Capítulo 6

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Mi  futuro

-Bueno, yo...

Me he quedado en blanco. Podría decir simplemente que me gusta la música y la lectura, pero entonces veo la cara de mis padres y se me pasan las ganas de decirlo. Pero por otra parte, si no digo eso... ¿Qué voy a decir?

Todas las miradas, aún siguen en mí, y es cuando me doy cuenta de que tengo que dar una respuesta ya. Tras pensarlo un segundo, creo que es mejor decir la verdad, después ya vería cuales serán las consecuencias.

-En realidad, lo que me gusta es la música y los libros, leerlos y poder escribir alguna cosa. Y por parte de la música, me gusta escuchar-la, pero también me gustaría poder llegar ha hacer una banda de rock. Creo que con ella, podría transmitir emociones a la gente, darle mensajes y lecciones, y quizás, salvar a gente que pase un mal momento. 

Ya lo he dicho. Parece como si me hubiera quitado un peso de encima, y me siento bien. Llevo mi mirada hacia la mesa, orgulloso de lo que he dicho, hasta que levanto la mirada. Veo a mis padres con unas miradas que echan chispas de la rabia, y a los invitados conteniéndose la risa. A mis padres los puedo entender, pero a ellos... ¿Por qué les hace gracia? No lo entiendo, no he dicho nada extraño.  Entonces veo como el señor Daniels empieza a hablar entre risas. 

-¿La música? ¿En serio quieres dedicarte a la música? A ver, la escritura es aceptable, pero la música... No ganarías nada, te quedarías en bancarrota. A parte de que es una pérdida de tiempo... Salvar vidas con ella, que chorrada... Seguro que al mes cambias de opinión... Menos mal que tu hermano si sabe que hará y es un buen oficio este del deporte. Él si puede llegar a ser alguien importante, no como tu, que con la música no irás a ningún lado...

A esto, todo el mundo de la mesa se empieza a reír. Mi madre, mi padre, mi hermano, el señor y señora Daniels... A eso siento mojadas mis mejillas, estoy llorando. No creía que se lo tomarían a así, creía que por lo menos me tendrían respeto. Cuando están un rato más riéndose no aguanto más y me pongo de pie de repente. Todos sobresaltados, se callan de repente. 

-¡Usted no tiene ni idea de lo que habla! ¡No sabe de lo que la música es capaz de provocar a las personas, no sabe lo que es capaz de provocar en mí! ¡No vuelva a decir que la música no es un buen partido, porque por lo menos puedo hacer feliz a alguien! ¡No vuelva a reírse de mi futuro, ni de lo que quiero ser, porque preferiría no tener nada a tener que ser un estúpido jugador de rugby que no sabe ni contar hasta tres sin ayuda!

Luego de decir esto, me levanto y me voy directo a mi habitación. Una vez he entrado, me derrumbo en el suelo y empiezo a llorar. Seguramente ahora mis padres hagan como si nada y continúan la cena, pero se que de esta no voy a salir ileso. 

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