Lápiz labial

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Era de mañana, Katsuki llegaba a su edificio de trabajo vestido con una camisa blanca ceñida al cuerpo y  metida debajo de los pantalones de tela negros, traía su vestón en el brazo por el ligero calor que había en la ciudad. Entró dándole un empujón a la puerta de cristal y saludando a la recepcionista, la cual quedó anonadada pues él nunca saludaba a nadie, parece que el Sr. Katsuki había tenido una buena noche.

Entró a su oficina, dejó el vestón en el perchero y se sentó tras el escritorio a revisar unos papeles que jefe había dejado ahí por la mañana, tarareando una canción que venía escuchando en la radio del vehículo unos momentos antes.

Pasaron unos minutos cuando alguien dió tres golpetéos a la puerta.

— Pase — respondió Katsuki sin quitar la mirada de los papeles que aún organizaba, odiaba que lo interrumpieran mientras hacía su trabajo, pero quizás debía ser algo importante.

La puerta se abrió despacio y el sonido de unos tacones se introdujo en la habitación seguidos por el de una puerta cerrándose. Katsuki elevó la mirada.

— Amaya, ¿qué quieres ahora? — dijo él con indiferencia volviéndo a posar sus ojos carmesí sobre el papel que comenzaba a revisar nuevamente. — Estoy ocupado.

— Señor Bakugou... y-yo sólo quería disculparme — dijo la rubia acercándose al escritorio con la cabeza agachada hasta llegar al borde. — Me porté muy mal con usted y su pareja la otra noche.

El sólo la miró con los ojos bien abiertos, nunca pensó que una chica mimada y orgullosa como ella se disculparía por su actitud, debía admitir que aquello lo había tomado por sorpresa. Bajó la cabeza y continuó con su trabajo.

— Okay, ahora vete.

La chica frunció el ceño levemente, debía esforzarse un poco más si quería cumplir su objetivo.

— Pero Sr. Bakugou... — dejó escapar ella en un suspiro y comenzó a rodear el escritorio — ¿Tu realmente no sientes nada por mi? — se sentó sobre el escritorio cruzando sus piernas, mientras lo miraba con ojitos de cachorro... Pfft, cómo si aquello fuese a funcionar.

— Eh, no. Bájate.

La respuesta seca dejó algo descolocada a la chica, usualmente los ojos de perrito y la voz suave siempre le servían para seducir a los hombres que ella deseaba, pero esta vez no fue así. Debía usar su plan B.

Amaya inhaló una pequeña cantidad de aire y sopló suavemente en dirección a Katsuki y repronto este dejó caer su cabeza sumido en un profundo sueño.

Amaya sonrió, besó el borde de su camisa dejando una marca de lapiz labial sútil, bajó del escritorio dirigiéndose a la puerta. Elevó la mano despidiéndose.

— ¡Gracias, Kat-kat!

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Uraraka tomó el cesto plástico de la ropa sucia y lo llevó hasta donde se encontraba la máquina de lavar, comenzó a organizar la ropa para luego comenzar cuando de repente una mancha entre la ropa le llamó particularmente la atención.

— ¿Huh?

Cogió la camisa y la sacudió, cuando miró el cuello y en él pudo divisar una marca, eran labios, lápiz labial... ¡Ella casi nunca utilizaba lápiz labial!

¿Habría sido de la vez que fueron a la cita? ¡Si, eso debía haber sido! Sólo que... ese día ella no utilizó lápiz labial, y si lo hubiera echo no habría escogido aque color... sólo estaba intentado justificar aquello.

Estrujó la camisa con sus manos y la torció en un gesto confuso entre la rabia y la sensación de traición, Katsuki no habría podido hacer eso... ¿o si?

Su estómago se revolvió y sus ojos se llenaron de borrosas lágrimas que le nublaron la vista, pero se negó a llorar.

Agarró el celular y marcó.

— ¿Mina?

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Katsuki permanecía con la nariz metida en su trabajo hasta que el sonido de una notificación en su celular lo sacó de sus pensamientos. Alcanzó el celular con una de sus manos y encendió la pantalla para ver de qué se trataba. Era Ochako.

"Me quedaré con Mina hoy" pudo leer al desbloquear el celular, aquel mensaje le había parecido un poco seco pero decidió que no se trataba de algo importante, le contestó, "Uh, ¿no me pides permiso antes?"

Otro mensaje hizo vibrar el celular entre sus dedos.

"No creo que lo necesite", Bakugou giró su cabeza en desconcierto, ella jamás le enviaba un mensaje sin antes llenarlo de emojis de corazón o cursilerías como esas.

"¿Está todo bien, Cara Redonda?" volvió a escribir el intrigado, ¿será que le había sucedido algo?¿había discutido con alguien?

"Si, todo está bien" replicó, seguido por un "te dejé la cena en el horno".

"Okay" respondió, ¿quizás sólo estaba en sus días o algo por el estilo? Las mujeres eran una especie extraña y completamente dificiles de descifrar para él.

Dejó el celular de lado y continuó trabajando.

—————♡—————

Uraraka yacía encogida en el sillón del departamento de Mina con un pijama rosado puesto, mientras comía chocolate y se sumía en una depresión. Mina por mientras intentaba levantarla sin mucho éxito.

— ¡Ochako, no puedes quedarte así para siempre! — se quejó la pelirrosada mientras colocaba sus manos sobre sus caderas — ¡Nisiquiera sabes si el de verdad sale con otra chica, Katsuki no es así!

— ¿Y cómo explicas la marca de labial sobre su camisa? — se lamentó aún en el sillón.

— ¡No sé, quizás él lo utiliza para hidratar sus labios!

— ¡Eso es imposible, sus labios ya son lo suficientemente suavecitos! — lloriqueó la castaña mientras se metía un trozo de chocolate en la boca.

Mina se tomó el puente de la nariz entre el pulgar y el indice, ya no sabía que iba a hacer con la chica que se lamentaba tristemente en el living de su departamento. Pensó y pensó hasta que se le ocurrió una idea. Se dirigió a su habitación y sacó una prenda de su colgador, un vestido, y se lo lanzó encima de la castaña.

— Vale, ponte esto.

— ¿Q-qué es esto...?

— ¿Qué, el amor te dejó ciega? ¡Es un vestido! — dijo la pelirrosada esbozando una blanca sonrisa sobre su rostro — Vamos a salir.

— Pero Mina...

— URARAKA OCHAKO, VAMOS A SALIR POR AHÍ, Y LO VAMOS A PASAR BIEN ¿OK?

La castaña la miró con los ojos bien abiertos y asintió sin decir una palabra más, tomó el vestido con cuidado de no hacerlo flotar y trotó al baño a cambiarse. Mina sólo la miró.

— ¡Soy la mejorrrr! — celebró y tomó su celular para llamar al resto de sus amigas.

Eres mi Héroe. || Kacchako Donde viven las historias. Descúbrelo ahora