase. Uraraka, por otro lado, tenía claro de quién se trataba, una persona que ya conocía, que conocía muy bien, una persona que le había quitado el sueño varias de las noches que pasó en U.A, Bakugou Katsuki.
— ¿K-Kacchan...?
Se quedaron en silencio, mirándose el uno al otro un par de segundos que se sintieron horas. La mente de la joven de cabello color chocolate daba vueltas, miraba cada facción del joven pensando "No has cambiado nada"; Katsuki por otro lado había fruncido el ceño al escuchar ese estúpido sobrenombre que le recordaba a ese maldito nerd, apretó sus dientes mirando a la chica con un dejo de desdén, ya la había reconocido, era la tonta "Cara de ángel".
— ¡¿Uraraka?! — una voz interrumpió las miradas de los jóvenes, era Kirishima — ¡Si, eres tú!
— ¡Oh, hola Kirishima! — respondió al saludo elevando su pequeña mano y sacudiéndola en dirección al pelirrojo, dibujando una gran sonrisa en su rostro
— Oi, Cara de Ángel — interrumpió el rubio apoyándose en el umbral de la puerta, mientras la chica lo miraba, hace mucho no oía ese sobrenombre — ¿Qué haces aquí?
— ¡Oh, sí! — recordó ella y se puso las manos en la cintura, miró furtivamente en dirección a sus compañeros, quienes la apoyaban levantando sus pulgares — ¡Te venía a pedir que intentaras hacer menos escándalo, espantas a nuestros clientes!
— Otra vez con esa mierda...
La chica algo frustrada cruzó ambos brazos sobre su pecho, frunciendo el ceño. Se quedó mirándolo por varios segundos, tratando de intimidarlo.
— ¿Qué?
– Hablo muy enserio, Bakugou Katsuki, aún se donde vive tu madre.
Soltó un gruñido y sus manos comenzaron a acalorarse, soltando chispas como si de pequeños fuegos artificiales se tratasen, ¿estaba permitiendo que una tonta cara redonda lo amenazara? De su boca estaba a punto de salir fuego, pero de repente la miró, la miró bien, en sus ojos no había confianza ni fuerza, había inseguridad, vacío, como si intentara aparentar algo que no era. Apretó los dientes y sin tragarse su orgullo por completo contestó:
— Hmph, no prometo nada.
Y antes de que la chica castaña pudiese agradecerle le dio un portazo que casi golpea su rostro, soltó todo el aire que tenía contenido y volvió a mirar a donde se encontraban sus compañeros, quienes le hacían gestos de aprobación y celebración.
Luego de esto, volvieron a trabajar en paz.
Mientras tanto Bakugou se había sentado en el sillón pensativo, jamás había creído que volvería a ver a esa chica alguna vez en su vida, es más, por alguna razón pensó que quizás ya estaba muerta. Dirigió su mano a la mesita que se hayaba junto al sillón y tomó la lata de cerveza a medio tomar que había dejado minutos atrás, le dio un sorbo, recordaba a la Cara Redonda más como una niña, infantil y carente de carácter, pero había cambiado, ahora era toda una mujer, le parecía atractivo como había dejado su cabello crecer y su personalidad se había vuelto algo más fuerte. Sacudió su cabeza deshaciéndose del rostro de la chica de su mente, el hecho de que ella volviera a su vida nuevamente no cambiaría nada, o así esperaba él.
Kirishima se sentó a su lado encendiendo la televisión y tomando el mando de la consola de videojuegos, entregándole el segundo mando a Bakugou, quien parecía sumido en sus pensamientos.
— Uraraka Ochako ¿uh? — comenzó la conversación el pelirrojo, dándole un sorbo a una lata de cerveza — No pensé que la volvería a ver en un largo tiempo, es más, Mina me dijo una vez que se había ido de la ciudad — declaró mientras apretaba "start" para comenzar un nuevo juego, miró al rubio de reojo, quien encendía un
cigarrillo — Se ha puesto muy hermosa, se ve bien con cabello largo, ¿cómo es que Deku jamás...— ¡¿Podríamos dejar de hablar de la estúpida Cara de Redonda?! — explotó el joven al escuchar el nombre de ese nerd, pero tenía razón, ¿cómo es que jamás la invitó a salir? NO. Sacudió la cabeza nuevamente.
Simplemente no.
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Eres mi Héroe. || Kacchako
FanfictionKatsuki lleva una vida aburrida. Ochako es una chica con muchos problemas. Cosas del destino hacen que vuelvan a reencontrarse y a llevarse mejor de lo que esperaban... Aunque ninguno de los dos sabían el peligro que conllevaría tener un admirador s...