20 Tu eres el presente.

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Son las cuatro de la tarde del martes. Herman está leyendo una escena; ha llegado al nivel donde raramente tiene que hacer una audición, pero al parecer la gente del casting y el director tienen en mente a algunos actores bastante conocidos para el papel, y tienen que ver quién es el adecuado. Estoy en Rodeo Drive, comprando para la sorpresa de su cumpleaños mañana por la noche. Por supuesto, hay una gran fiesta ésta noche, una cosa elegante y glamurosa organizada por su manager, Audrey. Es una gran cosa, ya que el quién es quién de la lista de invitados se lee como un artículo de la revista OK o GQ. Va a ser divertido, como un juego de rol de alguna manera. He hecho algunas apariciones con Herman, ninguna tan grande o dramática como los Emmy, obviamente, y cada vez, siento como si tuviese que ser la glamurosa y segura de sí misma versión de mi, la dulce y entretenida yo. Tengo que llevar vestidos ridículamente caros y joyas y darle la mano a gente como Cameron Díaz, Adam Sandler y Jennifer Lawrence.
Si, es emocionante, pero en una forma que me enferma los nervios. Especialmente desde que estoy en el negocio, un pequeño pececito en un grande y peligroso océano. ¿Y esos vestidos? Paso todo mi tiempo preocupándome por no romper o manchar un vestido que cuesta tanto o más que las casas de la mayoría de las personas. Me han hecho la manicura y la pedicura, y después de terminar de comprar, Luisa va a venir para maquillarme y peinarme. Eso de tener un estilista personal, es mi parte favorita de estar con alguien tan rico como Herman. Es superficial y horrible, lo sé, pero es la pura verdad. La chica en mi, ama tener a alguien arreglando y acicalando mi pelo hasta que está perfecto, y maquillarme de la manera que nunca pude. Luisa tiene una técnica para ahumar los ojos lo suficiente como para ser sexy, pero no tanto como parecer alguien de Jersey Shore, que es como terminaría si lo hiciese yo. Luisa ha intentado enseñarme, pero nunca lo hago bien.
La mani-pedi todas las semanas está bien también. Ni si quiera voy a mencionar al masajista personal. Eso sería ser cruel.
Entro en la tienda de lencería Agent Provocateur, con el corazón en la garganta. Siempre he comprado mi ropa interior en algún lugar como Calvin Klein, o, si tenía algo más de dinero, en Victoria Secret. Y siempre era ropa interior y sujetadores básicos. Ni siquiera probé verdadera lencería. La prenda más atrevida que tengo es un sujetador sin tirantes y sin espalda que compré para mi primera gran noche fuera con Herman donde sabia que nos iban a fotografiar.
La mujer que me saluda es pulida y sofisticada, la imagen de la excelencia de Rodeo Drive. Es alta, esbelta, y rubia platino. Se presenta como Violet, que es la cosa más oportuna que puedo imaginar.

-¿Puedo ayudarte a encontrar algo?- Su voz es como la seda.

-Yo bueno- Tengo la garganta seca, y no tengo ni idea de qué pedir. Ni siquiera sé por dónde empezar. Decido ser honesta; de todas maneras me estoy avergonzando. Probablemente nunca seré capaz de visitar esta tienda de nuevo. -Nunca he comprado lencería antes. Es el cumpleaños de mi novi... prometido mañana, y quiero llevar algo para sorprenderle.- Ella asiente profesionalmente, y su expresión nunca cambia, aunque casi puedo oler el desprecio saliendo de ella.

-Ya veo. ¿Comprándole algo extra para desenvolver, no?

-Algo así. Él ya tiene casi de todo, así que todo lo que puedo conseguirle es bueno, a mí.- Me sonrojo al decirlo, pero es verdad. Veo su expresión cambiar un poco, y me doy cuenta de que me reconoce pero no sabe de dónde. Es raro ser reconocida.

-Ah, ya veo- dice, mirándome de arriba abajo, evaluándome -Eres de estatura media. También una generosa constitución. Probablemente una copa D, pero no más de treinta y dos o treinta y cuatro de contorno.- Da un paso a mí alrededor y mira mi culo. Es raro ser examinada tan a fondo por una mujer. -Una talla 4 de bragas, seguramente.- Lo dice de manera un poco desaprobatoria.
Me doy cuenta, con cierto retraso, que está acostumbrada a ver pequeñas mujeres con una talla y forma muy concretas venir aquí, y no soy así. No hay condescendencia evidente en su tono, es muy profesional para eso, pero claramente me juzga. Pretendo no darme cuenta. Ella me mide, y después me muestra varios tipos de lencería, algunos son trajes de cuerpo entero que dejan la mayor parte de mi desnuda, otros son complicados conjuntos de encaje de bragas y sujetador. Lo que me llama la atención, sin embargo, son los corsés. Hay todo tipo de interesantes y sexys artículos en esta sección, busiers, corsés y corpiños, algunos son transparentes, algunos opacos, todos prometiendo elevar y dar forma. No es que necesite elevar y dar forma, de todos modos. ¿Pero ese es el objetivo de la lencería, no? ¿Acentuar y acelerar lo que ya tienes? Me doy cuenta, mientras miro, que las tallas aquí son raras. Soy una talla cuatro para su ropa interior, cuando normalmente, en cualquier otra tienda en la que compre, soy más una ocho o diez. Me pruebo varias opciones, y me pongo un artículo al cual Violet llama Leahcorset. Es de color carne, pliegues de tela suave se envuelven y atan en la espalda, elevando y comprimiendo todo alrededor proporcionando tanto empuje que hasta puedo decir que me veo bien. Herman va ha combustionar. Después de que Violet tiene todos los lazos apretados y sujetos, me examino en el espejo, e imagino su reacción. Él estaráoh, madre. Él va a tener esa mirada en sus ojos, la ultra caliente, y peligrosa, las pupilas dilatadas y el feroz brillo de lujuria que agita los huesos.

The Stripper - Herman Tømmeraas Y Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora