2SEOK || Yolo Yolo Yo!

C.07

El dichoso día había llegado, o mejor dicho la noche de la gran cena donde los padres del joven alfa Kim SeokJin y el omega Jung Hoseok se conocerán para permitir la aceptación de ambos como parejas. Jin bajó las escaleras muy emocionado, arreglándose su saco y sonrío espléndido al ver que estaba muy atractivo. Jugando con el espejo, guiñó el ojo y luego el otro para murmurar.

—Yo nací, para la buena genética—comentó juguetón y haciendo una pose rara.

—Querrás decir, para la antiestética—murmuró su madre con los ojos bien abiertos ante la vestimenta que su hijo cargaba, negó tras él con gran vergüenza—¡¿pero qué demonios es ese saco que andas?

—Es Gucci—respondió el hijo riendo ladino, con gran orgullo, tomando las punta del saco para extenderlo.

—Y demasiado floreado—susurró casi al borde del desmayo—No jovencito, te irás a cambiar ahora mismo.

—¡Pero Mami, me costó mil dólares!

—¿Y a mí qué?—le respondió molesta su progenitora, cruzándose de brazos.

—Ahorita mami—chilló Jin agachando la cabeza y como buen hijo dominado que era, subió las escaleras a cambiarse de inmediato.

La alfa Kim salió de su cuarto, con la tranquilidad del mundo, silbando y un papel en la mano. Su esposa se giró a verle.

—¿Qué es ese papel?

—Son los chistes para la cena.

—¡Ja, ja, ja! ¡NO!—negó rápido tomando aquel papel.

—¿Pero por qué no? ¡Hay que hacer reír a uno, y de paso matamos el mal momento!

—¿Con chistes de abuelito? Incluso tú hijo hace unos chistes, que me incomodan.

—¡Ay, por favor, si es lo mejor! escucha este nuevo...había un patito, que respiraba por el culito, un día se metió al agua ¡Y se ahogó!—la mujer se tiró una gran carcajada y después se escuchó otra risa por las escaleras, apareciendo su hijo.

—¡Buena esa, mamá!—rió Jin soltando una risa limpia vidrios.

La omega Kim, se cruzó de brazos, con cara de nudo, entonces la alfa empezó a disminuir su carcajada y sonrisa, hasta quedar seria, con profundo silencio.

—Empezaré a rezar por su bienestar mental. No usarás esos chistes Kim Hee Sun.

—¡Pero Kim Sa rang!—se quejó su esposa haciendo casi un puchero.

—¡No pronuncies mi nombre con todo apellido!—chilló la omega.

—Tú también lo hiciste.

Se hizo un profundo silencio entre ambas.

El timbre de la casa fue sonado, ambas mujeres casi pegaron un grito y se dieron rápido sus últimos retoques, ayudándose entre sí. Jin bajó rápido las escaleras, ya cambiado de saco.

Hoseok respiró con profundidad, contempló a su mamá.

—Mami, no vayas a decir nada estúpido, no clases de historia o datos raros—pidió Hoseok arreglando el pelo de su mamá, entrecerró los ojos al ver unos extraños aritos que tenían figura de araña—¿Q-qué demonios andas cargando?

—¡Son hermosos! ¿No crees?

—Claro que no mamá–chilló avergonzado—son horripilantes, parece que colgaras el cadáver de arañas.

—No seas exagerado hijo, está de moda.

—Dudo que lo esté—murmuró en bajo.

Hoseok y su madre contemplaron la puerta, respirando con profundidad, era hora.