3.- Mirando una película

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Ocho años antes...

2010

Bostezaba a cada minuto que pasaba, hacía casi una hora que había cedido ante la suplica de Mephiles por colocar una película.

Y hubiese sido de mi total agrado acompañarle a verla si no se tratase de una historia de amor. Adoraba cualquier tipo de películas, pero éstas en especial se habían ganado cierto asco de mi parte. Aún no creía mucho en ese rollo de las almas gemelas.

Mas me era por demás gracioso el saber que él había caído ante la recomendación que Amy le dio. Según ella, para saber que tan sensible era, aunque ante lo obvio, no creo que sea más sensible que cualquier chico del team o de Möbius.

Me acomodé mejor en el sofá que ambos compartíamos, dispuestos a tomar una larga siesta de una hora y pico, lo que fuese que restara de la película. Me acurruqué cruzando mis brazos sobre mi pecho, dando una última mirada al televisor.

Abrí los ojos con algo de sorpresa, observando atento y buscando en mi mente de qué película se trataba. Era una estación de tren, un señor de no más de cincuenta años y un esponjoso perro de raza akita. Me enderecé por completo, dedicándome a mirar aquella pantalla con total atención.

¡Esta película la había querido ver por meses!

...

Decir que me sentí mal, apenado y un completo llorón al terminar con lágrimas en los ojos y mocos bien notorios en mis cavidades nasales sería algo que quemaría mi orgullo. Y así lo hubiera sido si a un lado de mí, no estuviera él en peores condiciones.

Estaba echo bolita, hipando cual bebé rogando porque le atendieran; mostraba aquel tic nervioso que siempre solía hacer con sus manos sobre su pecho y vientre, frotándolas como si deseara aferrarse a algo.

Sonreí enternecido, apegándole a mí en cuanto los créditos en la pantalla se dieron por terminados, sintiendo sus aún cortas manos aferrarse a mi dorso y pelaje. Acaricié entre sus orejitas.

Cada día los tratos entre ambos solían volverse más íntimos y cariñosos, como cosa de adrede. ¡Sin pensarlo siquiera!

A él le encantaba estar junto a mí y a mí me relajaba que se mantuviera quieto, aunque eso implicara cargarlo o abrazarlo.

Sí, era un adolescente físicamente, pero tenía la mente y corazón de un niño aún.

Cada que pasaban cierta cantidad de tiempo me dedicaba a mirarle; él había crecido bastante, recién sus catorce habían sido cumplidos y parecía estar feliz de madurar. Pero al mismo tiempo me era triste saber que, a pesar de que los últimos años los chicos le mostraron todo lo básico, el no estar en el exterior, no vivirlo, no disfrutarlo pudiese llegar a dañarlo en el momento que se aventure allá afuera.

Ahora eso me tenía con preocupación día con día, estar seguro que allá afuera no duraría mucho. Su corazón ahora era dulce, lleno de esperanzas, de ilusiones inocentes; no deseaba ver éstas manchadas como ocurrió conmigo y mi presente, aunque él allá sido el responsable.

Palmeé su espalda al sentir como su cuerpo se relajaba lentamente, ganándome su mirada con un gesto decaído.

Se hincó sobre el sofá al soltar mi pecho, quedado de frente a mí al encontrarme aún sentado. Se abrazó a mi cuello y frotó su mejilla contra la mía, ronroneando suave y moviendo su colita.

Cerré los ojos mientras le abrazaba con ambas manos de su cintura, ganándome un chillido ante su cuerpo tan quisquilloso.

— Te amo mucho, Silver.

— ¿Me amas? —le separé mirándole con desconfianza, aquello no era de decirlo tan de repente y mucho menos de él.

— Sí, como el hombre amaba a su perro, a sus hijos.

— Eso es querer, Meph.

— No, eso no es sólo cariño, Silver, es mucho más —me sonrió y volvió a aferrarse a mi cuello, apoyando su rostro en mi hombro. Suspiré manteniendo una sonrisa un tanto boba ante el comentario del chiquillo.

Tal vez ya me tocaba aprender a diferenciar y aclarar que el amar no solo es para las parejas...

Tendré que hablar con Amy sobre su experimento, ya que demostró que no solo él tiene sentimientos.

Y regañarle ya que Mephiles se comportará como un cachorro de perro por bastante tiempo.

—706 palabras.—

30 Días de OTP [Silvephiles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora