El proyecto Berwick

Capítulo 19. Cuerpos quemándose como luces de navidad

Anteriormente en El proyecto Berwick:

*David, Elijah y Cristina se fueron con Santoni para ir a la Colmena; un lugar de mercenarios donde supuestamente está secuestrada Camila y Tess.

*Ben hizo a Santoni parte de su aquelarre, así que ahora, en teoría, Stefan debería poder ejercer sus poderes de Parásito sobre ella.

*La razón de que Stefan atrapara a Ben dentro de su mente, era para condicionarlo a que el afecto que siente por Sasha, David y su madre se intensificara. Por ello, Ben se vuelve medio loco y paranoico cuando alguno de ellos está en peligro. 

No me acuerdo qué más debería agregar aquí. Ya saben que pueden preguntar lo que sea. Y si no se acuerdan de algún término, recuerden que pueden ir al glosario.

Pd: Liam dijo antes que tenía una botella de tequila, pero lo cambie por una bolsa de marihuana. 

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Capítulo 19. Cuerpos quemándose como luces de navidad

A pesar de ya ser muy entrada la tarde, Elena golpeteando la puerta por tercera vez y mi estómago gruñendo descontroladamente, no me moví de la cama. Todavía estaba demasiado cansado y no recordaba haber logrado dormir más que unos pocos minutos continuos.

El dolor de cabeza se intensificaba espóradicamente, y Stefan se disculpó con un reacio: «No tengo cuatro putos cerebros, ¿vale?» Y es que por supuesto, él tenía la peor parte. Debía controlar el flujo de tres Telarañas ―la mía, la de él y la de Santoni― para no sólo evitar que me matase, sino también para evitar que un Buscador nos detectase. Todo eso mientras trataba de explorar la mente de Santoni sin que ésta se diera cuenta. Ser el fugitivo más buscado por el Museo no debía quitarle tanto tiempo como pensaba... Aunque, ¿quién era yo para hablar? El terrorista más buscado nacionalmente, y mi única preocupación de aquel día era cuándo levantarme de la cama.

No podía quejarme. Y no lo hacía. De hecho, incluso con el cansancio y los horribles dolores de cabeza, me sentía bien. Sabía que no debía acostumbrarme, pero la sensación de control era embriagante. Como una vieja adicción. Después de la muerte de mi padre, crecí con el poder de controlar a mi antojo cada situación, cada persona que me llegase a inconvener. Me di cuenta de que el control se había convertido en una variante constante en mi vida hasta que llegó David, y dejó de serlo. Pero ahora ―incluso aunque fuese ínfimo―, lo recuperé. Quería a Santoni muerta y a David a salvo, y me encantaba saber que hice algo al respecto.

No supe a qué hora salí del sótano. La reacción molesta de Elena me decía que tal vez era muy tarde, pero afuera todavía estaba soleado, así que dejé que ella descargara su rabia mientras me sentaba en la mesa de la cocina sin sentirme particularmente culpable.

―¿Es que ahora que Elijah no está piensan que estamos de vacaciones? ―decía Elena―. Podríamos ser emboscados en cualquier momento y a nadie le importa un carajo. Me tienen ocupándome de todo y, además, me obligan a preocuparme por ustedes como si fuera su madre. Aquí está tu maldita sopa, come o no comas, no me importa. Agarra esta bolsa y llénala con lo que puedas del sótano y ponla en el jeep del garage... Oh, y encárgate de Sasha. Ella también decidió encerrarse en su habitación todo el día y no ha comido desde el almuerzo de ayer.

―¿Elijah ya ha llamado? ―pregunté. Presentía que de ahí venía su tensión.

―Está retrasado por tres minutos. ¿Escuchaste lo que te dije?

―Sí, señora. Me encargaré de todo.

―No te atrevas a llamarme señora de nuevo, ¿entendido?