Capítulo 17.

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Liv despertó de muy buen humor sin sospechar lo que había ocurrido unas horas antes.

-Jared , he tenido un sueño un tanto extraño pero tengo que admitir que fue agradable -dijo sonrojándose un poco y se acercó a la puerta del baño que estaba cerrada-. Soñé que dijiste que me querías, que locura, ¿no?

Después de unos largos segundos esperando una respuesta al otro lado de la puerta, Liv no obtuvo nada.

-¿Jared? ¿Estás ahí? -preguntó preocupándose- Voy a entrar, ¿de acuerdo?

Abrió la puerta y descubrió el baño vacío; su corazón comenzó a latir más rápido a la vez que ella se ponía más nerviosa. Salió a la terraza pero allí no estaba, buscó por toda la habitación e incluso salió al pasillo pero no había ni rastro de Jared. Liv al borde de un ataque de nervios, pensaba que se trataba de una broma de mal gusto; cogió su móvil para llamar al chico pero no contestó. Entre todo el caos que sentía dentro de su cuerpo se percató de una carta que había sobre la almohada. ¿Cómo no la vio cuando despertó? Se había levantado tan contenta por el sueño que había tenido que no se dio cuenta.

Cuando empezó a leerla se dio cuenta de que era de Jared y no pudo evitar que en su rostro se formase una sonrisa al instante. Pero al terminar de leerla su sonrisa fue sustituida por una lágrima que cayó por su mejilla. Al leer lo que ponía en la carta Liv se derrumbó, no podía creer que Jared se hubiese marchado sin decirle nada. ¿Por qué lo había hecho? ¿Realmente ella no le importaba lo más mínimo como para despedirse? ¿Tan difícil era decir un simple adiós? Quizás se había ido sin más porque sólo le interesaba acostarse con ella. El muy caradura se había aprovechado de ella y le escribió esa carta para quedar bien. ¿Cómo se atrevía a hacerle eso?

El llanto de Liv era tan fuerte que se tapó con la almohada para que no se escuchara tanto. Notó el mismo dolor en el pecho que cuando Jared le contó que tenía que marcharse, sentía un enorme vacío en su interior. Su amor por Collins había crecido tanto que ahora que se había ido definitivamente no sabía qué iba hacer sin él. Liv seguía sin entender por qué no se había despedido; en la carta decía que lo entendería con el tiempo, que era lo mejor, pero en ese momento necesitaba una explicación. ¿Cómo había sido capaz de marcharse de esa forma?

Liv se limpiaba las lágrimas constantemente pero no dejaban de caer, su garganta dolía y comenzaba a asustarla el hecho de no poder controlar su terrible llanto. Después de casi una hora llorando desconsoladamente, consiguió calmarse poco a poco hasta que paró del todo. Seguía llevando la camisa del chico que se puso en la noche y estaba completamente impregnada de su perfume, lo que hacía las cosas más complicadas. Lo mejor para quitarse su olor de encima sería darse un buen baño. Entró de nuevo en el cuarto de baño y al mirarse en el espejo vio que tenía un aspecto deplorable: su cara estaba roja y sus ojos hinchados. Después de meterse en la bañera, no dejaba de pensar en lo sucedido. En su cabeza no dejaba de hacerse la misma pregunta: ¿Por qué se marchó sin decir nada?>>.

La chica se sumergió completamente en el agua y estuvo un buen tiempo allí; no quería pensar, no quería saber nada sobre la situación pero su cerebro era demasiado cruel y no dejaba de recordarle lo que pasó anoche y lo que Jared le había hecho. Cuando sentía sus pulmones arder por la falta de aire, salió dando una gran bocanada de aire. Finalmente salió de la bañera, se envolvió en el albornoz, comenzó a secarse el pelo y al terminar regresó a la habitación para vestirse. Justo antes de salir se miró al espejo y ahora su aspecto era mucho mejor. Abandonó el hotel como si no hubiera ocurrido nada, como si no le hubieran roto el corazón nada más despertar; no le contaría nada a nadie sobre lo ocurrido, simplemente actuaría con normalidad e intentaría olvidar el asunto lo antes posible.

Al llegar a su apartamento lo primero que hizo fue llenarse una copa de vino y lanzó lejos sus zapatos de tacón. Después de beberse la copa casi de un trago, decidió que sería mejor tener la botella cerca. Llegó hasta el salón con la botella y se tumbó en el sofá mientras se servía otra copa. La casa estaba completamente en silencio, cosa que le pareció de lo más relajante, hasta que de repente el silencio fue interrumpido por el sonido de su móvil.

Catch me if you canDonde viven las historias. Descúbrelo ahora