Capítulo 15

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Pensaba rápido que decir, la verdad no tenía ni la más marmota idea, ¿Le digo que mi marido con el cual me casé hace poco, parece como no tenerme importancia y se a notado distante? O ¿Le digo que estoy embarazada?.

-¡Qué absurdo!.-(Reí ante lo que me dijo)-¡Estoy más que feliz!.-Afirme en mi rostro pensando en mi bebé.

-¿Ah, si?. ¿Cuál es el motivo?.

-(Sonreí emocionada)- Es que...-Tome su cálida mano dejándola sobre mi vientre y al sentir alzo la mirada con un gesto sin poder creerlo.

-Hija...¿quieres decir que?...

-¡Estoy embarazada!.-Le grite emocionada y ella me abrazo con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡No puedo creerlo!, ¡Voy hacer abuela!. -Se apartó de mi un poco y me acaricio el cabello.

La tarde paso veloz, digo, fue como un abrir y cerrar de ojos, no dejábamos de hablar sobre si sería niño o niña, lo que haríamos juntas una vez que naciera, que ella lo podría cuidar un día con tal de darnos un poco de espacio a Elliot y a mí, así ella no se sentiría sola en casa. Vaya que efectivamente la tarde voló, la noche ya había caído, mi madre aún seguía conmigo disfrutando de un delicioso café y galletas que ambas habíamos preparado, la oscuridad del bosque y sus alrededores se dibujaba en las ventanas con las siluetas de aquellos gigantes pinos y todo tipo de árboles, los sonidos de las noche se hacían presentes y entre la oscuridad un destello de luz se asomó fugaz por la ventana de la sala logrando atraer nuestra atención.

-Creo que ya llego Elliot.-La mire feliz levantándome de mi asiento dejando la taza de café aun caliente a un lado.

Mi madre siguió la acción y se acercó a mis espaldas, abri la puerta mostrándo a Elliot frente a la casa recargado en la puerta de su auto con los brazos cruzados esperando decir algo, inmediatamente mi atención se fijó en aquel bello auto color gris-plateado que se encontraba justo a un lado del suyo y en la parte del techo estaba un listón rosado entrelazado indicando un regalo, a lo lejos se retiraba una grúa que al parecer había traído el auto.

-¿Elliot?, ¿Y esto?.-Señale al auto con la mano saliendo de la casa y mi madre se quedó parada bajo el marco de la puerta.

-Esto es algo que muestra todo el cariño que te tengo. Sé que he estado ocupado, perdón. Pero quiero que sepas que todo lo hago por un buen futuro no solo mío, sino para ti y nuestro futuro hijo o hija.-(Me tomo de las manos atrayendome un poco a su pecho)- Es para cuando quieras salir de la casa y no te aburras aquí o en caso de una emergencia...-Lo interrumpi.

-¿Qui-quieres decir qu-que?...-Tartamudie.

-Ese auto es completamente tuyo. -(Me entrego las llaves color plata)-Pensaba en que fueras conmigo a escogerlo, pero quería que fuera una sorpresa entonces no me quedó de otra, disculpa si no te agrada el color.-Lo mire incrédula.

-¡¿Estás bromeando?!, ¡No puedo creerlo!, ¡Gracias!.-Brinque a sus brazos exaltada de la felicidad abrazandolo fuertemente respirando su maravillosa loción.

- No es nada. Disfrútalo mucho. -Me beso tiernamente y miro a la puerta donde se encontraba mi madre con una cara no muy convencida.

-¡Señora Bell!. ¿Qué gusto verla en nuestra casa!. -Le sonrió gentil y emocionado Elliot caminando conmigo de la mano hacía ella.

- Lo mismo digo. -Respondio ella un poco cortante. Elliot lo noto y la saludo con un corto beso en la mejilla y un abrazo queriendo agradarle.

-Creo que será mejor que me vaya, para que estén solos. -Entro de nuevo a la sala caminado al sofá para tomar su bolsa, pero Elliot la detuvo.

La Viuda Negra (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora