-¿Qué?- Mi voz es algo más que histérica. Varios de los estudiantes que se encontraban en la Oficina de Servicios Financieros, levantaron sus cabezas de los teléfonos y cuadernos para mirarme con curiosidad. -¿Qué quieres decir con qué ya fue pagado?- La mujer al otro lado de la ventanilla me miraba como si yo fuera lenta para entender.
-Quiero decir... su deuda ha sido pagada.- Ella escribió algo en su teclado y nuevamente me miró. -De hecho, la matrícula, así como el alojamiento y la comida ya están pagos. Usted tiene un saldo de cero. También veo que se ha establecido una cuenta de depósito.- Es una mujer afroamericana, pequeña de unos treinta y tantos años, bonita con un estilo de cabello muy rizado.
-¿Una qué?- Me frunce el ceño.
-Una cuenta de depósito. Esto significa que es una cuenta con dinero disponible, lista y ajustada para débito automático, por el resto de su carrera. Para los gastos de alojamiento y su plan de alimentos, así, como ve. La verdad, yo no sabía que se podía hacer una cosa así.- Me da una pequeña sonrisa apretada. -Alguien la quiere, señorita Cipriano.
-Yo no... No lo entiendo.
-Es muy simple, de verdad. Alguien ha pagado por el resto de su educación.
-Lo siento si sueno muy estúpida, pero no entiendo quien... quien podría haber hecho algo así....- Me frené, porque entendí. Cerré los ojos lentamente y traté de no llorar ni explotar. -Gracias.- Le digo en un susurro y me vuelvo sobre mis talones para salir de la oficina. Una vez fuera, simplemente me siento en el Rover. El cuero es fresco bajo mis piernas, y explosiones de aire frío dan en mi cara. Afuera hace un calor impresionante, pero el Rover se siente en momentos helado. El Rover cuenta con radio satelital y ya soy adicta a él. Musicalmente, me ha llegado a gustar de todo, incluso el hip-hop y el pop y la electrónica en general, "I love it" de empieza Iconapop a sonar.
Dios, esta canción es vida, me hace recordar a mi casa, a la chica que alguna vez fuí a escondidas de mis padres en las fiestas de Cheryl. Tengo el recuerdo de ir en el asiento delantero del convertible de Cher o del BMW de mamá, ventanas abiertas y el viento enredando nuestro cabello mientras a través de los parlantes suena Iconapop. Mamá amaba el pop y la música country. Papá no estaba de acuerdo, ya que no era, como su musica favorita. pero ese era siempre nuestro secreto, en el camino a casa después de las clases de baile o durante los mandados por la ciudad. La canción termina, y una locutora mujer empieza a hablar, parloteando momentáneamente, y luego me rompe el corazón.-Recordando viejos tiempos. Esta es la siempre deliciosa "Don't Take the Girl" de Tim McGraw.- La canción favorita de todos la vida de mamá. Grité la canción sin control y me permití extrañarla por primera vez en meses. Cuando terminé de llorar, tenía que hacer algo, o me iba a derrumbar en pedazos.
Si todavía tenía un trabajo después de no llamar ni aparecerme el sábado ni ayer, mi turno empezaría en unos veinte minutos. Si no voy, Herman habrá ganado. Había pagado mi matrícula, alojamiento y plan de alimentación, básicamente dejándome sin ninguna razón para trabajar.
Nunca dije que no fuera terca. Ni siquiera me detuve para pensarlo. Simplemente conduje en la costosa camioneta hacia Fallen Angels, y me impresionó lo rápido que había llegado a sentir cómoda en este vehículo. Cuando llegué al estacionamiento, sin embargo, no podía creer lo que veía. No había coches en el aparcamiento. Claro que en un lunes por la tarde no hay mucha gente, simplemente Ethan y algunos de los clientes habituales, pero por lo general hay alguien. El lote estaba vacío. Estacione el Rover y me dirigí a la puerta principal, donde mi corazón se detuvo.
