Kib@
Acaso esta era una estúpida broma de mi hermana? No, eso ni yo me lo creo. Acababa de llegar mi madre, justo media hora más temprano de lo había dicho que haría. Noté como se tensaban mis hombros y como los párpados se abrían de tal manera que fuese imposible cerrar los ojos.
Escuché los ladridos y las correntadas de viento que provocaba Akamaru. La dulzura de una voz femenina que lo acallaba con arrumacos y rizas.
Volteé la cabeza sobre mi hombro y miré a Yoshimi. Tenía una expresión de desconcierto que nunca podría haber adivinado. Me tomó por el brazo obligándome a voltearme por completo. Un gesto que me desconectó del mundo por unos segundos, y solo la vi a ella y a mí.
-Sí, es tu madre... cuál es el problema?
¿Cuál es problema? Jeje ¿Qué Cuál es el maldito problema? No podía dejar que ella la viera, tenía que sacarla de aquí de alguna forma u otra antes de que ambas se conocieran. No teníamos puerta trasera, así que cualquier intento de que se fuera por la del frente sería inútil; todas las divisiones de la planta baja estaban delimitadas por muebles no más altos que mi cintura, por ende mi madre seguro nos vería.
-Ven, sígueme.
Al ver que Yoshimi no se movía la tomé de la mano tratando de no quebrársela por mi fuerza brutal. Casi que la arrastré rápida y cuidadosamente tratando de no hacer ni el menor ruido hasta llegar a mi pieza. La hice entrar y cerré la puerta antes de permitirle decir nada. Bajé las escaleras al trote y me tomé de la baranda para deslizarme los últimos centímetros, como un día habitual, como si no pasara nada extraño.
-Kioba-kun! Llegué más temprano para sorprenderlos...tu hermana aún no vuelve de su salida?- me dijo mi madre, apretujándome como era lo normal. Me besó en ambas mejillas, y luego me dejó hacerme a un lado.
- T-te dije que no me llamaras así, soy Kiba no Kioba – me quejé a duras penas, mientras me limpiaba lo húmedo en mi mejilla.
-Pero hijo, es que ese es tu nombre...
-No según lo que figura en mi documento...
Según mi madre, habían escogido el nombre Kioba pero, después de ir a registrarme cuando nací, al llegar a casa se dieron cuenta de que estaba mal escrito: decía Kiba, y no consiguieron poder hacerme el cambio de nombre. Me cruce de brazos y me coloque en posición listo para subir la escalera. Ella cruzó delante de mí y me incitó a que subiéramos juntos con un exagerado ademán con el brazo. Tragué saliva, esperando a que no quisiera entrar a mi cuarto.
Al llegar arriba se quedó parada frente a la puerta cerrada, y me miró con desgano. Suspiró negando con la cabeza y tomó el picaporte con decidida firmeza. No me dejó siquiera decir unas palabras, ni mucho menos impedirle abrir la puerta.
-Cuantas veces te he dicho que odio que cierres la puerta de tu cuarto....pareciera que te aislases del mundo, odio que...- se detuvo con una expresión de rabia y enojo mucho más grande que antes. Acababa de ver a Yoshimi ¿Qué podía hacer ahora? Sip. Este era mi fin. O quizás nuestro fin.
-Kioba Inuzuca ¿¡Qué demonios hace una chica encerrada en tu habitación sobre tu cama!?
Yo aún no le había dirigido la mirada a Yoshimi. Estaba sentada con una pierna flexionada, que apretaba contra su pecho, toda su fina espalda apoyada contra la pared, al igual que su cabeza. Cruzó los brazos y, dirigiéndome la mirada, se puso de pié rápidamente. Quedó en una posición del todo extraña, la cual no pude dejar de mirar, como esas que uno practica y parecen coreografiadas en algunos deportes. Vi la firmeza con la que desdoblaba los brazos y los acomodaba de forma perfecta y sincronizada con el resto de su cuerpo. Si hubiese bajados ambas extremidades y colocado la pierna izquierda ligeramente hacia atrás, hubiera jurado que estaba lista para echar a correr.
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The Opposite Ones Complement Each Other.
Teen FictionCuando estos chicos entran en las vidas de Ashika Y Yoshimi todo se da vuelta por completo en su pequeño mundo: los pensamientos cambian, las acciones chocan y las miradas se cruzan. Hiroshi termina siendo el tutor de Historia de Ashi, y Yoshimi, tu...