Antes de empezar con este capítulo quería deciros que estoy pensando seriamente en cambiar el título del libro, y necesito vuestra opinión (por favor los pocos lectores que leen la historia que opinen) El libro sería lo mismo con este nuevo título, y por ende, portada. ¿Qué os parece? Creo que por el rumbo que esta tomando esta historia este seria un título más adecuado.
No estamos solosAcaban de disparar a Cameron enfrente de nuestros ojos. Veo el cuerpo inerte del chico, con una cascada de sangre saliendo directamente de su frente y llegando hasta el suelo, manchando todo el piso de la habitación. Tiene los ojos abiertos, con un rastro de miedo cruzando sus pupilas, unas pupilas que debieron de ver el rostro oculto de su asesino, y el de todos los demás. Aunque ya haya visto todos los cadáveres de la casa, nunca podré olvidar el de Cameron. Ha sido un chico que me ha hecho mucho daño, destrozándome por dentro cada vez que podía, rompiéndome cada vez un poco más, hasta dejarme sin motivos para continuar. Si bien el cuerpo se parece al de todas las personas asesinadas esta noche, el suyo no me lo podré sacar de la cabeza, principalmente porque he visto como moría. He visto sus ojos llenos de terror perder el perverso brillo que los caracterizaban, he visto como caía su cuerpo al suelo, y he visto como salpicaba toda la habitación de sangre que alguna vez perteneció a su cuerpo. Las cortinas de la ventana se han impregnado del líquido rojo carmesí, creando formas extrañas que ocultan los motivos del asesino, llenando la habitación de un ambiente tenebroso e infernal.
Ryan nos coge a Axel y a mí y nos atrae en un abrazo protector, queriendo olvidar lo que acabamos de presenciar, no obstante será un recuerdo que perdurará en nuestras mentes en forma de pesadilla, una muy real.
Cristopher coge aire y se da la vuelta, intentando encontrar rastro del asesino, el asesino que hemos tenido justo detrás de nosotros hace un momento. El chico intenta coger aire, pero se atraganta con él, y una aura de terror se puede ver formarse en su cara. Al verlo tan afligido, Ryan nos coge todavía más fuerte que antes y nos damos la vuelta. Lo que vemos delante de nosotros, parado junto a la puerta, nos hace querer salir corriendo.
Hay un chico enmascarado parado justo delante de nosotros. Va todo vestido de negro, con una capucha y una máscara que tapa su cara, dejando ver unos ojos verdes algo conocidos para mí. Pese a que su ropa es misteriosa, lo que me preocupa es el arma que sujeta con sus dos manos, y el bate de béisbol ensangrentado que guarda en una mochila detrás de su espalda, el bate con el que seguramente dejó inconsciente a Cristopher.
El chico nos da una rápida mirada y se va corriendo escaleras abajo. Al dejar de lado nuestro momento de estupefacción, los dos chicos mayores se van corriendo escaleras abajo, persiguiendo al asesino para intentar atraparle, aún sabiendo las consecuencias.
En la habitación quedamos Axel y yo, así que dirijo mi vista hasta el primero nombrado. Está temblando. No me imagino que es vivir esta situación desde su punto de vista, pero se ve que lo esta pasando fatal. Lo atraigo hacia mi cuerpo y lo abrazo fuertemente, aunque no me devuelve el abrazo, y me separo mirándole acusadoramente. Nunca me ha negado un abrazo, ni en las situaciones más difíciles que hemos vivido, y que me lo niegue ahora, justo cuando más lo necesita se me hace muy extraño.
- ¿Qué te pasa, Axel? Durante todo el tiempo has estado actuando extraño, no te culpo porque se que la situación es muy difícil, yo también lo estoy pasando fatal, pero tu comportamiento no es normal. ¿Sabes que siempre estaré para ti, no? Puedes decirme lo que sea.
Justo cuando acabo de pronunciar la última palabra Axel se pone a llorar. Nunca lo había visto tan devastado. Rápidamente lo vuelvo a atraer hacia mí, y esta vez sí que me corresponde al abrazo. Antes de que pusiera su cabeza en mi pecho, vi un destello de culpabilidad en su mirada. Al estar abrazados le doy vueltas a sus cálidos ojos bañados con culpabilidad, y me pregunto porque puede ser. Seguramente sea porque el dijo que fuéramos a la fiesta, pero siento que hay algo más profundo en sus ojos. Cuando voy a preguntarle sobre sus iris entran los dos chicos que habían dejado la habitación.
- ¿Lo habéis encontrado?- Les pregunto una vez han recuperado el aliento.
- Ni su rastro. - Contesta mi hermano. - Cuando bajamos al comedor no habían indicios de que hubiera podido estar allí nadie con vida.
- Por eso hemos decidido - Continúa la explicación Cristopher - que nos quedaremos aquí hasta que veamos seguro el bajar y buscar una salida.
- ¿Es en serio? ¿Nos vamos a quedar aquí hasta que mágicamente se solucione toda esta situación? - Les digo muy enfadado.
- Cálmate. - Dice Cristopher. - Hemos buscado el asesino y no aparece, puede estar en cualquier sitio. Ahora nos quedaremos aquí sentados tranquilamente hasta que llegue la policía.
- ¿Y cómo sabes que va a llegar? - Le vuelvo a replicar.
- Porque habéis llamado. - Dice con total seguridad. En ese momento los tres restantes lo vemos a la cara con muecas de disgusto y de olvido, y lo entiende todo.
- ¿¡No habéis llamado!? Con todos los muertos allí abajo, el asesino y vuestros posibles últimos minutos de vida por si llegaban a mataros, me estáis diciendo que, ¿No ha llamado nadie a la policía? Y antes de que digáis nada cuando me levanté no tenía mi móvil.
Nos miramos todos a la cara y soltamos un suspiro. Cómo hemos sido tan estúpidos de no llamar. Al palpar el bolsillo trasero de mi pantalón para coger el teléfono, lo encuentro vacío. No hay huella de mi aparato. Con una mirada de pánico levanto la cabeza para darme cuenta de Ryan y Axel están en mi misma situación. Ninguno tiene los teléfonos móviles. Nos los han quitado sin darnos cuenta.
- ¿Cómo es esto posible? - Pregunta mi hermano.- Nadie nos los ha podido quitar, he estado pendiente de cualquier movimiento sospechoso todo este tiempo.
De repente Cristopher alza la vista y se dirige a paso apresurado hacia Axel, y cuando llega a su lado lo coge del cuello de su camiseta y lo levanta. En ese momento puedo ver perfectamente la mirada de terror dibujada en el rostro de mi novio y la mirada llameante del que nos molesta en el instituto.
- ¿¡Qué coño haces!? - Llego a su lado e intento que suelte a Axel aunque no lo consigo. - Ryan ayúdame.
- Deberías escuchar a Cristopher Josh.
- ¿Qué? - Me giro por un momento y me concentro en mi hermano.
- Lo que has oído. - Dice furioso el que tenía a mi novio cogido del cuello. -¿ No ves sospechoso el hecho de que hayan desaparecido los móviles y que no hayamos notado nada? El hecho de la mirada de culpabilidad en su rostro, y el constante tono de pánico en su voz, como si estuviera haciendo algo malo. ¿No lo has notado Josh? Axel no es como crees que es, esta ocultando algo y muy pronto lo sabremos.
- Eso es mentira. Axel no es capaz ni de matar a una mosca, el nunca haría algo así. ¿A qué juegas? Pero mírale, está asustado como todos en la habitación, solo son los nervios por favor, suéltale. El no ha hecho nada. - Contesto a sus acusaciones, empezando a llorar por el hecho de que crean que Axel sea el culpable de todo. No me entra en la cabeza que él pudiera hacer una cosa como esta. Es muy buena persona, con un corazón enorme que no seria capaz de desobedecer una norma de sus padres. ¿Y ahora está diciendo que podría estar compinchado de los asesinos?
A este punto Axel ya está llorando. Y no puedo hacer nada más que llorar a su par, hasta que cojo fuerzas y le doy una patada con todas mis energías en las pelotas a Cristopher, y esta vez, sí que suelta a Axel.
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¿Qué tal? Espero que estéis bien, y después de mucho tiempo de no poder actualizar, os traigo un nuevo capítulo. Espero que os guste el rumbo que está tomando la historia, y que sigáis votando. Si tenéis alguna sugerencia o crítica, decidme, soy toda oídos.
Os quiere, Argoga ❤.
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A de Antisocial
Mystery / ThrillerSiempre hay que seguir adelante, intentar continuar con tu camino, seguir luchando, pero cuando todo el mundo se esfuerza en intentar que fracases, las ganas de lucha se convierten en un deseo de venganza. Aunque para mí, la venganza nunca fue una o...