•Capítulo 19•

203 17 2
                                    

—¿Que?— Fue lo que dijo Miku.

—Lo que escuchaste, iré contigo... Me esconderé por alguna parte pero no pienso dejarte sola allá— Kaito tomó las manos de la aqua-marina y las entrelazó con las suyas.

*Miku se sonrojó fuertemente mas no apartó las manos, le gustaba sentir la calidez que le brindaba aquel peli-azul

—Vamos— Y sin más juntos fueron tomados de las manos.

(...)

*Ya a una esquina del horrible burdel Kaito tuvo que esconderse por ordenes de la aqua-marina, pues ella no quería que lo vieran o pasara algo.

*Caminó al burdel a pasos rápidos mientras Kaito la miraba desde lejos. Miró su reloj de mano, marcaban la 1:25AM; estaba retrasada 3 horas... Maldijo por dentro y corrió.

*Meiko estaba en la puerta del lugar, su cara cambió a enojo al ver a Miku llegar.

—Llegas tarde— Habló con enojo.

—Lo siento, estuve algo ocupada— Respondió Miku.

—¿Ocupada en que?— La volvió a reprochar.

*Miku explotó por dentro, estaba cansada de eso; sin más gritó tan fuerte que hasta Kaito pudo escucharla.

—Mira, no que problemas te traes conmigo pero tengo deberes por hacer, no me la paso de prostituta toda la vida; tengo metas que cumplir y mi caso es tan extremo que tuve que buscar lo más fácilHabló sin expresiones— Hazte a un lado—

*La castaña sonrió amargamente.

—Tienes agallas niña— Susurró, se hizo a un lado permitiéndole el paso a la aqua-marina.

(...)

*Las 3:57AM ya eran, Miku salía del burdel haciendo el esfuerzo de mantener los ojos abiertos, las piernas le flaqueaban no tenía estabilidad.

*Parecía ebria aunque no lo estaba, Kaito quien miraba la pantalla de su celular se dio cuenta de su presencia y avanzó corriendo hacia ella al ver su estado.

*Justo en el momento en que ella perdió el equilibrio él llegó para sujetarla, cayó desmayada y él se arrodilló con ella en brazos. Puso la palma de su mano en la frente de la contraria pudiendo notar que hervía en fiebre.

—Ya pasará— Susurró dulcemente y la levantó en sus brazos.

*Y así se dirigió al pequeño departamento con ella en brazos.

Inocencia - CONCLUIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora