Gris

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Su mano temblorosa tomaba uno de los cigarros que compró camino a casa, nunca en su vida había fumado y sin embargo, esa noche sentía que necesitaba destruirse un poco, solo un poco.

Puso entre sus labios el cigarro y aspiró el humo, tosiendo un par de veces y viendo el humo salir entrecortado, era un novato y un idiota al pensar que llenarse de nicotina los pulmones le harían sentir mejor. Tomó aire y volvió a fumar con más calma, esta vez, "disfrutando" del humo que llenaba sus pulmones a la vez que el silencio de aquella noche le acompañaba en su soledad.

-Podría irme y revolcarme con algun tipo... y mandarle una foto de eso a Iwa-chan... así sentiría celos con fundamentos... -Murmuró para si mismo mientras dejaba caer las colillas del cigarrillo al vacío. -Es un idiota... egoista e infiel, es él quien está casado, no yo... no le debo nada a nadie...

Cerró sus ojos unos momentos y el recuerdo de aquella bella mujer vino a su cabeza, la victima de sus enredos amorosos con Iwaizumi Hajime ¿Cual sería su reacción si supiera que su esposo no solo le es infiel, si no que tambien es homosexual? ¿O como minimo bisexual? ¿Que diría el resto de su familia? ¿En el trabajo? ¿Acaso perderían sus empleos por un escandalo así?

¿Valía la pena arriesgar todo para poder estar juntos?

El castaño dejó caer el cigarro por el balcón de su departamento y lo vió perderse en aquel precipício. El sonido del timbre de su hogar le hizo volver en si y de mala gana fué a abrir, encontrandose con el dueño de todos sus sueños y paranoias.

-Creí que estarías acompañado, Oikawa. -Dijo un azabache que ingresaba al hogar como si del propio se tratase. -Tenemos que hablar.

El joven de ojitos cafes bufó y cerró la puerta de entrada antes de caminar al sofá y recostarse allí. Sin decir palabra alguna observó al moreno que parecía un poco ensimismado en sus propios pensamientos, y no pensaba interrumpirle.

-Ese olor a tabaco... ¿Estuviste con alguien antes? -Preguntó con curiosidad, sabiendo que su chico de cabello chocolate no fumaba, o hasta ese momento creía que no lo hacía.

-No, son mios ¿Quieres uno? Estan en la terraza. -Una sonrisa de medio lado se dibujó en los labios del de tes porcelana.

Sin previo aviso, un cuerpo mas fuerte que el suyo se posicionó sobre él, sorprendiendole y sin dejarle formular alguna palabra, su boca fue sellada en un beso apasionado, necesitado y desbordando atención. Tooru a los pocos segundos comenzó a corresponderle, llenando un vacío pequeño que había aparecido en su corazón, sintiendose satisfecho por fin.
Poco a poco sus labios se fueron separando, dedicandose miradas cargadas en amor sucio, amor egoista y al borde de volverse toxico, si es que ya no lo era.

-¿Es muy cruel de mi parte pedirte exclusividad cuando yo no te la puedo dar...? -Habló por fin el moreno en un hilito de voz, escondiendose en el pecho del adverso. -Solo te quiero para mi, no quiero compartirte ¿Acaso está mal pedirte que seas mio?

-Hajime... -Eran pocas las veces que el nombre de Iwaizumi escapaba de los labios de Oikawa con ese tono de voz, eso le daba aun más seriedad al asunto. -¿Es egoista pedirte que dejemos todo y estemos juntos? ¿Puedo pedirte que dejes a tu esposa y vengas conmigo?

El silencio reinó la habitación, un par de fuertes brazos apretaron al, en ese instante, vulnerable cuerpo de un castaño que al no recibír respuesta alguna simplemente sollozó, intentando no llegar a ser audible pero le fue imposible controlarse, más cuando un suave susurro en su oido logró descomponerlo y hacerle quebrar en llanto completamente, recibiendo aun más de esas palabras que no le servían para nada...

"Lo siento tanto... Tooru"

"Puedo ser..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora