Capítulo 18. Yo vs. La feromona humana

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Anteriormente:

-Ben y David hablaron de tener "cosas normales" (aka, una relación).

-Stefan encerró a Ben dentro de su subconsciente, pero gracias a Leo y su escudo, Ben se liberó. No obstante, Ben despertó con ciertos "estrés postraumatico", donde se preocupa paranoicamente de David, Sasha y su mamá.

-Liam aparece (no aparece desde el capítulo 8, así que bienvenido de vuelta Liam) con una visitante sorpresa que parece sospechosa.


Capítulo18. Yo vs. La feromona humana

—¿Segura que estás bien? —le volvió a preguntar Elena a Sasha.

—Sí —dijo ésta—. Debe ser algo que comí. Iré a recostarme, ¿vale?

Pasó a mi lado cuando salió de la cocina, pero yo estaba demasiado concentrado en mi conversación con Stefan para estar consciente de ella.

«¿Quién es esa mujer?», inquirí mientras que repasaba mentalmente una y otra vez cuánto me tomaría recorrer la distancia que me separaba de la sala. Calculé que esos cinco segundos serían demasiado tarde... y eso reforzaba mi ansiedad.

«Bianca Santoni —respondió Stefan—. El Museo la tiene en un pedestal como una de sus mejores agentes. Una de las primeras en ofrecerse a la inyección de la Poción, y muy popular por capturar al mayor número de rebeldes antes de que llegase el Buscador Estrella. Los rebeldes, por otro lado, confían en que ella es una doble agente».

«¿Y lo es?».

«Ayuda a los rebeldes siempre y cuando consiga algo a cambio. Pero realmente eso sólo pausa lo inevitable. La perra tarde o temprano jode a todos los rebeldes que conoce».

«Suena a que tienes asuntos pendientes con ella».

«Sólo he conocido su reputación. Sin embargo, tenía a dos hombres trabajando para mí dentro de la Inteligencia del proyecto Berwick. Es así como pude ayudarte cuando huías de los fantasmas en el bosque: me daban acceso directo a toda su información cuando la necesitase. Pero hace una semana, sus posiciones se vieron comprometidas, y, creyendo en los rumores, ellos acudieron a Santoni».

«¿Ella los delató?»

«Supongo. Perdí contacto y no sé nada de ellos desde entonces. Así que..., me vendría bien muerta», dijo, sereno.

«Lamataremos»,dije con la ansiedad alimentada, volviendo a reproducir el plan de correr al sótano, agarrar una de las muchas armas reposando en la armería de David...

«Cálmate, tigre —me interrumpió Stefan—. Debemos ser inteligentes. Hay que averiguar qué hace allí y qué quiere de tu noviecito».

Yo no compartía la misma curiosidad. Sólo quería sacar a David de esa sala.

—Ben —llamó Elena en un tono casi exclamativo, como si ya llevase un tiempo tratando de llamar mi atención.

Elena tenía su mano sobre mi hombro, preocupada; Leo y Liam, desde la mesa,también me observaban entre perturbados y extrañados. Sólo en aquel momento me percaté de mi respiración agitada, de cómo mis manos ya estaban rojizas por haberlas frotado frenéticamente entre sí, y que tenía todo ese rato deambulando en vaivén por la cocina.

Hice mi mejor intento en recuperar mi autocontrol antes de hablar, pero por alguna razón, mi voz sonó sofocada:

—¡Liam, ¿cómo pudiste traer a esa mujer aquí?!

Liam se vioalarmado, como si le pusiera nervioso que yo haya notado su existencia.

—Ella me lo pidió —respondió Liam—. Dijo que era muy urgente.

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