Between a Heartbeat - LuChen

Epílogo

El suave canto de los pájaros cerca de la ventana es lo primero que escucha antes de si quiera abrir los ojos. De manera inconsciente, una sonrisa se forma en los labios de un adormilado Jongdae mientras se estira por el colchón. En su intento de alargar sus extremidades, sus manos topan con alguien, provocando que abra los parpados lentamente. A unos centímetros de distancia, se encuentra Luhan. Su pelo -negro, desde hace ya varios meses-, cae desparramado sobre su frente. Sus facciones tranquilas y pacíficas, hundido en un sueño todavía profundo. Como siempre, el hombre no lleva camiseta, dejándole ver los trazos de tinta negra en su piel. Aprovechando que el pelinegro sigue dormido, Jongdae se acerca todo lo que puede y recarga su cabeza sobre su mano derecha, mirándolo.

¿Qué cómo había sido el último año?

Jongdae podría definirlo en una palabra. Ajetreado.

Un mes después del accidente, la banda había regresado para demostrarle a todas las mafias quienes eran los que mandaban por ahí. Efectivamente, como Junmyeon le mencionó aquella mañana en el hospital, las cosas dentro de EXO siguieron algo tensas. Era simple. Los miembros ya no sabían si podrían depositar su confianza en el círculo cercano de Junmyeon luego de presenciar, algunos con sus propios ojos, como un miembro cercano y de alto rango, les daba la espalda y los traicionaba. Sin embargo, justo como también le mencionó, al verlo a él disparando hacia Chanyeol, les devolvió algo de tranquilidad. No mucha, aunque al menos sabían que los demás miembros no tenían algo que ver con el alto. Jongdae los entendía. De verdad que lo hacía. Era lógico que sintieran esa sensación de desconfianza que los obligaba a mirarse entre ellos por segunda vez.

El tiempo lo arreglaría, dijo Junmyeon. Y tuvo razón. Durante el transcurso en el que permanecieron inactivos, ellos tuvieron el tiempo suficiente para recuperarse, sanar heridas tanto físicas como emocionales y cerrar ciclos. La nueva etapa para EXO los esperaba con las puertas abiertas, invitándolos a tomar ese poder que luego de muchísimos años de trabajo, obviamente se merecían. Incluso hasta ahora, ese respeto que el jefe le mencionó, puede verlo en los ojos de algunos hombres cuando inclinan la cabeza para saludarlo. Es un gesto simple, casi insignificante, pero Luhan le dijo alguna de esas veces en la base, que un mafioso casi nunca agachaba la cabeza por nadie. De cualquier forma, ¿debía sentirse agradecido? No lo sabía. Hasta estos días, no ha podido responderse. Jongdae disparó esa pistola en un segundo, con la mente consciente y el corazón en la mano. Eso es todo lo que sabe. Prefiere recordar aquella frase que Junmyeon había dicho. El destino decidió por Chanyeol.

¿Porque los últimos meses habían sido ajetreados? Bueno, eso era simple. La mafia no estaba precisamente pintada con colores brillantes y coloridos. No. La mafia era peligrosa, violenta, llena de muertes y de sangre. Jongdae constantemente tenía que morderse la lengua y aguantarse las ganas de detener a Luhan cada vez que las cosas, en alguna misión o entrega, se ponían feas. Debía vivir con ello. Fue difícil aceptarlo y le costó algo de trabajo. No obstante, esto venía incluido en el paquete de ser pareja de un hombre mafioso. Y Jongdae ama a Luhan con cada pequeña parte de su corazón, así que tuvo que aprender a aceptarlo. La preocupación sigue clavada en su piel y no desaparece tan fácilmente hasta que observa a Luhan regresando con vida y diciendo esas típicas frases como: de mí no se deshacen tan rápido, que lo hacen golpearle el pecho con fuerza.

Fuera de los asuntos criminales y claramente ilegales, su relación marcha bien. No es perfecta. Ninguna relación lo es. Hay pelea tontas y algunas fuertes, pero juntos, siempre las superan. Jongdae recuerda una de ellas con exactitud. Unos cuantos meses después de la aparición de EXO nuevamente en el terreno, le pidió a Luhan hacer algo. Tan solo quería trabajar, mover las manos, hacerse valer, joder. Se sentía francamente inútil encerrado en esa gran mansión. Cualquier otra persona se habría acostumbrado a las comodidades, pero Jongdae no era un joven con esos intereses. Luhan, como se imaginó, no lo aceptó rápidamente. Alegando por su seguridad, por los peligros en el exterior y porque me preocupo por ti, cariño. Y lo que comenzó siendo una petición, terminó volviéndose una pelea.