Orgullo

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Los días pasaban y todo volvía a la normalidad nuevamente en la vida del chico explosivo, pero había un problema, el no quería que así fuera. Cada día llegaba del trabajo, salía al balcón a tomar aire y veía a la chica que hacía su mundo dar vueltas llegar a trabajar mientras el bebía una lata de cerveza o un vaso de Whisky, odiaba hacer eso, pero realmente algo lo llamaba cada tarde para volver a verla, como si de un imán se tratara.

"Estúpida Cara de Ángel", pensaba cada vez que la miraba, era una agonía. Una dulce agonía.

¿Y para qué hablar de Issei? Sus palmas ardían al ver a semejante idiota poner las manos sobre la chica que ponía su mundo de cabeza. "Maldito imbécil" pensaba mientras atravesaba al joven con una mirada de odio cada vez que lo veía llegar. Algunas noches salía junto a Kirishima a tomar aire en el balcón, y podía ver a Ochako subir al automóvil de aquel hombre que ahora le quitaba la atención de la joven, pero se odiaba más a sí mismo por pensar así.

Uraraka por su parte comenazaba a conocer a fondo a Issei, era un chico adinerado, con una familia adorable de héroes, pero él por su parte había preferido seguir otro camino y ellos no se interpusieron.

La mayoría de los días la pasaba a dejar o buscar al trabajo, y el día domingo, el cual era el día en que el bar no abría, el chico de ojos turquesa llevaba a Uraraka a comer, al cine o simplemente a un lugar donde se pudieran conocer más a fondo. Pero siempre que él intentaba llegar más allá, besarla o acariciarla, ella lo evadía, y él se podía dar cuenta de esto.

No es que no le atrajera, o que lo viera solo como un amigo, porque la verdad es que sí le atraía un poco. El verdadero problema es que no podía sacarse a Bakugou Katsuki de su cabeza, consumía sus pensamientos de manera constante y no podía escapar de ello. Nuevamente era quien le quitaba el sueño, al igual como lo hacía cada noche que pasaba en U.A.

—————

El celular de Bakugou sonó, y la voz del pelirrojo fue la que estalló al otro lado de la línea.

— ¡Hola, Bakugou! — saludó Kirishima tan fuerte que el rubio tuvo que alejar el celular de su oído un poco.

—¿Qué quieres, maldito pelo puntiagudo? — respondió desganado el chico.

— ¡Bakubro, tengo una idea! — anunció su amigo, animoso.

— Escúpela. — respondió Bakugou sabiendo que diría algo estúpido como usualmente hacía.

— Pasemos a ese bar donde trabaja Ura...

— No.

— Pero...

— No.

—...

Aquella misma noche los dos chicos se hallaban en el departamento de Bakugou arreglándose para bajar al bar y el rubio aún no podía entender como semejante imbécil le había convencido para hacerse presente en el local.

— Quiero que quede claro... — pronunció el chico explosivo, mientras su amigo se daba la vuelta para observarlo — ¡Que no hago esto por esa estúpida Cara Redonda!

Kirishima soltó una risita casi infantil.

— Claro, hermano... — respondió el joven con un tono sarcástico que hizo enfurece al rubio.

— ¡¿QUÉ, QUIERES QUE HAGA EXPLOTAR TU ESTÚPIDO ROSTRO?!

Kirishima solo soltó una carcajada, sabia que estaba jugando con fuego, que su compañero había sido y actualmente era alguien violento y brutalmente honesto, pero sinceramente le parecía gracioso como reaccionaba, sobre todo cuando bromeaba sobre la chica castaña, Uraraka.

Eres mi Héroe. || Kacchako Donde viven las historias. Descúbrelo ahora