Amar no es de tontos, lo tonto es enamorarse. Y ése fue mi error...enamorarme de él.
A hora, gracias a él soy una asesina, ¿qué como me llaman?, me dicen...la viuda negra.
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Me levanté de mi cama y note que Elliot ya no se encontraba allí junto a mí, a lado había una nota sobre el buró, caminé al baño para lavar mis dientes y tomar una ducha. Al terminar salí en bata de seda color rosa pastel que Elliot me había comprado y caminé al buró a tomar la nota.
"Cariño:
Tuve que irme más temprano de lo normal. Haré todo lo posible para regresar temprano a casa contigo.
Te amo."
Sonreí como una adolescente al leer ese te amo dejando la nota doblada nuevamente sobre mi buró. Cuando de pronto sentí que todo me dio vueltas provocando que cayera al piso y la vista se pusiera negra.
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No sabía cuánto tiempo había pasado desde que caí al suelo, pero solo escuchaba muy a lo lejos a alguien decir mi nombre como si al pronunciarse se esparciera su voz en eco en mi cabeza haciendo que eso sea más difícil identificar de quién se trataba. Mis ojos estaban muy pesados y en ese momento fue como si la debilidad se hubiera apoderado de mi cuerpo, haciendo que me fuera imposible abrir mis ojos para ver algo...o a quién me llamaba.
-¿________?....-Repetía aquella voz que se esparce dentro en mi cabeza tratando de asegurarse que estuviera viva.
De la nada sentí que me tomo en sus brazos, fue ahí donde supe que era un hombre, quizá era Elliot que había regresado. De nuevo deje de oir todo.
Suponía que habían pasado las horas y minutos, por fin comenzaba abrir mis ojos dejándome ver a Adam parado ante mis pies, me encontraba en la camilla de un hospital, el cardiograma sonaba dependiendo a mis latidos, tenía aparatos conectados en mí y esas sábanas blancas con un poco de azul que solo me daban más frío por su textura.
-¡________!, ¡Al fin despiertas!...-Dijo emocionado con una sonrisa al verme. En esos momentos entró Elliot corriendo a la habitación llegando a mi lado derecho.
-¡Mi amor!, ¿Qué sucedió?, acabo de enterarme y vine corriendo para acá. -Me explicaba como podía totalmente agitado.
El Doctor entro con unos papeles y nos miro a los 3.
-Ammm, ¿Señora Bell?, ¿Quién es su esposo?. -Me miro insinuando graciosamente al tener a Adam a mi izquierda y a Elliot del lado contrario.
Elliot: -¡Yo soy su esposo!, ¿y tú que haces aquí?. -Miro mal a Adam quién se había alejado un poco.
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