Había un trozo de papel de impresora pegado a la parte interior de la puerta, con un mensaje corto y simple impreso en una fuente enorme:
"CERRADO PERMANENTEMENTE.
PROXIMAMENTE TIENDA DE LICORES "THE ANGEL'S CAVE"-¿Es una broma?- Muevo el pomo de la puerta, pero simplemente no gira, está con llave. Voy hacia un costado, a la puerta que conduce a la zona de detrás del escenario y los vestuarios. También está cerrada, pero eso no es de extrañar ya que siempre está cerrada con llave desde el exterior. ¿El club se ha vendido? ¿Qué pasó? Me paro en el estacionamiento cocinándome en el calor del final de la tarde, sudor corriendo entre mis omóplatos, mi cabeza dando vueltas. ¿Cómo podía haber sido vendido a una tienda de licores? Tal vez el club no era una próspera franquicia como Deja Vu, o un lugar exclusivo, como Skin o SpearmintRhino, pero aun así dejaba una buena ganancia. Servíamos un alcohol de mierda a hombres de estrato medio bajo y bajo que hacían parte de la clase trabajadora. Pero... ¿Una tienda de licores? ¿The angel's cave?¿En serio? Mi cabeza está a punto de explotar. Entonces... lo entendí.
No.
No.
Por Dios, no.
No pudo hacerlo.
Giro sobre mis talones y me dirijo de prisa de nuevo al coche. Me hundo en el asiento de cuero del Rover... el que realmente había empezado a pensar en como mi Rover... y trato de decidir si voy a gritar, llorar, reír, o las tres cosas.
Él lo hizo. Sé que está detrás de todo esto. Tiene dinero como para tirar a lo alto, y el dinero para él no significa nada. Pero habría gastado... (No se siquiera cuanto... ¿unos cuantos millones de dólares?) ¿Sólo para asegurarse de que yo no volviera a desnudarme? Él podía haberlo hecho. En verdad... sé que él podía hacerlo.
Conduje rápidamente el Rover a través de las calles de L.A. hacia Beverly Hills, con una pericia que pondría orgulloso a Herman. En treinta minutos estuve a la puerta de su vecindario y el vigilante simplemente me dejó pasar. ¿Cómo podía conocerme? ¿Acaso era que conocía este carro? O ¿era que Herman le había dicho a todos los vigilantes sobre mí? Tuve que resistir las ganas de rechinar las llantas sobre el pavimento del camino hacia su casa. No podía olvidar que estaba en un vecindario. Entro en su camino a un ritmo tranquilo y parqueo bajo el arco. Su Bugatti está recostado en el único garaje abierto. Una camioneta roja maltratada se encontraba en el camino de entrada, una enorme bestia de máquina con grasa, grandes llantas de neumáticos negros que hacían que el gigantesco camión fuera aún más alto. Capas de mugre cubren el camión y escucho el motor rugir al pasar. No parece el estilo de Herman, es un camión absurdamente masculino, pero de nuevo, lo hace. Toco a la puerta con mi puño, agarrando la correa de mi bolso en el hombro con la otra mano. Estoy temblando por todas partes, incluso después de manejar durante media hora para calmarme. Herman abre la puerta envuelto en una toalla blanca demasiado pequeña, el cabello mojado y pegado a la cabeza, gotas de agua corriendo por su esculpido pecho. Él tiene un cepillo de dientes en su boca y un poco de pasta de dientes espumosa en la barbilla. Empuja la puerta abriéndola y la sostiene, y entro pasándole. Huele delicioso, como algo cítrico mezcla del shampoo y del desodorante.
Mi mano se mueve por sí misma, limpiando la pasta de dientes de su barbilla con mi pulgar. Estoy de pie junto a él, y siento el calor que sale de él.
Olvido momentáneamente por qué estoy enojada con él.
Tiene el cepillo de dientes sujeto entre sus molares del lado derecho de su boca, y se reclina contra la puerta. Su toalla parece peligrosamente cerca de caer, pero la agarra con una mano, sacando el cepillo de dientes de su boca con la otra.