11No eres tu, soy yo

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Hago muy buen dinero en el club, pero financieramente, apenas logro mantenerme. Mis propinas sólo cubren la matrícula, mi alojamiento, comida y libros. Apenas. Tengo que escatimar para comer y comprar ropa nueva para el internado. Si tengo que dejar el campus, iré caminando tanto como sea posible.
Inclusive el pasaje de autobús es muy caro y necesito cada centavo.
No me gusta, porque USC está en un mal vecindario, y una chica sola (incluso a pleno día) no es seguro.
De pie en el estacionamiento fuera de mi dormitorio, observo una Range Rover nueva de paquete. Es blanca con ventanas tintadas negras. Las llaves están en mi mano, y estoy en guerra conmigo misma.
Tengo mi licencia de conducir pero no he manejado desde que dejé Oslo. Busqué en internet las Range Rover y este modelo vale $137,000.00. No puedo ni imaginar tal cantidad de dinero. Y simplemente lo posicionó aquí en el estacionamiento de la universidad, para que yo lo maneje, por un capricho. Y luego dijo que podría comprar una docena si quisiera. Leer o escuchar sobre un acuerdo por veinte millones de dólares es una cosa, pero comprender que un hombre tenga esa cantidad de dinero, ver la evidencia de ello, es otra cosa. Esta Range Rover, esta SUV de $137,000.00, vale centavos para él. Hasta el Bugatti, que probablemente costó cerca de dos millones de dólares, es nada.
Herman hizo cuatro millones en la primera temporada de Skam y dieciséis más entre las tres secuelas restantes. Desde entonces ha hecho otras cuatro series de alto presupuesto, ninguna de ellas pagadas a menos de diez millones de dólares cada una, ha estado en pasarelas y ganado al rededor de diez mas. Hoy se encontraba inusualmente cálido afuera, y aquí estoy sudando, debatiendo conmigo misma. Sería prudente conducir la Rover.
Presiono el botón de desbloqueo y abro la puerta. Me deslizo en el asiento del conductor, jadeando ante el calor abrasador del cuero calentado debajo de mis piernas y contra mi espalda. Enciendo el motor, que zumba a la vida con un ronroneo bajo y poderoso. En segundos, el aire acondicionado ventila aire frio. Inhalo y exhalo, cuidadosamente. Estoy aterrorizada del auto. Aterrorizada de lo que significa. De que en realidad voy a hacer lo que él me dijo que hiciera.
Voy a terminar el internado, y voy a pasar los próximos meses trabajando con Herman profesionalmente.
Me ha visto desnuda. Tocado mi piel desnuda. Me ha besado, dos veces. Mi cuerpo responde a él de una manera que no logro entender. Mientras retraso el momento de manejar el vehículo, juego con el tablero hasta que se enciende. Rock explota tan alto de los altavoces que del auto se sacuden. Me muevo para apagarlo, y me las arreglo para encender la radio. Cambio de estaciones hasta encontrar la 102.7 FM, la estación de pop."Love More" de Chris Brown comienza a sonar, y le subo un poco el volumen. De ninguna forma tan cerca de ruidoso como Herman lo tenía, pero suficiente para bailar en mí asiento, y darme confianza. Respiro profundamente y coloco la SUV en retroceso, saliendo del estacionamiento lentamente.
El viaje a la oficina es horrible, soy una conductora terrible. O voy muy lento y me dan bocinazos, o se me olvida cuan potente es la Rover y sobrepaso por veinte el límite de velocidad. Cuando cambio de carril, les cortó el paso a varias personas y casi pierdo mi giro, forzándome a atravesar varias líneas de tráfico. Estuve cerca de causar dos accidentes. Para cuando estoy sentada en el estacionamiento fuera del edificio de oficinas, mis nervios están destrozados, dejándome temblando y a punto de llorar.
Y ahora tengo que ir a enfrentar a Herman. Su Bugatti está aparcado sobre tres líneas paralelas de puestos en la parte de atrás del estacionamiento. Dejo el motor a ralentí, en un intento de tranquilizarme a mí misma. Casi me siento calmada, cuando se abre la puerta del pasajero y Herman entra. Lleva un saco Billabong naranja descolorido y un pantalón de jean con unas zapatillas negras de Adidas. Unas RayBan cubren sus ojos, y su cabello perfectamente despeinado. Su mandíbula está afeitada. Quiero pasar mis manos sobre su mejilla, sentir las cosquillas en mi palma.
Aprieto mis puños sobre el cuero del volante y trato de respirar a través de la necesidad de tocarlo.

-Te ves tensa- se recuesta sobre la puerta del auto, sus piernas estiradas frente a él sobre la silla. Está calmado y completamente sereno. Una pequeña sonrisa agracia su hermosa y expresiva boca.
Lamo mis labios y aprieto más mis manos sobre el volante.

The Stripper - Herman Tømmeraas Y Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora