Determinación

3.1K 407 8
                                    

Joven de cabellos y ojos castaños, curriculum impecable y muy buenas referencias de su antiguo empleador. Para Iwaizumi eso era Oikawa hasta el momento en que tuvo el gran placer de verle en persona. Sus facciones, su cuerpo alto, trabajado y sonrisa que reflejaba una victoria asegurada. Cualquiera que lo viera podría suponer que era el típico joven casanova, un galán cliché de algún tipo de novela romántica.
La primera impresión de Hajime se distanciaba mucho de lo que vería con el pasar de los días.

Oikawa se esforzaba bastante en aquel trabajo, incluso solía quedarse unas horas más para poder revisar sus propios informes y corregir si existía algún tipo de error. Así los podía entregar al día siguiente en perfectas condiciones. Para Hajime era algo positivo en el ámbito laboral, tenía informes en perfecto estado pero de manera personal, tenia a un nuevo empleado estresado y cansado, aquello podía perjudicarle en su salud y si llegaba a presentar un papel medico, el gerente de recursos humanos lo mandaría fuera a pesar de su excelente trabajo.

Pasó por la cafetería, pidió dos cafes y continuó su camino a la oficina, desviándose hasta el escritorio de dicho castaño. Sin decir nada se sentó a su lado y puso el café a un lado de él, ignorando su expresión de sorpresa.

-Quiero un empleado estrella saludable, no un empleado estrella zombie. -Dijo el moreno mientras notaba como el más joven adelantaba trabajo, aprovechando unos minutos libres. -Deberías descansar más.

-Iwaizumi-san, con todo respeto... -El azabache no pudo evitar ver a los ojos a ese joven imprudente, que parecía pensar un poco en sus palabras. -...Aun estoy a prueba, si me relajo ahora, podría perder esta oportunidad.

Podía ver a la perfección esa determinación, esa seguridad en sus ojos, ojos en los que no pudo evitar perderse ¿Hace cuanto que no veía esa mirada llena de confianza? No lo podía recordar en ese instante pero le fascinaba, no pretendía apartar la mirada de él.

Los segundos pasaron lentos entre ellos, con el sonido de teclados a lo lejos y pasos que se acercaban y alejaban de vez en cuando, ninguno de los dos comprendía en ese instante por qué no podían apartar sus miradas. Solo volvieron a la realidad cuando alguien les saludó, Tooru casi tira el café sobre Hajime y este ultimo logro sujetarlo justo antes de que ocurriera un accidente. Después de un par de risas y disculpas bañadas en vergüenza, el moreno se puso de pie y en un acto totalmente impulsivo le dio unas palmaditas en el hombro al chico que se notaba más nervioso que antes.

-Después de que pases la prueba, quiero que descanses apropiadamente. -Dijo mientras comenzaba a caminar en dirección a su oficina, pero antes de alejarse por completo, se detuvo y se giró un poco para ver al de piel porcelana. -Además, te invitaré a beber algo. Más te vale que estés listo, Oikawa.

Tras decir eso, se fue del lugar, dejando un corazón latir con fuerza y un mar de dudas en la cabeza de un nuevo empleado.




Los recuerdos del moreno fueron interrumpidos por el suave golpeteo en la puerta de su oficina, tomó aire y un sorbo de su café antes de decir un "adelante" para que la persona en cuestión, entrara a su oficina.

-Iwaizumi-san, traje los informes de este mes respecto a los cheques de clientes preferentes. -Dijo con seriedad absoluta un conocido castaño, mientras cerraba la puerta tras el y sigilosamente le ponía seguro. Hajime notó esto y simultáneamente ambos sonrieron.

-Seguro debe haber algún error, vamos a tener que chequear esto a profundidad... -Dijo mientras se aflojaba la corbata un poco y se ponía de pie, caminó unos cuantos pasos y acorraló a su amante contra una pared cercana. -Tardaremos un poco... ¿Tienes tiempo, Oikawa?

El mencionado no pudo ni responder, ya que sus labios eran prisioneros de la boca adversa en un fogoso y profundo beso, sintiendo las manos de su Hajime buscar las propias y enlazarlas, rozando el anillo que descansaba en su dedo. Apretó un poco más el agarre de sus manos y con fuerza le empujó para guiarlo contra su escritorio, tirando al piso las cosas que en el descansaban, incluyendo la fotografía de una sonriente mujer.

-Déjame encargarme hoy, Iwa-chan... -El rubor adornó el rostro del mas bajo y antes de poder reclamar, ya estaba sentado sobre su propio escritorio, disfrutando de las caricias sobre sus piernas y los besos que delineaban su rostro y bajaban sin permiso por su cuello, cuidando de no dejar marca alguna.

Una vez más, se estaba dejando llevar por esos ojos bañados en un chocolate amargo, adictivos a los sentidos de Hajime. Estaba perdido en ellos desde la primera vez que los vio...

Esa determinación y seguridad siempre podían con él. Lo derrotaban.

"Puedo ser..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora