Naufrago

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Fué pura casualidad que Tooru pasara por allí, que reconociera a la bella mujer a la que estaba destruyendole la vida.  Fué pura casualidad que tambien escuchara parte de su conversación con una de las secretarías de la sección.
Su garganta se sentía como un desierto y sus manos temblaban, apretando con fuerza los papeles entre ellas. Sin pensarlo mucho dejó de oír y se dirijió a su puesto de trabajo, sentandose y cubriendose el rostro con ambas manos.

"¿Como que Hajime no ha tenido reuniones hasta tarde?"

"¿Con quien se supone que se está quedando cuando no llega a casa?"

El corazón de Tooru no podía dejar de saltar con fuerza, más aun cuando las palabras de aquella mujer se repetían una y otra vez.

"¿No ha tenido viajes de negocios por la empresa?"

"¿...Crees que tenga una amante?"

Una mano sobre su hombro le hizo salir de su propia mente por un momento, viendo a quien llamaba su atención.

-Oikawa ¿Estas bien? Te he estado hablando durante un rato y parece que no me escuchas... -Hanamaki le veía preocupado, lo normal sería molestar a su compañero hasta verle hacer un berrinche pero ahora parecía no ser el momento, el castaño parecía un papel de lo palido que se encontraba y sus ojos estaban llorosos. -¿Tooru te sientes bien?

El castaño negó mientras una de sus manos iba a su boca y de sus ojos se desataba una tormenta. Takahiro se asustó y ayudandole a levantarse le guió al baño mas cercano. Apenas entraron Oikawa no pudo más y comenzo a llorar, ahogando sus sollozos con sus propias manos. Hanamaki observaba preocupado, interpretando aquello como una crisis de angustia. Acarició su cabello y hombros por varios minutos hasta que poco a poco, los sollozos del contrario fueron bajando de tono hasta desaparecer.
Nadie pidió ni dió explicaciones de lo ocurrido, ambos calmados volvieron a la oficina y Tooru, avisando a su supervisor de area, tomó sus cosas y se dió el resto de la tarde libre.

La noticia corrió hasta llegar a los oídos de Hajime y sin embargo, este no podía hacer nada por el momento, tenía otros asuntos personales que resolver...

Aun así se dió unos minutos para mensajearle y avisarle que después del trabajo le daría una visita.

La tarde dió paso a la amarga noche donde un castaño jugueteaba con el cable blanco que conducía a sus audifonos, mordiendose el labio inferior de vez en cuando. La sala estaba en silencio y sus ojos ya se habían calmado del huracan que los había azotado. Su corazón y su razón ya trabajaban por separado y pudo notar el berrinche que habia hecho hace unas horas.

Respiró ondo y antes de que el aire escapara de sus pulmones escuchó la cerradura de la puerta, seguido de esta abriendose. Los pasos calmados y elegantes solo podían ser de una persona y con una sonrisa leve, sintió los fuertes y calidos brazos de su amante rodearle por los hombros.

-Me preocupé cuando me avisaron de que te retiraste antes... -Murmuro sereno en el oido del mencionado. -Hubiera venido antes pero el trabajo y otros asuntos me lo impidieron. Traje un pastel y tambien comida china para cenar, tambien unos panes de leche de los que te gustan.

-Tu esposa sospecha que tienes una amante.

Sin rodeo alguno escupió cada una de las palabras que formaban esa frase que le heló la sangre a Hajime.

Un silencio incomodo rodeó a la pareja, uno con su corazón acelerado por la incertidumbre y otro prediciendo el principio del fin entre ambos.

"Puedo ser..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora