Between a Heartbeat - LuChen

Capítulo 6

"Sentimientos"

Un lugar frio y vacío lo recibió cuando despertó esa mañana del domingo. Jongdae abrió los ojos esperando encontrar a cierto castaño durmiendo a su lado. Estaba soñando demasiado, porque Luhan no estaba. Se había ido. Parecía como si nunca hubiera pasado la noche allí. Si no fuera porque recuerda haberse acercado a su calor a mitad de la noche, diría que fue un simple sueño. Pero no lo fue. Un remolino de emociones se mezcló en su pecho y desde entonces, no ha podido sacarlo de ahí. Tristeza, enojo y sobre todo, decepción.

Quizás Jongdae estaba equivocado haciéndose muchas ilusiones durante estos días, aunque simplemente no pudo evitarlo. No cuando Luhan parecía abrirse duramente hacia él. No sabe exactamente que lo animo a invitarlo a quedarse con él. Grande fue su sorpresa cuando acepto a pesar de su excusa de mierda. Se tragó todas sus malditas inseguridades y por una vez en su vida, decidió empujar ese lado titubeante de su cabeza y hacer lo que su estúpido corazón quería. Porque sencillamente quería quedarse a su lado esa noche. Probablemente solo está exagerando las cosas porque carajo, Luhan nunca podría verlo como algo más. Y esto solo se lo confirmo. Es un niño para él. Jongdae no quiere que lo vea de esa forma.

Trato de mejorar su humor mientras se preparaba para marcharse y este empeoro aún más cuando Kyungsoo le aviso que Luhan estaba ocupado y que no bajaría, que sencillamente lo llamaría después. A punto de subirse a su auto, miro a su alrededor como un maldito idiota y con la estúpida esperanza de encontrarlo. No quería irse así. Fue como si todo el avance que habían logrado en estos días se perdiera.

Lo peor de todo y por lo que se encuentra jodidamente molesto, es porque se sintió rechazado. Está tratando de que esto no lo moleste, sobre todo porque no quiere ser el único al que le importe. Pero no puede. Le duele. Es como una espina en su pecho que no quiere irse. Y sabe que no se ira hasta que obtenga una explicación. Sin embargo, tampoco quiere oírla. No quiere escuchar a Luhan diciéndole que no a sus sentimientos. Así que construirá mil paredes alrededor de su dañado corazón una vez más y seguirá con su vida. Terminará el trabajo. Se librara de él y de sus sentimientos también.

Volver a la rutina es especialmente difícil esa mañana del lunes. No pudo dormir bien por estar dándole vueltas al maldito asunto. Toma una ducha rápida y al pasar la toalla por su pecho, su cerebro le lanza la imagen de un Luhan sin camiseta. Jongdae nunca había visto un tatuaje tan grande. Ni siquiera el de Kris, que cubría todo su pecho, era tan grande como el de Luhan.

Parte de su brazo y torso estaban cubiertos de tinta. Los trazos eran tan definidos y al mismo tiempo imponentes. Era una mezcla de figuras que no pudo entender, pero extrañamente, le agrado. Es como si pudiera representar al hombre en su totalidad. Firme y al mismo tiempo arrasador. Dándose de golpes en la cabeza, se obliga a apresurarse antes de que la mañana se le venga encima. Afortunadamente logra vencer al tráfico mañanero por muchos minutos adelante y llega a la facultad, estacionando su auto en un lugar cercano.

Su pantalón sigue rozando la cicatriz en su pierna y es demasiado incomodo, pues solo hace que le dé picazón. Sin poder, obviamente, bajarse la maldita prenda para rascarse, hace una mueca y sigue su camino. Pasa especialmente por un área en donde se encuentra un grupo de chicos, uno de ellos con un cigarrillo en la boca. Jongdae a este punto se siente como un idiota porque aunque odie el dolor y solo lo tolere, le recuerda a Luhan. El hombre siempre tiene este olor característico con un toque de tabaco. Y joder, ¿por qué sigue pensando en él?

Atraviesa las puertas de su edificio y se dirige directamente a las oficinas. Todavía tiene este asunto que resolver. Solo espera que sean lo suficientemente amables para concederle una prórroga. Además, es el último maldito abono y nunca se ha retrasado con alguno de ellos. La mujer de linda sonrisa y grandes ojos lo recibe como siempre, dándole los buenos días. Sin que la sonrisa llegue a sus labios, Jongdae se encuentra explicando su situación. Diez minutos después tiene el permiso concedido y deja sus ahorros. Una parte a salvo en la seguridad de su hogar porque después de todo, nadie le paga la vida. Le dan más tiempo del que esperaba para entregar lo restante y hace una gran reverencia antes de irse de allí. Sabe que tendrá que trabajar mucho a partir de ahora.